Así rescatará Moscú a dos astronautas rusos y a un americano de la Estación Espacial Internacional
La Soyuz MS-22 sufrió una fuga masiva de refrigerante dejando a 3 astronautas en una situación muy delicada en la ISS para volver a Tierra.
22 febrero, 2023 01:45Moscú, tenemos un problema. El pasado 15 de diciembre todo cambió en la apacible estancia de dos astronautas rusos y un estadounidense en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), en la que participa España a través de la ESA. Un micrometeorito perforó el sistema de refrigeración de la nave Soyuz MS-22 en la que habían llegado 3 meses antes y la que debería ser su salvoconducto para regresar a Tierra.
El impacto ocurrió en un momento crítico. Los dos cosmonautas rusos, Serguéi Prokopyev y Dimitri Petelin, estaban a punto de culminar el proceso de despresurización para realizar un paseo espacial por los exteriores de la ISS. La misión se canceló de inmediato al detectarse la fuga en el módulo de propulsión de la MS-22 y, seguidamente, comenzaron con los trabajos de investigación para conocer el alcance del impacto.
La evaluación de los daños de la Soyuz era el primer paso para montar una operación de suma importancia: en esa nave tenían que volver los cosmonautas y Frank Rubio, el astronauta norteamericano del que Moscú era responsable de su transporte.
Para comenzar a evaluar el daño en la MS-22 colaboraron las dos agencias espaciales, NASA y Roscosmos. Emplearon los brazos robóticos a bordo de la ISS con el fin de conocer el alcance de la avería y 4 días después de la fuga, el jefe de la agencia espacial rusa, Yuri Borisov, detalló que se había encontrado una perforación de 0,8 milímetros por la que se escapó el refrigerante, al tiempo que informó sobre la ausencia de cualquier otro tipo de problema adicional.
Ahora, se abría el melón: ¿cómo vuelven los dos cosmonautas rusos y el astronauta estadounidense a casa en una nave dañada? Todo, con el añadido de que Rusia tenía que hacerse responsable de Rubio, justo en el momento de máxima tensión con la guerra en Ucrania; con todas las consecuencias geopolíticas posibles en juego.
Fue entonces cuando la agencia espacial rusa comenzó a estudiar una a una todas las posibilidades que había sobre su mesa. El tiempo apremiaba y la decisión debía tomarse con la mayor celeridad pero también con las máximas garantías posibles. Los tres tripulantes de la Soyuz MS-22 se encontraban —y todavía permanecen— en un limbo espacial, con una situación muy delicada y que podía pasar a crítica en caso de tener que abandonar la ISS con urgencia.
Fue a principios de enero cuando Roscosmos tomó finalmente una decisión: enviar la Soyuz MS-23 sin tripulación, tan solo con 430 kilogramos de carga para proveer a la ISS. Esta fórmula es, según apuntan desde la agencia espacial rusa, la única que permite acortar al máximo el tiempo que están los astronautas sin una nave disponible.
Cuando el plan estaba trazado y el calendario marcado, un nuevo revés parecía trastocar la operación. Otra alarma saltó. En este caso, la nave de carga Progress MS-21 detectó otra fuga de líquido refrigerante el pasado 11 de febrero. La agencia rusa abrió entonces una nueva investigación y aplazó temporalmente el rescate hasta principios de marzo. Sin embargo, tras una revisión exhaustiva de la nave se reanudaron los planes de Moscú.
Operación rescate
El lanzamiento está previsto para el próximo viernes 24 de febrero a la 1:24 de la madrugada de España. Habrá que esperar un par de días a que la Soyuz MS-23 se acople finalmente en la Estación Espacial Internacional. Los ingenieros rusos han trabajado durante estas semanas a contrarreloj para tener lista la nave espacial a tiempo, pues originalmente tenía planeado su despegue para el 16 de marzo de este año.
La misión en sí no tiene más complejidad desde el punto de vista tecnológico que las otras ya realizadas por Roscosmos. Utilizarán la nueva Soyuz como una nave espacial de carga que llevará suministros y equipamiento a la Estación Espacial Internacional y servirá meses después para el viaje de vuelta tripulado. La Soyuz MS-23 tiene un volumen interno de 10,5 metros cúbicos que se acompañan de 7.000 kilogramos de peso en el momento del despegue y es el caballo de batalla de Rusia para sus vuelos a la ISS.
La NASA también se ofreció a proporcionar algunas alternativas a Roscosmos, pero todas ellas añadían mucha complejidad a la operación de rescate —con la confección de trajes espaciales a medida, por ejemplo— y no suponían una ganancia de tiempo. La agencia espacial estadounidense tiene planeado lanzar la misión Crew 6 el 26 de febrero, el mismo día que llega la nave rusa, con 4 astronautas a bordo.
