Las guerras no sólo se libran en las trincheras y el conflicto entre Ucrania y Rusia, de resultado incierto a estas alturas, no es una excepción. Desde el comienzo del siglo XXI, la ciberguerra es una realidad cada vez más presente en los enfrentamientos entre estados. Si en mayo Ucrania reconocía haber creado un ejército de especialistas informáticos que han lanzado miles de ataques contra infraestructuras rusas, un grupo de hackers prorrusos sigue amenazando a instituciones como la OTAN por su apoyo a las tropas ucranianas. Aún así, hay herramientas más sutiles y efectivas, como la edición tergiversada de artículos de Wikipedia o la propaganda que cada día inunda las redes sociales y ahí sí tenemos un claro vencedor: Ucrania gana por goleada gracias a los memes.
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Desde los primeros compases de la invasión de Ucrania el pasado febrero, mientras el país gobernado por Vladímir Putin apostaba por la desinformación y la deslegitimación de los medios occidentales como principal arma propagandística, tanto los estamentos gubernamentales como la sociedad civil ucraniana se han decantado por plantar cara en las redes sociales utilizando como mejor arma el humor y las referencias culturales del momento.
Es algo que les ha ayudado a mantener la atención internacional cuando esta decaía. También ha contribuido a articular su identidad nacional en contraposición con la rusa, aumentar la moral de sus tropas y ganarse el favor de millones de internautas a nivel global a través de Twitter, Instagram, YouTube, Facebook y TikTok. Y es que el lenguaje de Internet se sigue nutriendo principalmente de memes, como una imagen de la Virgen María sosteniendo un misil antitanque Javelin o un simpático perro Shiba Inu, convertidos en iconos para mantener unida a una creciente comunidad mundial de partidarios de la causa ucraniana.
Redes sociales en guerra
Una guerra, con permiso de Charlie Chaplin, Roberto Begnini y los Monthy Python, no es nada divertida. Aún así, el humor es un idioma internacional, una válvula de escape para las peores tragedias y, según han comprobado los responsables de la cuenta de Twitter del Ministerio de Defensa de Ucrania (con millón y medio de seguidores), un elemento mucho más efectivo a la hora de ganar simpatizantes a su causa que mostrar imágenes de la devastación provocada por el conflicto bélico.
"Empezamos exhibiendo cadáveres rusos", afirma la principal responsable de la cuenta, que prefiere salvaguardar su anonimato, en una entrevista con la BBC. "Y entonces nos dimos cuenta de que no funcionaba, sólo los unía contra nosotros". Las imágenes de civiles ucranianos muertos, un intento por apelar a la conciencia de los soldados rusos, tampoco funcionó.
Así, decidieron elaborar una estrategia más sofisticada, basada en indagar en perfiles rusos a la caza de vulnerabilidades en partes específicas del país, algo que se ha reforzado con la movilización parcial ordenada por el presidente ruso hace unas semanas. La difusión de vídeos de soldados rusos desesperados por la falta de suministros o los mensajes interceptados y publicados por The New York Times que incluían frases como "Putin es un necio" sólo han alimentado una maquinaria que ya funcionaba a pleno rendimiento.
La estrategia no es sólo gubernamental, sino que se apoya en iniciativas privadas y de usuarios individuales con ganas de cachondeo a costa del supuestamente invencible ejercito ruso. Durante décadas, el poderío militar de la ex Unión Soviética parecía imparable, una imagen fomentada a través del desarrollo de tecnologías avanzadas, pero también desfiles y bravuconadas. Cuando se inició la invasión, se suponía que las tropas rusas serían capaces de tomar Kiev en cuestión de días. Siete meses después, la realidad es muy distinta, y las cuentas y perfiles proucranianos aprovechan cualquier ocasión para mofarse de la ineficacia militar de su rival.
Así, se han ido sucediendo memes como los relacionados con chmonya (que significa perdedor o imbécil), gracias a la foto de un soldado ruso nada amenazante tomada después de que este se rindiera, o la glorificación de los tractores ucranianos remolcando tanques rusos cuando estos fueron abandonados por sus propias tropas. El ataque contra el puente de Crimea ha sido el último ejemplo, con miles de chistes visuales a costa de la destrucción del que fuera el gran orgullo nacional ruso, incluso a través de cuentas oficiales como la de los ferrocarriles ucranianos.
En otras ocasiones, es la valentía de sus compatriotas la que ha elevado a ciudadanos anónimos a la categoría de iconos virales de Internet. Es el caso de la mujer de Kiev que logró acertarle a un dron ruso desde su ventana con un tarro de tomates encurtidos, el tipo que retiró una mina antitanque a mano mientras seguía fumándose un pitillo o los defensores de la isla de la Serpiente, que respondieron a las peticiones de rendición por parte de los rusos con un contundente: "buque de guerra ruso, vete a la mierda".
