Así es el sistema secreto de EEUU para proteger sus silos nucleares de los ataques de China y Rusia
La Fuerza Aérea de EEUU pone en marcha la mayor red segura de comunicaciones del mundo para que sus bases con misiles nucleares sean impenetrables.
9 marzo, 2023 02:00La guerra entre Rusia y Ucrania y el conflicto de China con Taiwán han devuelto el clima geopolítico a su nivel de máxima tensión desde el fin de la Guerra Fría. Mientras Moscú renuncia al último tratado de desarme nuclear y la crisis de los globos espía con Pekín sigue pendiente de resolución, Washington no quiere dejar ningún resquicio a la hora de defender su arsenal nuclear. El socio de España en la OTAN, preocupado ante una posible escalada, ya ha dado un paso decisivo para proteger sus silos nucleares.
Las ubicaciones conocidas de los silos subterráneos en los que el Pentágono guarda los misiles intercontinentales Minuteman III son zonas protegidas de Dakota del Norte, Colorado, Nebraska, Wyoming y Montana (una de las áreas que sobrevoló el globo finalmente derribado por un F-22). Sin embargo, aunque estas amplias extensiones de terreno están protegidas, al estar situadas en zonas remotas y alejadas de la población tienen una conectividad limitada, y es posible que las patrullas pierdan el contacto con los centros de operaciones o se produzcan interrupciones en la comunicación.
El Comando de Ataque Global de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha querido poner fin a esta vulnerabilidad con un contrato de más de 70 millones de euros con la empresa neoyorquina Persistent Systems, responsable de IRON, siglas en inglés de Red de Operaciones Regionales basada en Infraestructura. El objetivo es dotar de la más completa, segura e impenetrable red de comunicaciones a los 400 silos de misiles nucleares operativos en territorio estadounidense. Se convertirá así en la mayor red inalámbrica ad-hoc del mundo, cubriendo más de 64.000 km cuadrados (el equivalente a más de 7.000 campos de fútbol).
Una red multipropósito
El contrato implica la compra de hardware basado en varias de las tecnologías desarrolladas por Persistent Systems a lo largo de los últimos años. La que unifica todas ellas es Wave Relay, que permite compartir datos de voz, vídeo, chat, sensores y GPS para tener un conocimiento detallado de la situación en todo momento, sin problemas de cobertura y con un amplio ancho de banda. Es lo que se conoce como Red de Conciencia del Espacio de Batalla, un avance trascendental que también puede tener implicaciones en escenarios de ataque.
"Las bases militares estadounidenses pueden extenderse decenas de miles de kilómetros cuadrados y, en la actualidad, no existe una forma dinámica y de gran ancho de banda para que el personal del cuartel general pueda realizar un seguimiento y mantenerse en contacto con el personal de seguridad que patrulla estas vastas zonas", afirma Adrien Robenhymer, vicepresidente de Desarrollo Empresarial de Persistent, en un comunicado de prensa. "Si el personal tuviera problemas sobre el terreno, no contaría con el apoyo eficaz de un centro de operaciones".
De lo que se trata es de 'alimentar' la red de manera rápida y segura con múltiples inputs, ya sea de las infraestructuras fijas o de dispositivos MANET (siglas en inglés de red inalámbrica ad-hoc) instalados en vehículos y unidades de vigilancia. Según Popular Mechanics, el contrato implica la adquisición e instalación de más de 1.700 radios: 700 antenas direccionales en torres fijas distribuidas por las regiones a cubrir, incluidos los 75 centros de operaciones, además de 1.000 radios MPU5 instaladas en los vehículos encargados de patrullar y escoltar convoyes nucleares.
Estos dispositivos utilizan los algoritmos de Wave Relay en las bases de F. E. Warren (Wyoming), Malmstrom (Montana) y Minot (Dakota del Norte) para emitir y recibir transmisiones encriptadas a través del siguiente nodo de red más cercano, en caso de que el destinatario deseado esté fuera de alcance. Tanto las antenas como las radios detectan además cualquier intento de interferencia y, si sucede, se encargan de dar aviso automáticamente a los centros de operaciones.