Aunque la nueva Soyuz irá vacía, la agencia rusa también valoró la idea de enviar la nave espacial MS-23 con un único tripulante con el fin de incrementar la tasa de éxito en el acople. La Soyuz tiene un 98,5% de probabilidades de éxito para realizar esta maniobra sin tripulantes, mientras que con solo una persona esa probabilidad asciende prácticamente al 100%.
Y es que haber llevado a un cosmonauta en la nave de rescate habría trastocado mucho más los planes. La NASA tendría que haber enviado un traje a medida para que el astronauta estadounidense Frank Rubio pudiera ir de vuelta a tierra firme en la Dragon de SpaceX. Y después permitiría regresar a los rusos —los 2 de la MS-22 y el tripulante de la MS-23—.
"El vuelo pilotado con un cosmonauta requiere la actualización de la nave espacial, la emisión de documentación y el entrenamiento adicional del cosmonauta y es posible [que no pueda realizarse] antes de marzo", según explicó Yuri Borisov, jefe de Roscosmos. "Un vuelo sin tripulación proporciona la confiabilidad requerida teniendo en cuenta los datos estadísticos positivos", remarcó cuando anunció la operativa del rescate.
El lugar de lanzamiento elegido para esta misión es el Cosmódromo de Baikonur, situado en el sur de Kazajistán, y lo hará a bordo de un cohete Soyuz-2.1a de 46,2 metros de alto por 2,95 metros de diámetro y una masa de 312 toneladas. La MS-23 se desacoplará del cohete y realizará la maniobra de acople empleando su propia motorización.
Esta misión de rescate improvisada lleva consigo un cambio de planes en el calendario de la agencia rusa. Moscú tenía planeado la vuelta de los dos rusos y el estadounidense para el mes de marzo con el consiguiente relevo de nuevos tripulantes para la misión en la ISS. Algo que no ocurrirá.
Ahora, al lanzar la MS-23 sin tripulación, los cosmonautas y el astronauta deberán quedarse más tiempo. Por el momento no han acotado el plazo, pero seguro que permanecerán más tiempo en la ISS del originalmente acordado. Algunos reportes indican incluso que podrían volver en septiembre de 2023, justo un año después de su partida con el fin de aprovechar al máximo la estancia.
Por su parte, la MS-22 se desacoplará de la ISS en algún momento a partir de marzo cuando los astronautas ya hayan hecho la mudanza de asientos hacia la MS-23. Caerá de forma controlada sobre un punto todavía indeterminado de la estepa kazaja y los ingenieros de Roscosmos comenzarán a analizar los daños ya en tierra firme.
Una de las grandes preocupaciones de Roscosmos es la posibilidad de que se genere una emergencia en la Estación Espacial Internacional y los tres tripulantes de la MS-22 no tengan cómo escapar de ahí. Nunca, en los casi 25 años que lleva en órbita, ha ocurrido ningún contratiempo de tal calibre que los tripulantes hayan tenido que salir, pero el riesgo de que algún objeto espacial impacte siempre está presente.
Desde que se conoció las fugas de líquido refrigerante, Roscosmos ha ido realizando ensayos para conocer qué sistemas se han visto afectados por el accidente. El punto más importante de todo este proceso ha sido evaluar la supervivencia de los cosmonautas en caso de necesidad de escapar de la ISS, algo que parece estar asegurado.
Para ello realizaron pruebas de encendido de varios propulsores de maniobra con resultado satisfactorio. También han ido monitorizando la temperatura de los sistemas de navegación de a bordo como los ordenadores de la Soyuz y, finalmente, han decidido que los cosmonautas podrían regresar en la nave averiada.
El plan B de EEUU
Eso sí, este plan de Rusia es sin el estadounidense a bordo. Al haberse roto el circuito de refrigeración se debe disminuir al máximo cualquier fuente de calor y humedad dentro de la MS-22. De ahí que se haya decidido que Frank Rubio se convierta en tripulante de la Crew Dragon en caso de emergencia que se encuentra acoplada en el ala estadounidense de la ISS.
A mediados de enero, ambas agencias espaciales acordaron trasladar el asiento de Rubio de la MS-22 a la Crew 5. Un proceso que duró un par de días y que sería el salvavidas para el astronauta estadounidense, ya que esta nave permite a más tripulantes.
Otro de los puntos clave a tratar son las condiciones en las que viajarían los cosmonautas rusos rumbo a tierra firme, en particular, si el resto de sistemas de refrigeración serían capaces de rebajar lo suficiente la temperatura interna de la Soyuz MS-22. Roscosmos asegura que sí, como también indica que los sistemas de navegación permanecerían funcionando de forma correcta.
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