Tras la movilización de Estados Unidos de dos grupos de ataque liderados por sendos portaviones, China no ha querido perder presencia internacional en la guerra de Israel. Pekín ha comunicado públicamente que tiene un total de 6 embarcaciones de guerra en Oriente Medio divididas en un par de grupos compuestos cada uno de ellos por un destructor, una fragata y un buque logístico de apoyo.
El primer grupo de escolta naval —el número 44— se encontraba en la zona ya desde el pasado mayo realizando operaciones rutinarias y maniobras con la Marina de Omán. Partió hace unos días del puerto de Mascate, la capital del país árabe, rumbo a Kuwait, según publicó el Ministerio de Defensa de China. Allí permanecerán unos días como una visita calificada como de "buena voluntad".
"Guiados por la patrullera naval kuwaití Failaka, los buques de guerra del grupo de trabajo chino [...] atracaron en el puerto de Shuwaikh", recalcan desde Pekín. Este movimiento se une al despliegue del grupo de escolta naval número 45, que está desde principios de este mes a cargo de la misión de escolta tras efectuar el relevo en el Golfo de Adén.
Los destructores chinos
La Armada del Ejército Popular de Liberación cuenta en la región con dos destructores tipo 052, de los más modernos y armados de cuantos acumula en su flota. El integrante del grupo 44 es el bautizado como Zibo y entró en servicio a principios del 2020, mientras que el segundo es el Urumqi, que hizo lo propio en 2018. Ambos se crearon para reforzar las capacidades antiaéreas de la rama naval china, creando una cúpula a su paso al igual que hacen los destructores estadounidenses.
Ambos pertenecen a una clase de destructores de misiles guiados desarrollada a principios de los años 2000 y designada como subvariante 052D, con el fin de mejorar la plataforma original en algunos aspectos clave. Uno de los más importantes es la disposición del sistema vertical de lanzamiento de misiles, que lo hace compatible con el estándar chino y permite la utilización de una variedad más amplia de armamento.
En total, cuenta con 64 celdas de lanzamiento de misiles divididas en 32 en la zona de proa y otras tantas en la popa. Éstas son capaces de lanzar una variedad de misiles entre los que destacan los antiaéreos HHQ-9 —con hasta 250 km de alcance efectivo—, los antisuperficie YJ-18 —que pueden superar los 540 km—y los cohetes antisubmarinos CY-5. Todas las unidades integran torretas CIWS para eliminar amenazas aéreas a muy corta distancia.
También incorporan todo tipo de sensores, como radares de barrido electrónico activo y otros enfocado a la detección de amenazas en la superficie. En su línea antisubmarina, los destructores tipo 052D equipan un sonar de profundidad variable y otro remolcado de matriz lineal con el fin de desvelar las posiciones de los sumergibles de terceros países. Se trata de algo clave en este tipo de conflictos internacionales, donde suele haber más de un país con intereses en la zona.
Todos los datos recogidos por su ecosistema de sensórica se comparten con el resto de la flota a través de un sistema de enlace cifrado y bidireccional que bebe igualmente de plataformas aéreas como drones. El apartado electrónico se complementa con varios elementos de contramedidas y varios lanzadores de señuelos para evitar ser alcanzados con armamento guiado por infrarrojos.
De la propulsión de los dos destructores se encarga un sistema que combina dos motores diésel y otras tantas turbinas de gas. Consiguen alcanzar 56 km/h de velocidad máxima con una autonomía de 8.300 kilómetros a velocidad de crucero estándar de 15 nudos (28 km/h). Todo ello para un buque de 7.500 toneladas a plena carga, con una eslora de 161 metros en el Zibo y 156 en el Urumqi. Ambos cuentan con una eslora de 17 metros.
Fragatas avanzadas
Igual que ocurre con los destructores, las fragatas movilizadas por China en la zona de Oriente Medio comparten clase. Esta vez se trata de embarcaciones tipo 054A, que comenzaron a construirse a principios de los años 2005 y de las que la Armada del Ejército de Liberación chino cuenta con más de 30 en activo.
Son las denominadas Jingzhou —comisionada en 2016— y la Linyi —2012— desarrolladas como buques de defensa aérea y alcance medio ideales para conflictos de alta intensidad gracias a la amplísima variedad de sensores y armamento que integran a bordo. Ambas cuentan con 134 metros de eslora por 16 de manga, situándose un escalón por debajo en cuanto a tamaño respecto a los dos destructores también movilizados.
Emplean un mismo tipo de sistema de propulsión que consigue una velocidad máxima de 50 km/h con una de crucero de 33 km/h, con la que consiguen una autonomía de 7.000 kilómetros. Pero donde verdaderamente se encuentra lo destacable de estas fragatas es en el apartado de inteligencia y proyección táctica.
Para lo primero, dispone de un arsenal de radares enfocados tanto en la superficie para la detección de otras embarcaciones, en el aire para cualquier tipo de amenaza —desde misiles a drones— y bajo el agua para posicionar sistemas submarinos. En este apartado también se incluye varios sistemas enfocados en la inteligencia de señales para intervenir las comunicaciones entre los efectivos enemigos y varios tipos de contramedidas electrónicas.
En cuanto a la proyección táctica, las fragatas del tipo 054A disponen de un lanzador vertical de 32 celdas compatible con misiles antiaéreos HQ-16 y cohetes antisumbarinos. Se complementa con misiles antiembarcación, torretas y lanzadores de torpedos.
Despliegue estadounidense
El primer movimiento de tropas de Estados Unidos tras el ataque de Hamás a Israel lo protagonizó el portaviones Gerald R. Ford, el nuclear más potente del mundo que se encontraba en Italia como parte de las fuerzas de la OTAN por la guerra de Ucrania. Este gigante lidera el grupo de ataque homónimo y que componen también un crucero de misiles guiados y tres destructores.
El Gerald R. Ford, junto con el resto de embarcaciones, llegó unos pocos días después a la zona para brindar apoyo al país gobernado por Benjamin Netanyahu, pero no fue el último. Una semana después, el secretario de defensa estadounidense Lloyd Austin anunció el envío de un segundo contingente naval a la región liderado por el también portaviones nuclear USS Dwight D. Eisenhower.
Al igual que la vez anterior, el Eisenhower zarpó de aguas estadounidenses rumbo al Mediterráneo oriental acompañado de un crucero y tres destructores para proporcionar apoyo a Israel. La amenaza constante de Hezbolá en el frente del Líbano, y de Irán —que proporciona soporte directo a Hamás—, será clave para futuras movilizaciones, que según la Casa Blanca no están descartadas.