Tras la revolución de los smartphones, los wearables han comenzado a coger fuerza como uno de los dispositivos estrella en España. Entre ellos, destaca el reloj inteligente Samsung Galaxy Watch 4 como la cuarta generación de una saga que ha optado por dejar de lado su sistema operativo propio de la compañía y abrazar al WearOS de Google.
Este movimiento es fundamental desde el punto de vista de ecosistema e inaugura una nueva etapa de hermanamiento entre Samsung como fabricante de hardware y Google como proveedor del sistema operativo. Eso sí, la coreana no se olvida de dotar de ciertos extras interesantes si el comprador opta por todo el ecosistema Galaxy, algo que puede jugar también en su contra.
Lo que sí parece claro es que el Samsung Galaxy Watch 4 (239 euros) quiere intentar emular el rotundo éxito que Apple ha conseguido con el Watch. Para ello, ha calcado algunas de las funcionalidades estrella que han servido, incluso, para salvar vidas gracias a los electrocardiogramas o la función de avisar si el usuario se ha caído. Otras son originales de Samsung como la que graba los ronquidos mientras dormimos y permite reproducirlos a la mañana siguiente.
Fiel a la esfera
A diferencia del mundo de la relojería tradicional, los dispositivos inteligentes llevan un tiempo virando hacia un formato cuadrado que busca mejorar la usabilidad de una pantalla táctil de reducidas dimensiones. Pero Samsung sigue fiel a su esfera circular adaptando toda la interfaz a este reloj de 44 milímetros de diámetro (hay otras 3 versiones de 40, 42 y 46 milímetros).
El reloj recurre a unas líneas muy finas y minimalistas, aunque los bordes siguen siendo importantes, que nos recuerdan a las versiones Active de sus antepasados. Tan solo dispone de un par de botones situados ambos en el canto derecho que se combinan a la perfección con el táctil de la pantalla.
El panel elegido por Samsung es un Super AMOLED firmado por la propia compañía. Cuenta con un diámetro de pantalla de 1,36 pulgadas con una resolución de 450 x 450 píxeles, más que suficiente para no entorpecer la experiencia con píxeles visibles.
Eso sí, lo que no nos ha parecido que está a la altura es el brillo. Se echa de menos un plus para cuando hay que consultar y manejar la pantalla bajo el sol. Sí se comporta bien la gestión automática que se adapta rápidamente a las condiciones lumínicas ambientales, algo que no terminan de ajustar otras marcas y que da como resultado deslumbramientos nocturnos.
En este apartado del diseño, recalcar que con un uso totalmente normal -el mismo trato diario al que someto a todos los relojes- el Samsung Galaxy Watch 4 tiene algunos roces en los cantos de la esfera. Básicamente son desconchones o picotazos de la pintura que recubre esas zonas y que no recuerdo haber dado. Además, están presentes tanto en la zona más externa -y expuesta- del reloj como en la que está más pegada al cuerpo.
En cuanto a la experiencia de llevarlo puesto, Samsung ha conseguido un producto muy liviano de 30 gramos que realmente pasará desapercibido a los pocos minutos. Gracias también a un grosor que no llega al centímetro (9,8 milímetros) y a un sistema de correa que abraza perfectamente la muñeca.
Procesador propio
Una de las particularidades de este reloj inteligente es que recurre a un procesador Exynos W920 de litografía 5 nanómetros y diseñado, desarrollado y fabricado por la propia Samsung. El rendimiento es muy bueno y es lo que se espera de un dispositivo que aspira a protagonizar la gama alta del sector smartwatch.
En el apartado de las memorias, el Galaxy Watch 4 cuenta con 1,5 GB de RAM y 16 GB de almacenamiento interno, sin posibilidad de ampliación. Ambas son suficientes para su cometido en un reloj.
La primera, combinada con el procesador, proporciona un buen rendimiento en la apertura y transición entre aplicaciones y funciones. Mientras que la segunda se posiciona como más que suficiente para instalar las ligeras -y simples- aplicaciones que copan la Play Store de WearOS.
Asimismo, el reloj cuenta con lo último del apartado de conectividad. Bluetooth 5.0 de bajo consumo energético, WiFi (en bandas de 2,4 y 5GHz), GPS, NFC para realizar pagos y la opción de adquirir una versión con 4G. Los relojes que adapten esta última función se podrán conectar por sí solos a Internet y no dependerán de la conexión con el smartphone para funciones como la de realizar llamadas.
La suite de sensores que elige Samsung para su Watch 4 es muy amplia y va un paso más allá respecto a la competencia más directa del panorama Android. Cuenta con función de electrocardiograma, sensor de análisis de impedancia bioeléctrica, sensor de saturación de oxígeno en sangre, acelerómetros, giróscopo, geomagnético, luz ambiente y el sensor BioActive que se encarga de medir las pulsaciones.
