El accidentado vuelo de la Starliner (a cual se encuentra acoplada a la Estación Espacial Internacional) está próximo a su final. Tanto la NASA como Boeing han anunciado sus planes de traer de vuelta a la cápsula, así como a su tripulación, pese a sus fugas de helio. En un comunicado la agencia espacial ha fijado una vuelta no anterior al próximo sábado 22 de junio.
Es decir, que la idea general de la NASA y de Boeing es marcar la vuelta de la misión de prueba tripulada para el próximo fin de semana. Esta fecha da un valiosísimo tiempo adicional a los equipos de la Starliner para, en palabras de la NASA, "finalizar la planificación y las operaciones de salida mientras la nave espacial permanece autorizada para escenarios de regreso de emergencia de la tripulación".
Mark Nappi, vicepresidente y gerente del programa de tripulación comercial de Boeing, esta fecha supone una "oportunidad increíble" para que los astronautas y el equipo de la firma aeroespacial puedan llevar a cabo más pruebas. De esta manera, conseguirán "datos invaluables y únicos" que servirán para evaluar el estado de la propia misión.
La Starliner volverá el próximo finde
Los próximos días serán vitales para discutir los detalles más importantes de la propia misión, tales como el estado del vuelo, el nuevo objetivo de regreso o las consideraciones climáticas a tener en cuenta. Para ello, ambas compañías otorgarán declaraciones a los medios previas a la vuelta de la Starliner el próximo 18 de junio.
Steve Stich, el homónimo de Nappi en la NASA, admite que la agencia espacial aún está "entendiendo las capacidades de la Starliner", con la idea de tener una mayor preparación de cara al próximo gran objetivo de la agencia con la nave: realizar una misión de una duración de 6 meses con la Starliner acoplada a la ISS todo ese tiempo.
En esa prueba, la dotación deberá realizar "operaciones adicionales de escotilla para comprender mejor su manejo, repetir algunas pruebas de 'refugio seguro' y evaluar el pilotaje usando la ventana delantera", dijo el propio Stich. Actualmente, la Starliner junto a su tripulación se encuentran acoplados a la ISS, donde han conseguido completar "numerosos objetivos de vuelo" indispensables para la ya famosa certificación de la NASA.
Dicha certificación que Boeing espera que la NASA conceda a la Starliner habilitará a la cápsula como un sistema de transporte válido para vuelos al laboratorio orbital de la ISS bajo el Programa de Tripulación Comercial de la agencia. Parte de este proceso implica que Butch Wilmore y Suni Williams, miembros de la dotación, realicen tareas como parte del equipo de la Estación.
Los tripulantes de la Starliner no son los únicos que aprovecharán el tiempo. Los equipos de la NASA y de Boeing se dispondrán a preparar la llamada "prueba de fuego caliente", que encenderá hasta siete de los ocho propulsores de la nave orientados hacia atrás mientras esta está atracada en la ISS. La prueba evaluará el rendimiento de los propulsores para el resto de la misión.
El proceso, afirma la NASA, incluirá "dos ráfagas de propulsores, por un total de aproximadamente un segundo, como parte de un proceso pionero para evaluar cómo se desempeñará la nave espacial durante futuras misiones operativas después de haber estado acoplada a la estación espacial durante 6 meses". Unas pruebas que, de nuevo, entran dentro del contexto de misiones futuras de larga duración que la NASA aspira aplicar a la Starliner.
La vuelta de la Starliner a la Tierra se realizará después de que se certifique que la nave está lista para su regreso a la Tierra, y de comprobar que las condiciones climáticas son las adecuadas. La cápsula hará un aterrizaje asistido con paracaídas y bolsas de aire para caer en el suroeste de los Estados Unidos.