¿Por qué las patatas fritas son tan adictivas?
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Domingo, cerca del medio día, aperitivos antes de la comida… ¡Uy, patatas! Hacemos la prueba de intentar comer solo una o dos, pero es imposible. Podéis probarlo en casa, porque será tremendamente complicado coger una simple patata y no volver a por otra (ya lo decía uno de tantos anuncios de televisión, “no podrás comer solo una”). Pero ahora, un estudio a demostrado la base de esta situación, y porque nuestro organismo no es capaz de aguantar la tentación.
Un grupo de investigadores italianos y estadounidenses del Instituto Italiano de Tecnología de Génova, en colaboración con la Universidad de California en Irvine, ha descubierto por qué las patatas fritas, y en definitiva las comidas grasas, producen tanta satisfacción y por qué es muy difícil dejar de comerlas (de ahí que la epidemia de nuestro siglo sea la obesidad).
Como he comentado al principio, es realmente difícil abrir una bolsa de patatas y coger solo unas pocas, llegando el momento en que nos damos cuenta que llevamos media bolsa. ¿Por qué ocurre esto? Las sustancias implicadas en esto son los endocannabinoides, producidas en el intestino, y cuyo nombre procede de los cannabinoides (si, las sustancias adictivas que forman parte de la marihuana), y sus efectos de adicción son similares a esta droga.
El proceso empieza nada más tocar la sustancia grasa con la lengua, generando así una señal que viaja primero al cerebro, viaja por el nervio vago (nervio responsable de estimular al sistema digestivo, entre otras cosas), llega al intestino y estimula la producción de estas sustancias productoras de la adicción, los endocannabinoides. Estos últimos activan a su vez a otras células, que segregarán sustancias químicas y producirán un “efecto insaciable” de seguir comiendo patatas, según el estudio de estos investigadores, publicado en la revista Proceeding of the National Academy of Sciences.
Este efecto insaciable se produce gracias a que los endocannabinoides (y sobre todo el anandamide) interfieren en la producción de las hormonas responsables de la sensación de hambre y saciedad. Así, interrumpiendo el proceso, se interrumpirá la regulación de l’adquisición de grasas por parte de nuestro cuerpo, convirtiendo el proceso en una situación descontrolada. Como comenta Daniele Piomelli, director del Departamento de Drug Discovery del ITT:
“En términos evolutivos, el hombre comía grasas para sobrevivir, ya que son una gran fuente de energía, pero en la actualidad no es necesaria la ingesta abundante de estas para vivir”
Pero, igual que con las patatas, esto también ocurre con otros alimentos ricos en grasas, sobre todo en esos alimentos conocidos como “comida basura” (pizzas, hamburguesas, kebabs, etc).
Este estudio ha demostrado además que usando un antagonista de receptores de endocannabinoides, se reduce la necesidad de comer grasa.
Como curiosidad, que sepáis que las patatas fritas son el alimento que más engorda, seguido de otros alimentos como bebidas azucaradas y carne conservada y no conservada. Por tanto, cuando compréis patatas ya sabéis cuales son las consecuencias, y que no podréis comer solo una ni por asomo.
Vía: ABC.