Estas campañas, en ocasiones, han alcanzado otros objetivos más allá de los meramente propagandísticos. Cuando el empresario canadiense Christian Borys, descendiente de ucranianos, empezó a comercializar la pegatina de Saint Javelin en marzo, estaba convencido de que no lograría recaudar más de 500 dólares para apoyar a Ucrania. A día de hoy ha vendido miles de estas pegatinas a través de su web, además de ropa, tazas y todo tipo de merchandising, cuya recaudación (más de un millón de dólares) se materializa en la compra de generadores y equipos para "reconstruir Ucrania" y apoyar distintas causas humanitarias.
Otra de estas iniciativas es la que está detrás de la Organización de Compañeros del Atlántico Norte (NAFO, por sus siglas en inglés, un juego de palabras con la OTAN), que ha inundado las redes sociales contrarrestando la propaganda rusa con grandes dosis de irreverencia y una estrella, un adorable perro de la raza shiba inu. El grupo, además de burlarse de las estrategias bélicas de los rusos, recauda fondos para facilitar todo tipo de suministros al ejército ucraniano.
Wikipedia, campo de batalla
A diferencia de las redes sociales, plagadas de desinformación, bulos y perfiles con aviesas intenciones, si hay una web en Internet que se consulta como un oráculo por su supuesta fiabilidad esa es Wikipedia. Sin embargo, esta iniciativa sin ánimo de lucro puede ser un objetivo muy apetecible para distintos gobiernos, ya que cada mes recibe visitas procedentes de 1.800 millones de dispositivos distintos procedentes de todo el mundo.
De momento, Putin no ha dado el paso de bloquear Wikipedia en su país, pero sí dejó caer amenazas que llevaron a muchos de sus compatriotas a descargarse hasta un 4.000% más de artículos con respecto a los meses previos a la invasión de Ucrania. Tampoco ha llegado a desarrollar su propia alternativa a la enciclopedia online, un proyecto en marcha desde 2019 que pretende ofrecer "información fiable, presentada de buena forma y moderna" a través de una versión digitalizada de la Gran Enciclopedia Rusa.
En vez de seguir adelante con esas iniciativas, parece que la estrategia a largo plazo del presidente ruso pasa por modificar la percepción de lo que ocurre en su país y de la invasión de Ucrania a través de la edición de contenido en Wikipedia. Eso al menos es lo que se desprende de una reciente investigación del Instituto para el Diálogo Estratégico (IDS) y el Centro para el Análisis de los Medios Sociales (CASM), ambos con sede en Reino Unido. El estudio revela las actividades de 86 editores expulsados de Wikipedia por alterar artículos de manera sistemática sobre la guerra entre Rusia y Ucrania.
Mediante cambios sutiles, como poner en duda la objetividad de los relatos prooccidentales, cambiar el contexto histórico o añadir enlaces de noticias y sitios web rusos de propiedad estatal, pretendían ofrecer un relato del conflicto próximo al que defiende el propio Kremlin. "Wikipedia cuenta con un gran número de defensas para evitar que los vándalos añadan información errónea al sitio de forma aleatoria", afirma Carl Miller, director de investigación del CASM, en Wired. "Pero cuando se observa la forma en que los estados pueden atacar a Wikipedia, el tipo de amenaza parece completamente diferente. Sería muy parecida a lo que hacen estos editores".
Zelenski, un líder en Internet
El propio presidente ucraniano, cómico de profesión antes de su entrada en política, ha sido el protagonista de muchos de los memes relacionados con el conflicto y ha sabido aprovechar todo tipo de referencias a la cultura popular. Una de sus apariciones públicas más sonadas tuvo lugar en junio, cuando apareció como un holograma en 3D de manera simultánea en diversos eventos —el Founders Forum en Londres, Brilliant Minds en Estocolmo, The Next Web en Ámsterdam y Vivatech en París— para pedir financiación para la industria tecnológica de su país.
Más allá del guiño a la manera en la que la princesa Leia pedía ayuda en la primera entrega de Star Wars, la saga galáctica es una constante en sus mensajes y apariciones públicas. Camisetas en las que se lee "ven al lado oscuro" o decoradas con personajes y naves del universo creado por George Lucas son sólo uno de los elementos en los que se apoyan su discurso y su imagen.
Otras referencias, como las relacionadas con Juego de Tronos o El señor de los anillos también han sido habituales en esta 'guerra de los memes'. El Ministerio de Defensa de Ucrania emitió en su día un comunicado en el que declaraba "un escuadrón de orcos ha sido repelido", en referencia a un ataque ruso. La propia web de Saint Javelin tiene un apartado llamado Winter is coming, con los ucranianos en el papel de vigilantes del muro que protegen al resto del mundo de los caminantes blancos rusos.
Se trata de una efectiva manera de deshumanizar al enemigo, aprovechando fenómenos culturales de primer orden que cualquier persona en el mundo occidental puede entender. Un frente distinto al de los drones, los misiles y las defensas antiaéreas, pero que puede ser tan crucial para el resultado final de la guerra.
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