A cal y a arena. Mientras que en las últimas horas Putin ha anunciado un salto cualitativo en la guerra al desplegar armamento nuclear en Bielorrusia, Rusia también continúa con su estrategia de acondicionar material militar almacenado desde hace décadas para satisfacer las exigencias de sus tropas en el frente. Si comenzó con los carros de combate como el T-72, que datan de comienzos de los 70, fueron las primeras en desfilar rumbo a Kiev, pero no las últimas. Los nuevos informes de inteligencia indican que el Kremlin está sacando de la reserva tanques como los T-54 y T-55 diseñados en los años 40 y de los que España no tiene ninguna unidad.
Algunos canales dedicados a la inteligencia de fuente abierta han publicado varios vídeos y fotos donde se pueden ver un tren completo cargado de estos blindados. Según el Equipo de Inteligencia de Conflictos (CIT), los tanques provienen de una base de almacenamiento de material militar en Arséniev, situado en la parte más oriental de Rusia, a menos de 200 kilómetros del mar de Japón.
Lo que no está claro es de qué modelos en concreto está compuesta la comitiva ferroviaria rumbo a Ucrania. Ambos son externamente muy parecidos dado que parten de la misma plataforma, comparten casco y las mejoras son mínimas a simple vista.
Tanto el T-54 como el T-55 se consideran parte de la misma serie de tanques y, en ocasiones, terminan siendo funcionalmente idénticos debido a las actualizaciones que han ido recibiendo a lo largo de su dilatadísima trayectoria. Como apunte, la única gran diferencia es que el segundo modelo incorpora algunas protecciones extra contra la radiactividad, fruto del temor de ataque nuclear presente en la Guerra Fría.
T-54
Prácticamente al mismo tiempo que terminaba la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética comenzó una serie de programas de mejora de sus carros de combate con el fin de adaptarlos a una nueva era nuclear. Los ingenieros contratados por Moscú tomaron entonces los tanques T-34 y su evolución T-44 como plataformas base para mejorarla incorporando un nuevo cañón y protecciones.
Tras un par de años de trabajos, la producción en serie del T-54 comenzó en el año 1946 y no se detuvo hasta 1981 en la Unión Soviética, ya junto con el modelo T-55 con el que comparte la mayoría de componentes. Durante todo ese tiempo, se fueron incorporando mejoras generando de esta forma nuevas versiones para mantenerlo actualizado con la última tecnología.
El T-54 entró finalmente en servicio en 1948 y a principios de los años 50 se presentaron las versiones T-54A y T-54B. En ellas, el personal de la oficina de diseño de Uralvagonzavod incorporaron un nuevo cañón D-10T de 100 milímetros, equipos de visión nocturna, esnórquel para vadear ríos, periscopio con infrarrojos, nueva radio, motorización mejorada y un sistema de extinción de incendios.
Si bien estas últimas versiones se fueron fabricando y poniendo en activo en la década de los 50, algunos países donde se han exportado no las han abandonado durante las últimas décadas. Existen actualizaciones que incorporan nuevos cañones de 120 y 125 milímetros, blindaje explosivo reactivo, sistemas de protección activa o sistemas de control de disparo.
Se calcula que la Unión Soviética fabricó alrededor de 35.000 tanques T-54 de las diferentes versiones creadas a lo largo de los años. Que tuvieron papeles importantes en guerras como la de Vietnam, en Ogadén o en la guerra entre India y Pakistán.
Además de Rusia, Ucrania también cuenta con unidades del T-54 y del T-55, todas de herencia soviética. Se calcula que, en activo y antes de la guerra, el número de tanques de este tipo podría situarse en torno a 100. Eslovenia envió el pasado octubre un total de 28 M55-S, una versión modificada para poder lanzar munición de las OTAN. Actualmente se desconoce el número de estos tanques operativos bajo mando de Kiev.
T-55
Este modelo de carro de combate nace para mejorar la resistencia a la radiación. Moscú, en sus diferentes pruebas, había constatado que el T-54 podría resistir a un ataque nuclear de entre 2 y 15 kilotones a una distancia de 300 metros. No así la tripulación, que tenía oportunidad de sobrevivir mínimo a 700 metros.
Encargaron entonces el desarrollo de un sistema de protección nuclear, biológica y química (NBQ) para integrarlo en el tanque. Entre la serie de mejoras también incluyeron una nueva motorización, el incremento de espacio para almacenar munición a bordo llegando hasta 43 proyectiles y la compatibilidad con la munición más moderna de la época.
Del mismo modo, se incorporó una ametralladora de 7,62 milímetros como arma secundaria junto con la principal de calibre 100 milímetros posteriormente actualizada, igual que el modelo T-54. Ambos también tienen un peso de 36 toneladas repartidos en 9 metros de largo (incluyendo el cañón), 3,37 metros de ancho y 2,4 de alto.
La tripulación compuesta por 4 personas se encuentra protegida por blindaje de hasta 205 milímetros en la parte frontal más expuesta de la torreta. Las versiones más modernas cuentan con un motor de 800 caballos que le permiten una autonomía de hasta 450 kilómetros.