Cuando el reloj marcaba las 16:52 en España, el cohete Falcon 9 de SpaceX encargado de lanzar la misión Hera ha despegado rumbo al espacio exterior como estaba previsto, pese a la amenaza de la mala climatología provocada por el huracán Milton. Esta expedición forma parte de un programa mucho mayor, que tiene como finalidad estudiar la capacidad humana para desviar asteroides con el potencial de poner en peligro la vida en la Tierra.
Bajo en nombre de AIDA (siglas en inglés de "evaluación del impacto y la desviación de asteroides"), la NASA y la ESA pretenden comprobar la efectividad de su fórmula consistente en estrellar una nave espacial en el corazón de un asteroide potencialmente amenazante. De la primera parte de la misión se encargó DART el 26 de noviembre de 2022, cuando este artefacto de la Administración Espacial estadounidense colisionó satisfactoriamente contra el asteroide Dimorphos.
Dimorphos y Didymos forman un sistema binario de asteroides —realmente el primero es una especie de luna del segundo— que las agencias espaciales eligieron como campo de pruebas para su tecnología. Con el blanco de DART confirmado, la ESA posicionará a la sonda Hera lo más cerca que una nave humana ha estado de un asteroide doble. Será también la primera vez que una misión espacial explore un cuerpo pequeño utilizando tres satélites al mismo tiempo y que para conseguirlo se emplee tecnología radar.
Hera tiene un formato rectangular de dimensiones similares a una furgoneta. Empleará placas solares en sus dos alas articuladas de 5 metros de largo para recibir energía que alimente a la instrumentación de a bordo y, en su interior, acomoda a dos nanosatélites —llamados Juventas y Milani— equipados con instrumentación de medición.
En cuanto a los sensores que equipará Hera, la Agencia Espacial Europea indica que dispone de un altímetro láser, cámaras para la observación en el rango visible del espectro electromagnético, un generador de imágenes hiperespectrales para obtener datos sobre la composición de los asteroides y otro de imágenes infrarrojas térmicas.
Las previsiones de los ingenieros de vuelo estiman que Hera alcanzará el sistema de dos asteroides en diciembre de 2026, donde pasará 6 meses estudiando los cuerpos celestes. Sin embargo, los primeros datos científicos de interés se enviarán a la Tierra a mediados de marzo de 2025, cuando está previsto que la ESA pueda calibrar los instrumentos de la sonda en su sobrevuelo a Marte donde, además de aprovechar su campo gravitatorio para impulsarse, obtendrá imágenes del planeta y de su luna Deimos.
Una vez Hera llegue al sistema Didymos, la sonda entrará en órbita para realizar una completa radiografía visual, láser y radioeléctrica de alta resolución de Dimorphos. También elaborará mapas detallados de su superficie y estructura interior, con una solución de aproximadamente un metro. Según las últimas investigaciones de la NASA y ESA, es muy probable que el impacto de DART provocara la práctica desintegración del sujeto de estudio.
Participación española
Hera cuenta con una importante participación de compañías españolas. GMV ha sido la encargada de crear el sistema GNC (siglas de Guiado, Navegación y Control) para la trayectoria y el apuntamiento de la sonda. El sistema integrado "demostrará la viabilidad de realizar de forma totalmente autónoma operaciones complejas cerca de cuerpos de baja gravedad a gran distancia de la Tierra", ha contado Mariella Graziano, directora de estrategia y desarrollo comerciales de Ciencia, Exploración y Transporte de Sistemas Espaciales de GMV a EL ESPAÑOL-Omicrono.
Han desarrollado "un sistema autónomo innovador que tiene en cuenta las dificultades que presentan en las operaciones de aproximación y navegación debido al retraso de las comunicaciones en el espacio profundo, las características irregulares de los asteroides y la incertidumbre del entorno inexplorado".
Por otro lado, Susana Infante, jefa de proyecto de Hera en Thales Alenia Space, explica cómo desde la madrileña localidad de Tres Cantos han "aportado el sistema de comunicaciones de Hera". Se trata de la tecnología que permite disponer de la información para "controlar la nave durante todo el transcurso de la misión, a distancias que alcanzan los cientos de millones de kilómetros". En concreto, 195 millones de km son los que separan la Tierra de Didymos.
Además, otras dos empresas españolas han contribuido decisivamente a la misión. Hablamos de Sener, especialista en soluciones de ingeniería y tecnología innovadoras en distintos mercados, responsable de la antena de baja ganancia o LGA (Low Gain Antenna) de Hera. También ha participado Alter, que se ha encargado de llevar a cabo ensayos de vibración, choque, TVAC y compatibilidad electromagnética para diversos modelos del procesador de imágenes, y ha realizado labores de ingeniería, ensayos y aprovisionamiento de componentes electrónicos embarcados.