Este contrato forma parte del programa ROP (Regional Operating Picture), una red que permite una actualización en tiempo real de las posiciones de cada unidad y el avistamiento de intrusos o incidencias. El objetivo último es evitar que se produzcan ataques en las instalaciones terrestres de misiles nucleares y detectar cualquier indicio de sabotaje o incursión enemiga antes de que sea demasiado tarde.
Rápido despliegue
Una de las ventajas fundamentales de esta red de comunicaciones seguras es que sería propiedad exclusiva del Ejército del Aire. Frente a sistemas comerciales por satélite como puede ser Starlink, cuyo uso en la guerra de Ucrania está siendo intensivo pese a los constantes cambios de opinión de Elon Musk, esta alternativa ofrece un extra de seguridad a las fuerzas aéreas, que tendrían el control absoluto sobre los datos transmitidos.
[La red de satélites de EEUU que detectará los misiles hipersónicos ante la amenaza de Rusia y China]
"El primer paso consistirá en implantar el ROP en las bases aéreas de Malmstrom, Minot y F.E. Warren, y más adelante en otras", explica Robenhymer. De hecho, el despliegue de IRON ya ha comenzado en varios silos de misiles y continuará durante los próximos 36 meses.
Más allá del conocimiento de la situación, la red tiene otras aplicaciones: "facilita un espacio de batalla totalmente digital que enlaza múltiples sistemas de armas y programas en una red unificada. Proporciona la base sobre la que podría construirse un verdadero sistema de Mando y Control Conjunto de Todos los Dominios (JADC2)", uno de los desarrollos clave para cualquier ejército en los próximos años.
"Gracias a la facilidad de despliegue y a la robustez de nuestra red, podemos instalar rápidamente pistas de aterrizaje pequeñas", que se pueden utilizar por aviones de combate para limitar su vulnerabilidad frente a los ataques con misiles antiaéreos. "ROP es sólo el principio", advierte Robenhymer, entre el orgullo y la expectación.
Arsenal nuclear de EEUU
Una de las respuestas más elocuentes de Estados Unidos tras la aparición del globo espía chino fue lanzar una prueba con uno de sus misiles Minuteman III con capacidad nuclear. El lugar del despegue fue la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg (California) y, en total, el vehículo de reentrada del misil balístico intercontinental viajó aproximadamente 6.700 kilómetros por el océano Pacífico, hasta el atolón Kawajalein en las Islas Marshall.
El Minuteman lanzado en febrero es el tercero de una saga que comenzó en plena Guerra Fría como respuesta a los desarrollos soviéticos de la época. Eran los años 50 y la tecnología disponible comenzaba a permitir la creación de misiles balísticos intercontinentales, capaces de llegar a prácticamente cualquier punto del mundo en cuestión de minutos (su alcance se sitúa entre los 10.000 y los 14.000 km).
El misil balístico tiene una longitud de 18 metros de alto por 1,68 metros de diámetro en la parte más ancha y pesa 30 toneladas. Suele montar una ojiva termonuclear W-87 con 300 kilotones de potencia, lanzada por 3 etapas de propulsión y un vehículo de reentrada, que viaja carenado hasta que se desacopla. Se estima que este último puede llegar a una altitud de 1.100 kilómetros y alcanzar unos 28.000 km/h, 23 veces la velocidad del sonido.
Sin embargo, en EEUU ya están trabajando en el relevo del Minuteman III. El LG-35A Sentinel será el encargado de reemplazarlo a partir de 2029. Su contrato de desarrollo se firmó en septiembre de 2020, con Northrop Grumman como contratista principal. El fabricante acaba de realizar la primera prueba de encendido estático en la primera etapa del misil con éxito.
Las especificaciones, como el alcance o el número de vehículos de reentrada, se consideran material clasificado, aunque sí se conocen algunos detalles sobre la ojiva. Es la cabeza termonuclear W87 Mod 1, una versión algo más moderna respecto a las que equipa actualmente el Minuteman III, tiene una carga de aproximadamente 475 kilotones.
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