No es un misterio que los portátiles gaming han evolucionado enormemente en los últimos años. Es algo palpable en España; mientras que antes eran simples máquinas que presumían de potencia pura, ahora buscan ofrecer una experiencia única en ciertos apartados. Una de las firmas que más lo está intentando es Lenovo con su gama de portátiles, y este Lenovo Legion Slim 7i es la prueba de ello. Por muchas razones, además.
En concreto, hablamos de uno de sus modelos más recientes, el Lenovo Legion Slim 7i de octava generación potenciado con procesadores Intel. Un portátil pensado principalmente para jugar, y así lo atestigua su precio de 2.115 euros en España. No obstante, el dispositivo se esmera por destacar en apartados clave que hacen que sea una opción factible para los que quieren un portátil también para trabajar.
Nos encontramos con algunas bondades tremendamente importantes tanto para gamers como para usuarios que quieren un ordenador potente, como son un diseño estilizado, una construcción soberbia y una buena diagonal de pantalla sin que ello repercuta excesivamente en su peso.
Un acabado espectacular
Una de las cosas que a nivel personal me habían hecho huir de los portátiles gaming era el problema del diseño. La cosa ha evolucionado mucho en estos últimos años, ya que antes los portátiles más convencionales eran simples monstruos llenos de luces RGB y que adoptaban una estética de 'nave espacial' a mi gusto bastante hortera. Lenovo, afortunadamente, se quita todo esto de encima.
En todos los sentidos, además. No solo estamos ante un portátil tan elegante que incluso podría pasar por uno normal, sino que se reserva las peculiaridades de la estética gaming, aplicándolos de forma sutil. Por ejemplo, la única traza de RGB de todo el dispositivo estará en el teclado, que es retroiluminado. Salvo eso, decimos adiós a la discoteca de 'lucecitas' para abrazar una estética sobria y comedida.
A todo esto hay que sumar el buen hacer de Lenovo a la hora de construir este Lenovo Slim 7i. El portátil está bien rematado, se siente robusto y se siente de buena calidad en las manos. Por si fuera poco y como hemos mencionado antes, sus dimensiones hacen que sea ligero pero sin que se sienta endeble, haciendo que tenerlo, por ejemplo, en las piernas sea todo un gusto.
Eso sí, pese a todo esto, el diseño que presenta Lenovo en este Legion tiene una serie de particularidades que quizás no gusten a todos. Para empezar, el portátil tiene un teclado numérico dedicado (algo lógico teniendo en cuenta el tamaño de la pantalla), y que al principio de usar el dispositivo, puede confundir un poco a la hora de escribir.
Otro problema nos lo encontramos en el trackpad. Sí, es cierto que como jugador, casi nunca uso el panel táctil, sino que simplemente uso un ratón dedicado, al igual que todo el mundo. Pero para el uso normal, el que esté tan a la izquierda no nos acaba de convencer.
Eso sí, Lenovo sabe compensar todo esto con una idea que, a título personal, no sé por qué nadie ha copiado aún: poner los puertos más importantes en la parte trasera. Y es que siempre he creído que poner puertos como los USB o los HDMI en los lados de un portátil gaming era una tontería, por el simple hecho de que los cables que dejan y su disposición molestan a la hora de usar el ratón.
Teniendo todos los puertos, incluyendo el de carga, en la parte trasera permite que todos los cables se distribuyan hacia atrás, dejando la zona de la mesa a los laterales completamente limpia y libre. Los únicos puertos laterales son los USB-C de la izquierda. Una idea fantástica, y que esperamos que sea el nuevo estándar en los nuevos portátiles de próximas generaciones.
Una bestia con potencial
Vale, el portátil es muy bonito y su diseño es genial. Pero ¿cómo funciona? De nada sirve tener un ordenador que no de la talla, especialmente si eres un gamer que busca la excelencia (y más por más de 2.000 euros). Repasando la tabla de especificaciones nos damos rápidamente cuenta de que difícilmente haremos hincar la rodilla a este Lenovo Legion Slim 7i.
En cuanto a procesador, nos encontramos con una CPU Intel Core i9-13900H que se conjunta con una Nvidia RTX 4070 para portátiles. Todo ello potenciando una pantalla WQXGA con resolución 2.560 x 1.600 y que dispone de un tamaño de 16 pulgadas, así como una tasa de refresco de 165 Hz. Es decir, una configuración que es propia de la gama media-alta, pero que no llega a cotas extremas como en otros casos.
Hemos probado todo tipo de videojuegos, tanto de calidad gráfica media como alta. La conclusión es simple; el Lenovo Legion Slim 7i podrá con casi todo lo que el usuario le ponga por delante, superando los 70 y los 100 fotogramas en la mayoría de ocasiones sin demasiados problemas.
