El crecimiento imparable de los wearables sigue inundando el mercado con todo tipo de dispositivos. Por eso, y porque las marcas buscan ganarle el pulso a la competencia, lo que se lleva es la especialización: ofrecer productos adecuados para nichos concretos. Esto suele implicar también un coste más alto, como demuestra el Apple Watch Ultra, que casi supera la barrera psicológica de los mil euros.
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Efectivamente, la reciente noticia del lanzamiento del smartwatch para deportes extremos de Apple confirma la pujante tendencia de los relojes inteligentes diseñados para los más aventureros. Es un territorio que hasta hace poco dominaba Garmin pero al que se siguen sumando rivales como Amazfit, que con la segunda iteración del T-Rex busca ofrecer un smartwatch duradero, potente y para todos los bolsillos. Ahora mismo está disponible en Amazon por 207,99 euros, un precio bastante asequible para todo lo que tiene que ofrecer, sobre todo comparado con modelos como el Garmin Fenix 7.
Más allá de los parecidos y diferencias, el Amazfit T-Rex 2 está claramente diseñado para aquellos que aman la vida al aire libre y son aficionados a los deportes de riesgo... o que viven en lugares en condiciones extremas. Gracias a características como el GPS de doble banda con soporte para el posicionamiento a través de 5 satélites, aficionados al senderismo o el alpinismo pueden disfrutar de sus hobbies con la tranquilidad de saber que siempre están localizados y pueden encontrar el camino de vuelta.
Aparte de sus funciones específicas para los amantes de los deportes extremos, el T-Rex 2 tiene sobrados alicientes para cualquier usuario, porque consigue ofrecer cosas como una batería que puede durar hasta 24 días, decenas de modos de entrenamiento y la monitorización de salud más completa.
El diseño no es lo primero
A primera vista, el Amazfit T-Rex 2 recuerda a aquellos relojes Casio que llevábamos en los años 80. Grande, con mucho plástico y ese punto retro de los primeros relojes digitales. Pero es casi un espejismo de pura nostalgia, porque en cuanto se enciende su pantalla AMOLED de 1,39 pulgadas y 454 x 454 píxeles de resolución queda claro que estamos en el aquí y el ahora.
Disponible en tres colores (Astro Black & Gold, Ember Black y Desert Khaki), el T-Rex 2 lo anuncia a las claras: lo suyo es la resistencia en situaciones extremas, ya sean 70 grados de temperatura, 40 bajo cero o 10 atmósferas bajo el agua. Para algo tiene 15 certificaciones militares, lo que lo convierten en un smartwatch a prueba de golpes, caídas y condiciones adversas. No he podido probar en profundidad su resistencia en este tipo de entornos, pero los 40 grados de Córdoba en agosto los ha resuelto sin problema.
A pesar de este exterior tan resistente, robusto y abultado, con los tornillos a la vista, el reloj es bastante ligero (66,5 gramos) y se lleva sin problema. Eso se debe a la sencilla pero eficaz correa de silicona, con gran cantidad de agujeros para adaptarse a cualquier grosor de muñeca, y porque la caja del reloj está fabricada con un polímero pulverizado con metal en lugar de ser totalmente metálica.
En vez de los cinco botones que suelen montar los relojes deportivos con GPS, el T-REX 2 cuenta con solo cuatro, pero son más que suficientes en cualquier caso para navegar por los menús y utilizar todas sus funciones, que son muchas y muy variadas. Su tacto es perfecto, y resultan tan cómodos e intuitivos como la propia pantalla táctil.
Sensores y funcionalidades
Para quien no quiera el T-Rex 2 para lanzarse en paracaídas o hacer rafting, el reloj también cuenta con soporte para deportes más comunes. Los 158 modos de que dispone incluyen funciones específicas para prácticas no tan habituales, como el triatlón o la natación en aguas abiertas.
Se puede configurar y programar con facilidad todo tipo de entrenamientos básicos o establecer objetivos generales de entrenamiento basados en cosas como la distancia o las calorías. Se puede hacer directamente desde el reloj o a través de la app Zepp, donde se monitoriza toda la actividad y se accede a funciones extra.
Pero donde el T-Rex 2 brilla con luz propia y muestra todo su poderío es gracias al GPS, que permite, por ejemplo, ver paso a paso la ruta de senderismo que estás haciendo o activar un puntero de "vuelta al inicio" para ayudarte a volver si no recuerdas el camino de regreso.
Para llegar a sitios concretos, también puedes cargar las rutas desde la aplicación para utilizar la navegación dirigida, con indicaciones precisas de la dirección a seguir en cada recodo del camino. El reloj cumple con creces en este sentido gracias a su compatibilidad con cinco tipos de satélites (GPS, Galileo, GLONASS, Beidou y QZSS).
La monitorización de la salud es el otro gran caballo de batalla de las pulseras de actividad y los relojes inteligentes. En el caso del Amazfit T-Rex 2, cuenta con sensor óptico de frecuencia cardiaca, control del sueño, medición del oxígeno en sangre, nivel de estrés y frecuencia respiratoria. ¿Lo mejor? Que puedes obtener todos esos datos en 45 segundos con una sola pulsación.
Donde Amazfit se ha lucido es en la duración de la batería de 500 mAh, que según sus cálculos dura 24 días con un uso general o 10 días de uso intensivo. En mi caso lo utilicé a conciencia durante las vacaciones, con la función de pantalla siempre encendida activada y utilizando el modo GPS más preciso, y superó los 12 días sin problemas. Con un uso moderado, la batería puede durar un mes sin mayor problema.
¿Me lo compro?
Los aficionados a los deportes de riesgo tienen cada vez más opciones para elegir smartwatches que se adapten a todo tipo de situaciones y condiciones extremas. Pero eso suele estar asociado con precios elevados y dispositivos pesados. No es el caso del Amazfit T-Rex 2, que ofrece mucho por un precio tan competitivo como ajustado de 207,99 euros en Amazon.
El diseño puede ser un handicap si buscas líneas más elegantes o limpias, algo que se puede paliar al menos en parte gracias a la gran variedad de esferas disponibles. Desde luego, la estética no es su fuerte, aunque mejora bastante lo visto en el primer T-Rex, y lo más importante, es ligero y cómodo de usar.
Este 'dinosaurio' es sin duda una gran compra para quien busque un smartwatch con GPS con una gran batería y una resistencia a prueba de golpes, climatología y experiencias extremas. Frente a otros que presumen mucho y ofrecen poco, el T-Rex 2 es una apuesta segura y un serio competidor en el mercado.
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