El fallo de diseño de los MacBook Pro que convierte un problema de 6 dólares en una reparación de 600
El fallo de la pantalla de los MacBook Pro que están sufriendo muchos usuarios es provocado por un fallo de diseño decidido por Apple.
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Apple es famosa por muchas cosas, pero no precisamente por facilitarle la vida a los que quieren reparar sus dispositivos. Es el sacrificio que tenemos que realizar si queremos los increíbles diseños de sus productos; aunque cada vez menos gente esté dispuesta a aceptarlo.
En muchas ocasiones, Apple ha priorizado el diseño o una función específica frente a la durabilidad o la resistencia de sus productos. El ejemplo más famoso es el “bendgate”, cuando Apple lanzó un iPhone 6 que sabía que era propenso a doblarse bajo la presión. Pero no es el único; ahora ha salido a la luz un nuevo caso que pone en evidencia el diseño de todos los MacBook Pro de los últimos años: llega el “Flexgate”, también conocido entre los usuarios como “efecto de luz de escenario” (stage light).
El fallo que están sufriendo los usuarios del MacBook Pro
El fallo se presenta cuando abrimos el portátil. Inicialmente parece que todo va bien, pero de repente la pantalla se apaga, aproximadamente cuando hemos abierto la tapa unos 40 grados.
Por lo tanto, no es cosa de drivers ni nada parecido, porque la pantalla funciona perfectamente con la tapa semicerrada; es sólo cuando la abrimos hasta un determinado ángulo que empezamos a ver fallos, hasta que la imagen se pierde completamente. El nombre “efecto de luz de escenario” viene por el efecto provocado por la retroiluminación; y hace que el portátil se convierta en un pisapapeles muy caro. Lo único que podemos hacer es conectar un monitor externo, pero entonces ya no estamos hablando de un portátil ¿verdad?
La solución que da el servicio técnico en estos casos siempre es la misma: cambiar la pantalla por unos 600 dólares. Afirman que se trata de un fallo de la pantalla, sin entrar en detalles; y eso supone cambiar prácticamente la mitad del portátil, de ahí el elevado coste de la reparación. Es algo que viene pasando ya desde hace años, pero no estaba claro si realmente era un problema de diseño, o simple casualidad; al fin y al cabo, es un error que podría producirse por muchas razones, como un golpe.
Por qué la pantalla del MacBook Pro no se enciende después de un tiempo
Ahora, la investigación y el trabajo forense de iFixit (una popular página de reparaciones) ha revelado que en realidad estamos ante un fallo claro de diseño de parte de Apple; que puedes sufrirlo independientemente de cómo trates el portátil. Y todo, por una pieza cuya sustitución debería costar apenas seis dólares, pero cuyo coste se dispara a los 600 dólares debido al diseño del portátil.
El problema está en los cables que llevan el vídeo desde la base del portátil hasta la pantalla. Son cables de tipo plano y flexible, para que podamos abrir la tapa del portátil. La cuestión es que Apple eligió unos cables muy finos y delicados para esta tarea; por lo que cada vez que abrimos el portátil, estamos provocando un estrés adicional en unos cables que no están diseñados para ello.
Con el paso del tiempo, es inevitable que estos roces acaben provocando fallos; el efecto de la retroiluminación ocurre porque los cables no conectan del todo bien.
Una decisión de diseño que aumenta el coste de la reparación
Decimos “eligió”, porque esta ha sido una decisión consciente. En los MacBook Pro de antes de 2016 los cables eran muy diferentes, más gruesos y resistentes; esto permitía a los diseñadores pasar los cables por la bisagra, manteniendo la forma. Por contra, los nuevos cables no permiten esto y envuelven la bisagra cada vez que se abre, provocando el desgaste adicional.
Esto no debería ser un problema. Incluso aunque los cables se desgasten rápidamente, cambiarlos debería ser un proceso rápido y barato. Pero esas palabras no parecen estar en el diccionario de Apple. Y es que los cables en realidad forman parte de la pantalla, y no se pueden quitar sin desmontarla antes.
Apple probablemente tomó la decisión de soldar los cables en el interior de la pantalla para hacerla más fina; así no necesita poner un conector. Pero como resultado, su servicio técnico no puede cambiar los cables por otros nuevos; tiene que cambiar toda la pantalla de golpe.
Tener que cambiar toda la pantalla porque unos cables se han desgastado es una decisión de diseño extraña; sobre todo viniendo de Apple, que en los últimos años ha presumido en sus keynote de sus esfuerzos para el reciclaje y el consumo responsable.
Por supuesto, ya hay quien ve esta noticia como una prueba de malas intenciones de parte de Apple, como un intento de forzarnos a que cambiemos el portátil. Nos viene a la mente el escándalo de las baterías de los iPhone; que era una “leyenda urbana de la obsolescencia programada” hasta que se descubrió que, en efecto, Apple estaba bajando el rendimiento de los iPhone con el tiempo.