
Parte inferior del Saab Gripen
Canadá también se replantea la compra de cazas F-35 a Estados Unidos: evaluará modelos diseñados en Europa
Los cambios en el tablero de las relaciones diplomáticas por parte de Estados Unidos han propiciado que más países aparten al caza de Lockheed Martin.
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Después de la decisión de Portugal de no adquirir el F-35 y el miedo de Alemania a un posible bloqueo remoto del caza, la última nación en sumarse al escepticismo estadounidense es Canadá. Se trata de uno de los socios históricamente más importantes de Washington D.C., tanto a nivel comercial como militar, y desde Ottawa ya se encuentran valorando alternativas a este modelo de aeronave —sin presencia en España— para impulsar su Fuerza Aérea.
El cambio de opinión canadiense llega en un momento muy complicado en las relaciones con Estados Unidos debido a la guerra arancelaria y las continuas amenazas del presidente Trump de anexionarse Canadá por fuerza económica. La anterior administración canadiense firmó un contrato con Lockheed Martin para la adquisición de un total de 88 unidades de F-35 por unos 13.000 millones de euros.
Los primeros 16 cazas tienen previsto llegar a principios del próximo año, mientras que el resto del pedido se encuentra ahora mismo en el aire. "Era el avión de combate identificado por nuestra Fuerza Aérea como la plataforma que necesitaban, pero también estamos examinando otras alternativas", ha declarado el ministro de Defensa canadiense Bill Blair, a la cadena CBC.

Caza F-35 despegando
"El primer ministro me ha pedido que vaya a examinar esos asuntos y converse con otras fuentes, en particular sobre si existen oportunidades para ensamblar esos aviones de combate en Canadá", continuó Blair. Si bien el ministro no mencionó ningún fabricante en particular, la sueca Saab es una de las mejor posicionadas. Quedó segunda en la competición por hacerse el contrato, que finalmente ganó Lockheed Martin, y aportaba algunas ventajas clave.
La propuesta de Saab prometió precisamente eso, que el ensamblaje se realizaría en territorio canadiense y que habría una transferencia de propiedad intelectual con el objetivo de permitir el mantenimiento de las aeronaves allí.
"Lockheed Martin valora nuestra sólida asociación y trayectoria con la Real Fuerza Aérea Canadiense y espera continuar esa asociación en el futuro", dijo la compañía de defensa estadounidense antes de las declaraciones de Blair. "Las ventas militares al exterior son transacciones entre gobiernos, por lo que cualquier asunto adicional deberá ser abordado por Estados Unidos o los respectivos gobiernos clientes".
A diferencia de lo que ocurre con la mayoría de países europeos, Canadá cuenta con un único modelo de aeronave dentro de su flota de cazas. Se trata del F-18, que lleva en servicio en el país norteamericano desde los años 80. La decisión de emplear dos modelos supone un incremento notable en los gastos, ya que requieren de dos infraestructuras diferenciadas, pero a cambio la disponibilidad de fuerza también se ve impulsada.
El sueco Gripen
El desarrollo del Saab JAS 39 Gripen comenzó a finales de los años 79 cuando el Gobierno sueco solicitó a la compañía el estudio para el diseño de un caza multipropósito para relevar al Saab 35 Draken. Tras unos años de trabajo de ingeniería, el primer vuelo se efectuó en 1988 y se introdujo oficialmente en la Fuerza Aérea del país escandinavo en 1996.
En cuanto a capacidades, el Gripen es uno de los cazas multipropósitos más respetados de todo el panorama internacional. En buena parte por las continuas actualizaciones y programas de modernización que Suecia ha ido enlazando desde que prácticamente la primera aeronave se incorporara a filas.

Saab Gripen en vuelo
Sin embargo, el F-35 es un caza de quinta generación con capacidades furtivas que permite ejecutar ataques sin —en teoría— ser detectado por los radares enemigos, algo que el Gripen está lejos de conseguir. Esto supone una ventaja muy importante, aunque también un aumento de gasto y la dependencia de Estados Unidos por la variedad de servicios centralizados que se reserva.
Dispone de un radar y sensores avanzados que le convierten "en una plataforma formidable contra la mayoría de los aviones de combate modernos" en términos de guerra aire-aire, según explica el analista Brandon J. Weichert en National Interest. Pertenece a lo que comúnmente se denomina cuarta generación plus, al igual que el Eurofighter.
"Se trata básicamente de una plataforma de avión de guerra de cuarta generación mejorada con tecnologías que normalmente se encontrarían en un avión de quinta generación". Principalmente en todo lo que está relacionado con la sensórica, como los radares, o sistemas de comunicación y compartición de datos avanzados con el resto de las tropas desplegadas.