WearOS con toque Samsung
Un apartado especial tiene el sistema operativo embebido dentro del reloj. Como se mencionó anteriormente, Samsung se ha aliado con Google para desarrollar una versión muy particular de OneUI (la capa de personalización que protagoniza los teléfonos Samsung Galaxy) tomando como base WearOS 3.
La tercera versión del sistema operativo para wearables de Google se estrena precisamente en este reloj que todavía cuenta con claras reminiscencias a Tizen, el anterior SO que utilizaba Samsung. Se nota principalmente en el sistema de tarjetas a las que se accede deslizando de derecha a izquierda en la pantalla principal.
Esas tarjetas son totalmente personalizables por el usuario y funcionan como widgets o accesos directos a diversas funciones y aplicaciones. También importante es el asunto de las notificaciones. Y es que desde este reloj se pueden responder a mensajes de WhatsApp, de texto tradicionales, de Telegram y de prácticamente cualquier servicio de chat. Un punto esencial para muchos usuarios que lo verán más como una extensión del móvil que como un complemento más independiente.
El panorama de aplicaciones disponibles en la Play Store para relojes inteligentes es bastante desolador. No hay realmente un gran número y las que se encuentran no suelen ser realmente buenas o útiles. Muchas aplicaciones desconocidas para la monitorización deportiva, muchas para descargar esferas y muy pocas realmente útiles; entre estas últimas están Spotify, YouTube Music o la de correo de Outlook que viene preinstalada.
Precisamente las preinstaladas que ya vienen en el reloj son las mejores. Se nota la mano del fabricante en, por ejemplo, la aplicación Samsung Pay para realizar pagos por NFC y que cuenta con soporte para un amplio surtido de bancos y tarjetas de crédito. Es el servicio más parecido a Apple Pay de todo el ecosistema de pagos móviles.
Deporte y ronquidos
Desde sus inicios, el segmento del reloj inteligente se ha convertido también en un monitor de actividad física. Y el Galaxy Watch 4 tampoco falla en este caso. Según la propia Samsung, hay disponibles 90 modos de deporte y con un sistema de detección automática que sirve para que el reloj comience a monitorizar cuando detecte que nos movemos durante un tiempo prolongado.
Esta última característica funciona realmente bien. Por ejemplo, detecta automáticamente la natación y esos paseos que involuntariamente (ir a la compra, a por el pan, paseos cortos) se dan durante el día y que de otra manera no quedarían registrados. Algo que realmente no sé si se puede calificar como hacer ejercicio.
Una de las funciones que más ha llamado la atención es la capacidad de detectar los ronquidos. La mecánica es sencilla: basta con activar la monitorización, tener el reloj encendido durante el sueño y sincronizado con el teléfono, que a su vez deberá estar conectado a la corriente. Una vez despiertos, se pueden consultar las grabaciones de los ronquidos que el teléfono ha realizado. Algo que no deja de ser curioso y revelador para aquellos que enarbolan su respiración insonora mientras duermen.
Restricciones y limitaciones
Uno de los puntos negativos que hemos encontrado al Samsung Galaxy Watch 4 es que algunas funciones tan solo están disponibles si está emparejado a un teléfono Samsung Galaxy. El motivo no es que los smartphones de la marca tengan un hardware especial así que nos lleva a que es una restricción de software que impone de alguna manera la compañía.
Por ejemplo, la realización del electrocardiograma está restringida así como la medida de la presión arterial. Pudiéndose obtener exclusivamente si el reloj está conectado a un Galaxy. Esta barrera puede ser infranqueable para los usuarios de teléfonos de otras marcas que igualmente quieren disfrutar del total de las funciones del dipositivo que acaban de comprar.
En cuanto a la presión arterial, el reloj necesita de una calibración para que funcione la primera vez. Esto es, acompañar la medición que realizar el Galaxy Watch 4 con la de un tensiómetro tradicional. Si no tenemos uno en casa o de un familiar, toca pasar por la farmacia.
¿Me lo compro?
Para rematar el análisis, queda hablar de la batería. Los 361 mAh de capacidad son suficientes para un día de uso más o menos intensivo con monitorización de deporte con GPS incluida. Algo a lo que ya estamos más que acostumbrados y que se puede alargar -perdiendo algunas funciones- hasta los dos días apurando hasta la última gota de energía.
Llevar un sistema operativo completo en el interior conlleva perder una buena parte de la autonomía que sí proporcionan modelos más simples como los de Amazfit. La versión básica del Samsung Galaxy Watch 4 arranca en 239 euros, pero lo cierto es que tan solo merece la pena si también somos poseedores de un teléfono de la marca.
Como usuarios, cuando compramos un dispositivo electrónico el objetivo es aprovechar al máximo todas las funciones que ofrece. Pero si ese reloj inteligente restringe algunas si no estamos dentro de la familia Galaxy puede que finalmente optar por otro que no haga distinciones sea la mejor decisión.