Implantes cardíacos que no necesitan baterias
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Seguro que conocéis a más de una persona que utilice algún tipo de implante corpora. Y con implante me refiero a aparatos como los conocidos marcapasos, los implantes cocleares o sonotones, bombas de medicamentos internas, entre otras variedades. El problema de estos aparatos es, sobre todo, la batería. Tanto por su corta duración (hay que cambiarla cada cierto tiempo mediante operaciones quirúrgicas, como en los marcapasos), como por su tamaño, que suele ocupar la mitad o más del volumen del aparato en cuestión.
Pero estos dos problemas han sido solucionados por un grupo de científicos de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) gracias a la creación de un dispositivo de tamaño milimétrico que no necesita batería, ya que se puede recargar de forma inalámbrica desde fuera del cuerpo mediante ondas electromagnéticas. Esto hará que no sea necesario ni el recambio de baterias típico de los marcapasos (con su correspondiente operación quirúrgica y sus riesgos según la edad del paciente), ni el peso y espacio necesarios para esta fuente de energía. El estudio de estos investigadores ha sido publicado en Applied Physics Letters.
Según los investigadores, este nuevo dispositivo no es más grande que una cabeza de alfiler, y su recarga se produce desde fuera del cuerpo, siempre y cuando el dispositivo esté implantado a una profundidad de cinco centímetros en el pecho, sobre la superficie del corazón. Además, no sería sólo un dispositivo aplicable al corazón, sino que también podría utilizarse en otros ámbitos como los endoscopios “digeribles” (unas cámaras muy pequeñas que se usan para visualizar el interior del tubo digestivo), o incluso en estimuladores cerebrales (usados en los últimos años para solucionar algunos tipos de Parkinson o epilepsia).
Hasta este momento, como comentan los científicos, el problema era que las ondas penetraran en los tejidos humanos, pues se necesitaban antenas demasiado grandes para transmitir este tipo de ondas de alta frecuencia. La solución ha sido combinar ondas eléctricas y campos magnéticos, multiplicando por diez la potencia de estos implantes y reduciendo también diez veces el tamaño de los dispositivos, haciendo posible que se puedan implantar en el cuerpo.
Además, también se ha solucionado el problema de la precisión, ya que podrían haber problemas en la recepción de la corriente eléctrica por parte de estos dispositivos, una corriente que podría ser perjudicial para el cuerpo si no se lleva al sitio indicado. Esto se solucionó construyendo el aparato de tal forma que el dispositivo pudiera recibir energía independientemente de la orientación de sus antenas (teniendo en cuenta que el corazón, como muchos otros de nuestros tejidos, se encuentra en movimiento constante).
Esto es un gran paso para el terreno de los implantes médicos. Ya que, si se consigue llevar a cabo, puede ahorrarnos muchísimas operaciones quirúrgicas y riesgos que se sufren hoy en día. Pero eso sí, como siempre os digo, hay que continuar las investigaciones y los ensayos para poder cantar victoria sin equivocarse. Aún queda tiempo para poder hacer de estos dispositivos una realidad.
Vía: BBC.