El conflicto en Oriente Próximo, que acaba de cumplir un año, se está intensificando, con Israel demostrando que cuenta con un alto nivel armamentístico, sobre todo en cuanto a misiles se refiere. El país liderado por Benjamín Netanyahu, cuyo ministro de Exteriores acusó a España de ser un "paraíso de odio", dispone de una variedad de potentes proyectiles: desde el 'Demonio del Viento' con el que ejecutar ataques masivos hasta Popeye Turbo, un misil nuclear lanzado desde submarinos. A ellos se les suma GBU-31, una bomba antibúnkeres denominada en hebreo como 'Feliz Salve' que las fuerzas israelíes han utilizado recientemente para eliminar al líder de Hezbolá.
Durante la tarde del pasado viernes 27 de septiembre, Israel llevó a cabo una serie de bombardeos sobre Beirut que tenían como objetivo un "cuartel general" que Hezbolá tenía escondida bajo un edificio residencial de la capital del Líbano; y que acabó con la vida de Hasán Nasralá, líder de la organización paramilitar, y de varios altos cargos. Ahora, unos días después, se ha conocido que durante el ataque las fuerzas israelíes emplearon cazas F-15I Ra'am que transportaban cada uno seis bombas GBU-31 (Unidades de Bombas Guiadas) de fabricación estadounidense para destruir búnkeres.
En total, el ejército de Israel utilizó 80 toneladas de explosivos, entre las que se incluyen 85 de estas bombas que están diseñadas específicamente para penetrar estructuras reforzadas y profundamente enterradas; y es que el búnker objetivo estaba situado a unos 18 metros bajo tierra y estaba fuertemente fortificado. Un artefacto, Feliz Salve, que incorpora la ojiva BLU-109, crucial para asaltar eficazmente estructuras reforzadas, y que es una variante de la Munición de Ataque Directo Conjunta (JDAM, por sus siglas en inglés); un kit de bajo coste que convierte las bombas de caída libre en bombas guiadas de precisión.
Potente y precisa
Las bombas antibúnkeres existen desde la Primera Guerra Mundial y han ido evolucionando con el paso del tiempo, adoptando las últimas tecnologías. Unos artefactos que, como su nombre indica, están ideados para atravesar estructuras fortificadas subterráneas o altamente protegidas. Y es que antes de detonar, son capaces de pasar por capas gruesas de hormigón armado, tierra compactada u otros materiales.
En el caso de la GBU-31, viene con una ojiva BLU-109 que pesa 874 kilogramos y cuenta con alrededor de 240 kg de relleno explosivo. Una ojiva cuya distribución de peso está optimizada para mejorar su capacidad de penetración y que está fabricada en acero de alta resistencia. De esta manera, su carcasa le permite mantener su integridad en el momento de impacto, siendo capaz de penetrar entre 1,8 y 2,4 metros de hormigón armado; aunque esto depende tanto de la velocidad como del ángulo del impacto.
En cuanto a su relleno explosivo, la BLU-109 viene con 'tritonal', que es una combinación de un 80% de TNT y un 20% de polvo de aluminio; y que ofrece un alto rendimiento energético y eficacia a la hora de destruir objetivos. El sistema de guiado es otra de las principales características de la bomba antibúnkeres GBU-31, que pesa 907 kilogramos y mide 3,8 metros de alto.
Este incluye electrónica de guiado, tres aletas de control móviles, una aleta de control fija, una antena GPS para señales de satélite, un sistema de navegación inercial (INS, por sus siglas en inglés), un detector láser y un conector 1760 que interactúa con los sistemas de la aeronave; garantizando ajustes precisos de la trayectoria durante el vuelo. Incluso puede procesar la información para atacar desde una distancia de 24 kilómetros del objetivo.
Para su estabilidad y el control aerodinámico, la bomba Feliz Salve utiliza unas láminas hechas de una tapa dura de aluminio fundido y dos paneles de acero formado, con correas de sujeción que son las que garantizan una integración segura junto con el sistema de guiado. Otra característica importante de este artefacto es que es compatible con las espoletas de las series FMU-143 y FMU-152, activadas por iniciadores de fusible FZU-32 o FZU-55/63.
La primera de las espoletas ofrece una capacidad de acción retardada para una penetración más profunda antes de la detonación. Por su parte, la espoleta FMU-152 ofrece ajustes de retardo programables, por lo que puede adaptarse a diferentes tipos de objetivos. En cuanto al resto del diseño de la bomba antibúnkeres GBU-31, esta posee un conjunto de cola que incluye el Subsistema Actuador de Cola (TAS, por sus siglas en inglés), una batería térmica de litio, la antena GPS, la Unidad de Control de Guiado (GCU, por sus siglas en inglés) y los mecanismos de control de las aletas.
Además, cabe destacar que el TAS está girado 180 grados en comparación con otras variantes de Munición de Ataque Directo Conjunta. La bomba Feliz Salve se puede lanzar desde altitudes de hasta 15.240 metros y a velocidades que oscilan entre Mach 0,6 y Mach 1,2 (entre 740 y 1.481 km/h). Y durante el vuelo se somete a varias fases, como la separación con las aletas bloqueadas, el guiado óptimo usando datos GPS e INS, y el impacto, donde ajusta su ángulo para penetrar de una forma óptima antes de detonar.
El caza F-15
Las bombas antibúnkeres se lanzaron desde cazas F-15I, denominado localmente como Ra'am (Trueno), que es una variante israelí del F-15E Strike Eagle de la empresa estadounidense McDonnell Douglas (ahora Boeing). Se trata de un avión de ataque de precisión de largo alcance capaz de operar espacios aéreos complejos y fuertemente defendidos; y que se diferencia del modelo base, el F-15E, gracias a que incorpora aviónica y sistemas específicos israelíes.
Entre ellos destacan un conjunto integrado de guerra electrónica Elisra SPS-2110, un sistema de visualización Dash IV montado en el casco y otros elementos de producción local diseñados para mejorar el conocimiento de la situación y la adquisición de objetivos. El caza F-15I también viene con dos asientos, para un piloto y un oficial del sistema de armas, y puede realizar misiones aire-aire y aire-tierra, lo que proporciona una gama de opciones operativas a la Fuerza Aérea Israelí (FAI, por sus siglas en inglés).
En cuanto a sus especificaciones técnicas, el F-15I alcanza una velocidad máxima de Mach 2,5, que es aproximadamente unos 3.000 kilómetros por hora, y ofrece una autonomía de combate de unos 1.400 kilómetros cuando el caza está equipado con depósitos de combustible externos. La aeronave está propulsada por dos motores Pratt & Whitney F100-PW-229, cada uno de los cuales genera 29.000 libras de empuje, unos 52 caballos de fuerza; lo que le permite una gran aceleración y maniobrabilidad.
El F-15I puede volar a una altitud máxima de 20.000 metros y tiene un peso máximo al despegue de 36.700 kilogramos, con una capacidad de carga útil externa de hasta 8.165 kilogramos. Además, está equipado con un sistema de radar APG-70, que le permite detectar y atacar objetivos a larga distancia, y puede llevar una amplia gama de armas.
Entre ellas se encuentran proyectiles de aire-aire como la serie Python y AIM-12 AMRAAM; así como municiones aire-tierra como bombas guiadas por láser Paveway, Municiones Conjuntas de Ataque Directo (JDAMs) como la bomba antibúnkeres Feliz Salve y la clavija BLU-109, bombas Spice y misiles AGM-88 de alta velocidad anti-radiación (HARM, por sus siglas en inglés).