El cambio a la TDT se hizo mal: Habrá que volver a cambiar las antenas y esta vez las pagamos nosotros
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La TDT nos está haciendo pasar más malos momentos que buenos, y es que cuando todavía no hemos salido de la resaca del anterior cambio de antenas, codificadores y demás historias, volvemos otra vez al ruedo para meternos de lleno en un cambio, si cabe aún más grande. El problema es que la telefonía 4G necesita su hueco en el espectro radioeléctrico, y ahora mismo lo están ocupando las cadenas de TDT, así que hay que reestructurarlo todo para que puedan convivir. Te contamos todo sobre el tema para que te enteres bien.
El espectro radioeléctrico
Uno de los grandes descubrimientos y avances en la historia de la tecnología fue el aprovechamiento del espacio o espectro radioeléctrico. Esto significa que podemos generar ondas electromagnéticas y hacerlas viajar por el aire para transmitir información. Las ondas electromagnéticas, por simplificar mucho la cuestión y entendernos bien, ocupan un determinado espacio, y este se mide en frecuencia. Entrar en los detalles sobre esto nos llevaría varios capítulos, pero lo vamos a resumir de una forma sencilla: Cuanta más información transmite una onda, más frecuencia necesita.El problema de la frecuencia es que tiene un límite,
De este modo evitamos que todas las frecuencias empiecen en 0, porque si no sería imposible tener tantas para tan diferentes cosas. Y sí, habéis adivinado, FM es la modulación en frecuencia, y es como consiguen que pueda haber muchas emisoras de radio sin que se superpongan.
Reestructuración de frecuencias
Antes de contaros el problema os lo aclaro, porque os surgirá la duda mientras leéis: Sí, lo hicieron mal la primera vez. Cuando dimos el salto de la televisión analógica a la televisión digital, tuvimos que hacer un cambio de antenas. Una adaptación, en realidad. Lo que se hizo fue mover las frecuencias que ocupaba la transmisión de la señal analógica para ocupar unas frecuencias diferentes al transmitir señal digital. Las antenas viejas no entendían esas nuevas frecuencias, porque no estaban preparadas para recibirlas, y tuvimos que adaptarlas. Ese fue el primer cambio, y repito, lo hicieron mal.
¿Por qué lo hicieron mal? Pues porque la telefonía 4G estaba a la vuelta de la esquina, y parece ser que no se tuvo en cuenta, o quizás no se quiso tener en cuenta. Si uno busca encontrará todo tipo de excusas para justificar este supuesto error, pero desde antes del cambio a la TDT, cuando se empezó a plantear, yo seguía estudiando en la UPM y recuerdo que un profesor ya nos explicó que en estas frecuencias habría problemas en el futuro, que según él estaba muy cerca. Y efectivamente tenía razón.
Resulta que da la tremenda casualidad de que parte de las frecuencias que usa actualmente la TDT son las que necesita la telefonía 4G, y claro, hay que hacer una nueva reestructuración para que dejen de ocupar ese espacio. El problema es que esto supone una nueva actualización de las antenas, y según el Gobierno, esta vez la pagarán los ciudadanos.
El problema económico
A las operadoras telefónicas no les sale gratis usar esa banda de frecuencias, pero necesitan usarla, porque es algo internacional y tiene que estar ahí. Concretamente el Gobierno ha recibido 1305 millones de euros de las operadoras, de los que 800 millones tendrían que ir destinados a la actualización de las antenas.
Sin embargo, bajo la brillante excusa de estar atravesando una situación económica penosa, se rebajarán esos 800 millones a 45 millones, de los cuales 40 millones son los que los ciudadanos obtendrán para esta actualización, teniendo que abonar de sus bolsillos el resto las comunidades de vecinos para hacer una actualización obligatoria, sin la que no se podrá recibir la señal de la TDT.
La fecha límite para todo esto es el 1 de Enero de 2014, y después de verano ya se comenzará el cambio, para que se pueda hacer poco a poco. Todo esto habría sido evitable si con el cambio de la televisión analógica a la TDT hubiésemos usado las frecuencias que se van a usar ahora. La mala decisión nos va a costar casi 800 millones de euros.