Hasta hace pocos años, las barras de sonido eran casi un artículo de lujo. Se trataba de productos caros y con un rendimiento inferior a los clásicos 5.1, pero estaban diseñadas para resolver varios problemas, ofreciendo en un espacio compacto algunas de las últimas tecnologías de sonido y desterrando las odiosas marañas de cables. La cosa ha mejorado mucho y las hay baratas y potentes, como esta de Xiaomi, y con sonido y acabados premium como las que ofrece Bose, pero si hay una marca que ha apostado por estos dispositivos es la surcoreana LG, que cuenta actualmente con más de 30 modelos distintos de barras de sonido en el mercado.
[He probado la mini barra de sonido de LG y jamás imaginé que algo tan pequeño sonase tan bien]
Son dispositivos cada vez más necesarios, sobre todo teniendo en cuenta que los televisores actuales de gama baja y media suelen sacrificar el sonido por la imagen, ofreciendo altavoces que no están a la altura. Por eso, y por valorar si jubilaba definitivamente el 5.1 de Philips que me ha acompañado durante la última década, quería probar una de las últimas barras de sonido de LG, la S75Q, que se puede encontrar en Amazon por 399 euros.
La primera impresión, que muchas veces es la que cuenta, es la de estar ante un dispositivo premium muy bien diseñado, con todo lo necesario para convertir tu salón en una sala de cine gracias a su compatibilidad con Dolby Atmos y DTS:X. La caja incluye un cable HDMI de alta calidad y la conexión con mi televisión LG fue inmediata, sin molestos menús ni configuraciones. En poco más de 10 minutos, con el subwoofer conectado de manera inalámbrica, ya estaba disfrutando de un sonido capaz de potenciar los diálogos y los efectos sonoros de películas y videojuegos.
Potencia y elegancia
Con una longitud de casi 90 cm y bordes cuadrados, la barra de sonido LG S75Q está diseñada para tamaños de televisor entre las 40 y las 50 pulgadas. El sonido no sólo procede de los altavoces frontales, sino que en la parte superior cuenta con otros dos altavoces, diseñados para que el espectador perciba que el sonido proviene de distintas alturas. Así, la configuración es de 3.1.2 canales, con una potencia que alcanza los 380 W (equivalentes a 83 decibelios), más que suficiente para un salón de tamaño grande.
Disponible en un único color negro, la barra se controla a través de un mando a distancia o de la aplicación específica LG Sound Bar, pero también dispone de botones táctiles en su parte superior. Al tener un televisor de la misma marca, la identificación entre ambos dispositivos es muy sencilla, y una vez instalado también puedes usar el mando a distancia de la TV para controlar las funciones básicas de la barra de sonido. Afortunadamente, mide menos de 7 cm de altura, por lo que la señal infrarroja del mando llega sin problemas al receptor de la televisión.
En la parte delantera, oculta bajo la malla metálica que cubre los altavoces, dispone de una pantalla de matriz de puntos que indica la función activada, el volumen o los detalles de la configuración. Puedes personalizar el sonido con funciones con preajustes de ecualización, que incluyen Cine, Deportes, Juegos o Música.
Los más interesantes son AI Sound Pro, que utiliza inteligencia artificial para ajustar los niveles al contenido que se está reproduciendo, y Bass Blast, que aumenta los graves, imprescindible cuando escuchas música porque la ausencia de bajos profundos es patente en los otros modos de ecualización.
El modo Cine funciona utilizando sonido envolvente virtual, que crea una sensación más tridimensional, aunque el contenido que se reproduce no cuente con Dolby Atmos. Otro de los preajustes más útiles es Clear Voice, que mejora los diálogos, sobre todo en películas y series de acción o cuando la banda sonora se pone intensa.
He usado la barra durante unas semanas, principalmente para ver películas en streaming y jugar a videojuegos, y ahí es donde se nota una diferencia abismal con respecto a los altavoces del televisor. Gracias al modo de baja latencia automática (ALLM) y su tasa de refresco variable (VRR) hasta 60Hz, la reproducción del sonido Dolby Atmos de juegos como Gears of War 5 o Red Dead Redemption 2 se disfruta de lo lindo.
En el apartado de las conexiones, la parte trasera de la barra de sonido dispone de HDMI eARC, entrada óptica y USB, además de conexión inalámbrica a través de Bluetooth 4.2 BLE. Con la salida HDMI puedes enviar contenido 4K al televisor, incluyendo HDR Dolby Vision, con una pérdida mínima de calidad.
Probé a conectar mi móvil y reproducir música en Spotify a través de Bluetooth, pero el resultado deja bastante que desear, con una resonancia metálica algo molesta. Aún así, modificando un poco la ecualización en la app LG Sound Bar, logré un sonido bastante más decente. Ahí LG tiene una asignatura pendiente, aunque la función principal de las barras de sonido no sea esa.
¿Me la compro?
En un mercado tan competitivo como el de las barras de sonido, LG sigue siendo una de las referencias indispensables, gracias a productos como esta LG S75Q. Tiene todo lo que puedes necesitar: facilidad de instalación, sonido Dolby Atmos, potencia de sobra y un diseño muy elegante. No es tan compacta e inmersiva como la Sonos Beam, pero sí algo más económica.
La cuestión es si hay alternativas mejores a un precio más asequible y ahí es donde pueden entrar las dudas, ya que los 399 euros que cuesta en Amazon no son precisamente una ganga. Eso implica valorar otras opciones, pero merece la pena si tienes el ecosistema LG. En mi caso, me ha convencido para olvidarme definitivamente de mi antiguo sistema 5.1, que tenía el hándicap de los cables y peores conexiones.