La Muerte y sus múltiples y variadas curiosidades.
La muerte constituye el fin permanente de las funciones biológicas que mantienen a los organismos con vida. Ha supuesto un enorme misterio a lo largo de los años, ya que nadie ha vuelto para contarnos qué se siente, ni en qué consiste en realidad, de modo que se está realizando una gran investigación al respecto.
De momento, lo poco que sabemos es que todos moriremos en algún momento, a no ser que seamos unas medusas llamadas Turritopsis nutricula, que aparentemente son inmortales porque pueden pasar de un estado maduro a uno inmaduro y a la inversa. Pero como, de momento, ninguno de nosotros somos medusas, tenemos que afrontar el hecho de que la situación de estar vivos es sólo temporal.
- Cese de la respiración.
- Falta de pulso (es decir, el corazón se para).
- Pallor mortis (una palidez que aparece a los 15-120 minutos tras la muerte).
- Algor mortis (la temperatura corporal disminuye después de morir).
- Rigor mortis (las extremidades del cadáver se vuelven rígidas, y esto las hace muy poco manipulables; aunque, realmente, poco se va a querer manipular ya, a no ser que quieras poner al muerto guapo para el entierro o algo así, hay gente que se dedica a eso. De hecho, actualmente, los maquilladores de muertos están muy bien pagados, y según algunos estudios, podría constituir la profesión del futuro).
- Para los que queráis ser incinerados, cabe destacar que una persona obesa tardará menos tiempo en incinerarse que una más delgada. Esto es porque la grasa corporal combustiona más fácilmente.
- Las psicofonías que escucháis los que soléis frecuentar los cementerios no son más que el resultado de la combustión y explosión de gases acumulados en los ataúdes.
- Aproximadamente 100 muertes anuales se deben al atragantamiento con lápices/bolígrafos, así que cuidadín en clase. Además, por otro lado, un gran número de zurdos mueren al año por emplear herramientas destinadas a las personas diestras.
- El primer sentido en perderse al fallecer es la vista, y el último, el oído.
- Los fuegos fatuos no son espíritus ni nada por el estilo, sino la respuesta a la inflamación de fósforo (en su mayoría), que se eleva de las plantas y animales en descomposición.