Así es el C295, el nuevo avión del Ejército del Aire de España: ataca a submarinos y vigila el mar
El Ministerio de Defensa tiene reservados más de 2.000 millones de euros para la compra de 6 aviones antisubmarinos y 10 de vigilancia marítima.
14 septiembre, 2023 02:06La retirada del último de los aviones de guerra antisubmarina P3 Orión en diciembre de 2022 supuso un retroceso importante en las capacidades del Ejército del Aire de España. Este tipo de aeronave tan específica se encargaba de monitorizar las aguas en busca de sumergibles no autorizados y, en caso necesario, tomar medidas como el lanzamiento de torpedos. En el futuro, esta misión recaerá sobre los C295 que el Ministerio de Defensa ha encargado a Airbus y que se fabricarán en las instalaciones situadas en el Aeropuerto de Sevilla.
En esta misma línea, la rama aérea de las Fuerzas Armadas españolas tendrá también nuevos aviones dedicados a reforzar la vigilancia de las fronteras acuáticas del país. El Consejo de Ministros autorizó ayer elevar hasta los 2.034 millones de euros la inversión en Defensa para la adquisición de ambas plataformas con la idea cumplir los comprosisos con la OTAN. En total, 6 unidades de la versión Airbus C295 en la versión patrullera para guerra antisubmarina —denominada MPA— y otras 10 de vigilancia marítima —MSA—.
Si todos los trámites se llevan a cabo según los plazos previstos, explican en la Revista Española de Defensa, la firma del contrato con Airbus se producirá antes de que finalice este 2023. El programa se prolongará durante 8 años y debe concluir en 2031 con la recepción del último de los 16 bimotores acordados; el primero de ellos tiene una fecha estimada de entrega de 50 meses —poco más de 4 años— desde que se formalice el pedido.
La unidad a la que se adscribirán los nuevos aviones todavía no está clara y es algo que debe decidir el Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio. Aunque, tal y como indican en la publicación, lo más probable es que se integren en el Ala 11 con base en la vecina localidad sevillana de Morón de la Frontera, que ya era base de los P3 Orión cuando permanecían en activo.
Versión antisubmarina
Los Maritime Patrol Aircraft (MPA o Aviones de Patrulla Marítima) "abarcan un concepto operaciones muy amplio, que engloba muchos roles y distintos tipos de misiones", ha declarado el teniente coronel Enrique Montero, jefe del programa de esta nueva adquisición y antiguo piloto del P3 Orión. Las características básicas se pueden resumir en "su capacidad para detectar e identificar buques de superficie y submarinos por medio de sensores específicos". Pero donde de verdad se encuentra el factor diferenciador es en el armamento que puede "portar y emplear".
La misión específica "está enfocada en la guerra antisubmarina, lo que implica el empleo de armamento que, en el caso del C295, serán torpedos u otro tipo de sistemas de armas que se puedan integrar en el futuro", ha explicado el propio jefe de programa. La necesidad urgente de reponer la capacidad de guerra antisubmarina en aviones —algunos helicópteros de la Armada ya cuentan con ella— hace que el armamento para "cazar y destruir el sumergible" estará integrado en la aeronave desde el primer ejemplar de la serie.
Más allá del armamento a bordo lo que sí está claro es que estos aviones incorporarán un "avanzado sistema de detección acústica, un detector de anomalías magnéticas, un radar de apertura sintética, un sistema de observación electroóptico e infrarrojo y un sistema de autoprotección contra misiles". El primer equipamiento listado de detección acústica lo protagonizarán las 60 sonoboyas que el C295 de lucha contra submarinos podrá desplegar en sus operaciones.
Del análisis acústico se encargará el sistema SPAS 32 desarrollado por la también española SAES que se encuentra dentro de la lista de contratistas para esta plataforma aérea. Otras compañías implicadas en el desarrollo del C295 son Indra —suministrando varios subsistemas— y Tecnobit —con equipos de cifrado para las comunicaciones—.
En cuanto a especificaciones, el C295W cuenta con una autonomía de 3.700 kilómetros a una altitud de 7.620 metros y a una velocidad de 480 km/h. El peso máximo al despegue alcanza los 23.200 kilogramos que consiguen despegar gracias a un par de motores Pratt & Whitney de 2.645 caballos de potencia cada uno. Los torpedos serán de factura estadounidense, con los Mk46 o Mk54 como protagonistas. Estos últimos se integrarán además en la familia de fragatas F-110 que actualmente construye Navantia en Ferrol.
La versión MPA supone un salto técnico importante respecto a los Orión anteriormente operativos, aunque la soberanía juega un papel esencial en esta adquisición. "Aporta autonomía nacional para definir la configuración del sistema y los equipos que portará, lo que asegura una independencia total en su empleo".
El teniente coronel Montero también indica que se trata de una plataforma "hiperconectada y podrá trabajar en modo colaborativo con otras unidades aéreas, terrestres y navales". Estas diferentes opciones de interconexión "multiplican de manera exponencial sus posibilidades de empleo, a la vez que capacitan al avión para convertirse en centro de mando y control embarcado, particularmente de cara a la guerra en red".
Vigilancia marítima
Además de las 6 unidades para guerra antisubmarina, el Consejo de Ministros aprobó 10 más para la vigilancia marítima de las Fuerzas Aéreas españolas. En el ámbito internacional, este tipo de aeronaves se denominan MSA (Maritime Surveillance Aircraft) y tendrán como objetivo la sustitución varios aviones actualmente en servicio en las Ala 46 de Gran Canaria, Ala 48 de Madrid y Ala 49 de Mallorca.
El primer C295 MSA tiene previsto salir de la línea de producción sevillana en algún momento del 2028, por lo que el Ejército del Aire y del Espacio deberá mantener la mayor cantidad de unidades operativas durante los próximos años si no quieren ver reducida su capacidad de vigilancia. Y es que, los aviones de vigilancia marítima son pieza clave en algunas misiones internacionales en las que participa España como la operación Atalanta que lucha contra la piratería en el océano Índico y frente a las costas del Cuerno de África.
Respecto a las versiones más antiguas, los próximos aviones incorporarán un equipamiento más avanzado para labores de SAR —salvamento y rescate— y mejores sistemas de búsqueda y localización. También incorporarán un sistema de detección y localización de teléfonos móviles Lifeseeker proporcionado por la también española Centum. Gracias a él se facilita las operaciones SAR y permite establecer un canal de comunicación entre la persona desaparecida y el equipo de rescate.
En lo relativo a las especificaciones técnicas, tanto la versión MSA como la MPA cuentan exactamente con los mismos motores, rendimiento y cotas. La única diferencia es el equipamiento interno que determina las operaciones en las que participarán.