El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha visto cumplida una de sus peticiones en la que ha sido más persistente en los últimos meses: recibir misiles Patriot. Este tipo de armamento defensivo, que está presente en España a través del Ejército de Tierra, se ha consolidado como uno de los escudos antiaéreos más probados por historial de operaciones y, con sus respectivas actualizaciones, de los más avanzados desde el punto de vista tecnológico.
El anuncio, que ha sido anticipado por el propio Joe Biden como parte de un paquete de 1.800 millones de euros, no ha sentado nada bien en Moscú, que lleva advirtiendo de "consecuencias imprevisibles" desde que comenzó a rumorearse el posible envío de los Patriot. Llega, además, en un momento crucial de la guerra tras la destrucción de una buena parte de la red de suministros básicos en Ucrania, con regiones enteras sin acceso a la electricidad durante días tras el impacto de misiles rusos en las infraestructuras clave.
Este último hecho es una de las razones con más peso por las que Estados Unidos se ha decidido finalmente a enviar el arma de defensa aérea. Si algo hacen bien los Patriot eso es derribar misiles y drones enemigos que se internen en espacio aéreo restringido. Lo que conseguiría repeler los ataques rusos realizados contra infraestructuras críticas, instalaciones esenciales y ciudades ucranianas. En ningún momento un sistema Patriot puede ejecutar ataques.
Algunos reportes, según indican desde el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), indican que el sistema Patriot podría llegar en febrero. Mientras que el entrenamiento de los militares a su cargo dura, en condiciones normales, mucho más tiempo —el curso de operador son 20 semanas—. Una de las posibilidades es que Ucrania ya haya enviado personal a Estados Unidos de forma secreta para aprender a utilizarlo o que se encarguen aquellos militares que ya están familiarizados con el sistema soviético S-300 que tienen disponible.
Escudos antiaéreos
El sistema de defensa aérea Patriot basa su funcionamiento en el lanzamiento de misiles interceptores tierra-aire especialmente diseñados para derribar amenazas de forma rápida y prácticamente autónoma. En servicio en Estados Unidos desde los años 80, se ha convertido en la espina dorsal de la Army gracias a que puede transportarse fácilmente en camiones a cualquier parte del mundo. Creando escudos muy flexibles en lugares remotos como bases militares itinerantes.
Las piezas clave de las que compone el escudo son una estación de control, una planta de suministro de energía, un radar especialmente creado para Patriot y, por último, entre 6 y 8 lanzadores de misiles; por cada batería desplegada. Todos ellos incorporados en vehículos de alta movilidad.
La cadena hechos que sigue el sistema comienza con la detección de un objetivo por parte del radar que lo rastrea pormenorizadamente para calcular la trayectoria y la velocidad. El siguiente paso es comunicar la amenaza al centro de mando donde habrá un operador humano o bien un ordenador que ejecute la orden de disparo. La información sobre el seguimiento pasa al misil interceptor y, 3 segundos después, ya estará viajando a 5 veces la velocidad del sonido rumbo a abatir la amenaza.
Desde que fueran creados por la compañía Raytheon hace más de 4 décadas, el sistema Patriot ha recibido varias actualizaciones muy importantes. Las más representativas han ido mejorando notablemente los algoritmos de detección embebidos en los radares y los sistemas de guía de los misiles interceptores. Estados Unidos no ha informado sobre la versión específica que ha enviado a Polonia.
Una de las últimas versiones del sistema es el Patriot PAC-3 (Patriot Advanced Capability 3). Comenzó su andadura operacional a principios de este siglo y tuvo un papel relevante en la Guerra de Irak dentro de las filas estadounidenses. Asimismo, supuso un gran éxito internacional con compras de países como Corea del Sur, Taiwán, Países Bajos o Emiratos Árabes Unidos.
El PAC-3 se creó para incrementar su eficacia derribando misiles balísticos y de crucero en comparación con las versiones anteriores. Y una de sus principales ventajas es que cada lanzador puede acarrear hasta 16 unidades de misiles interceptores, mientras que en modelos más antiguos estaban limitados a 4.
Además de las 5 veces la velocidad del sonido como máxima, los misiles interceptores del Patriot PAC-3 disponen de un radar propio capaz de detectar al objetivo y dirigirse a él de forma autónoma. En cuanto al sistema de propulsión, cuenta con un cohete de una única etapa con un mecanismo que controla la actitud para realizar maniobras de vuelo.
La versión PAC-3 tiene un peso de 312 kilogramos —un tercio de sus antecesores— y está equipada con una ojiva de fragmentación de 73 kilogramos que se emplaza dentro de los 5,2 metros de longitud por 25 centímetros de diámetro. Tiene una altitud máxima de unos 15.000 metros y un radio operativo que va desde los 15 a los 45 kilómetros.
Así es la versión española
El Ejército de Tierra de España cuenta también con un sistema de escudo aéreo de este modelo que sirve dentro del Regimiento de Artillería Antiaérea 73, en el Grupo Patriot en el municipio valenciano de Marines.
En este caso, se trata de la versión Patriot Advanced Capability 2 (PAC-2) más antigua, pero con un sistema de funcionamiento muy similar al del PAC-3. Las principales diferencias radican en los misiles interceptores que, en el caso español, pesan alrededor de 900 kilogramos y no dispone de un sistema de radar incorporado, sino que es el propio radar en tierra firme que etiqueta en pleno vuelo a la amenaza.
Los misiles PAC-2 tienen exactamente las mismas dimensiones, pero su sistema de propulsión le permite volar mucho más lejos —que no más rápido—. El alcance estimado de esta versión se sitúa en torno a los 100 kilómetros, solo que con una precisión sensiblemente menos al no equipar los sistemas integrados del PAC-3.