Ejemplos. En títulos poco exigentes como Overwatch 2, Valorant o Fortnite el portátil ha dado la talla, llegando de sobra a los 120 fotogramas e incluso superándolos holgadamente. Juegos que requieran un poco más de calidad gráfica, como Doom Eternal, Sekiro: Shadows Die Twice o Grand Theft Auto: V, la tasa de fotogramas se ha visto reducida en cierta medida, pero nunca bajando de los 70 fotogramas por segundo.
Los únicos escenarios en los que sí hemos visto algún que otro tirón han sido a la hora de ejecutar los juegos más exigentes. Red Dead Redemption 2, Asssassin's Creed: Valhalla o los títulos de la saga Crysis son los mejores ejemplos. Es en estos casos donde el Legion ha tenido más dificultades, aunque siempre ha llegado como mínimo a los 60 fotogramas por segundo. Una tasa que evidentemente aumentaba bajando alguna que otra opción gráfica de los ajustes.
Es decir, que únicamente jugando a los juegos más brutales del mercado a nivel gráfico nos encontraremos con alguna que otra bajada de fotogramas, completamente solventable. Teniendo en cuenta que tenemos unas características técnicas más propias de la gama media-alta dentro del hardware de PC y que son componentes para portátiles, no está nada mal.
Ni que decir tiene que esto también se ve reflejado en el rendimiento del propio Legion. El ordenador, en tareas básicas y multimedia, literalmente vuela. Su almacenamiento de alta velocidad, sus 16 GB de memoria RAM y su buena configuración de CPU y GPU hacen que el sistema vaya fluidísimo, pudiendo editar fotos e incluso vídeo con holgura.
Otros detalles que tampoco podemos pasar por alto son su cámara frontal con switch físico para taparla, su lector de huellas delantero y su conectividad, integrando Wi-Fi 6E y Bluetooth 5.1. No obstante, de sus añadidos destacamos por encima de todos su brutal teclado, marca de la casa ya en la firma Lenovo.
Un teclado que proviene de los mejores ThinkPad, y que como ya hemos visto en otros modelos de Lenovo, destaca por ser sencillamente excelente. Este artículo, sin ir más lejos, ha sido escrito con este teclado y he pasado horas tanto escribiendo como jugando gozando cada tecla con mis dedos. Uno de sus mejores apartados, sin duda.
El asunto de la batería ofrece los mismos claroscuros que el resto de portátiles gaming del mercado. Sí, tenemos una buena capacidad, una autonomía de 99,9 Wh de 4 celdas, que dará suficiente para una jornada de trabajo completa sin problemas. Pero a la hora de jugar, el dispositivo durará como mucho una hora y media, lo que obliga al usuario a pasar por un cargador (que por cierto, no tiene conector propietario).
Un último aspecto que hay que mencionar en torno al funcionamiento tiene que ver con la ventilación. Si bien el Slim 7i ha demostrado dar la talla gracias a su estupendo sistema de refrigeración, este puede ser un poco ruidoso en entornos extremos. Además, aunque aplaudimos la inclusión de tantas rejillas de ventilación, estas pueden molestar a la hora de usar un ratón en sesiones prolongadas.
Una pantalla que cumple
Una de las grandes gracias de este portátil es que cumple con una máxima que los más hardcore buscan: tener una pantalla enorme. 16 pulgadas, nada menos, y que no es especialmente espectacular en calidad de imagen pero sí en funcionamiento general.
No es en absoluto un mal panel. Está bien calibrado, y sus ángulos de visión son muy buenos. A todo esto se le añade una capacidad antirreflectante, una cobertura del 100% sRGB y unos buenos marcos de pantalla, además de un filtro de luz baja muy útil.
Simplemente, no es una pantalla espectacular, que te haga gritar un "wow" la primera vez que abres el portátil. Más que suficiente para jugar, pero que no sorprenderá a nadie. Eso sí, vemos algo insuficiente su brillo, aunque es lógico pensar que los jugadores más empedernidos no van a jugar en la calle.
¿Me lo compro?
Hay que aclarar que este no es un portátil especialmente económico. Su modelo sube hasta los 2.115 euros, pero en su justicia diremos que es un precio acorde a lo esperado por sus características. En este sentido, creemos que es una compra estupenda, y que será más que suficiente para todo tipo de consumidores.
Y no me refiero únicamente a los gamers más necesitados de potencia de la sala; los que simplemente quieran un ordenador para trabajar con suficiente potencia y que quieran jugar a algún juego que otro sin complicaciones, verán en este Legion Slim 7i de Lenovo una gran opción.