Seguro que te ha pasado. Estás reposando tu coche en una gasolinera en España y te da por mirar un WhatsApp rápido en tu teléfono móvil. Oyes cómo un empleado de la gasolinera, ya sea uno cercano o el que te suministra la gasolina, te pide que no uses el teléfono cerca de los surtidores. Y es que existe la creencia de que el uso de los smartphones en estas gasolineras supone un peligro potencial de incendio.
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Pero ¿qué tan cierto es esto? Es verdad que la gran mayoría de gasolineras en España y prácticamente en todo el mundo tienen carteles que, como mínimo, hablan de precauciones a tomar ante el uso del móvil; alejarse unos metros de los surtidores, evitar volver al interior del coche al repostar gasolina y similares. Lo cierto, es que todo esto tiene una base muy específica.
La electricidad estática en los teléfonos. Según especificó la Comisión Federal de Comunicaciones o FCC de los EE.UU, se recomienda no usar el móvil, ni encenderlo ni contestar llamadas debido a los riesgos de ignición cerca de vapores inflamables, debido a la electricidad estática que pueden generar los teléfonos. Esta electricidad, en casos muy concretos, abre la puerta a que se puedan producir chispas.
¿Existe peligro?
Lo cierto es que el que existan estas precauciones no quiere decir que se vaya a producir un accidente por estas condiciones. De hecho, al menos en circunstancias normales, es prácticamente imposible que un teléfono pueda provocar una ignición de los vapores de la gasolina debido a las chispas generadas por la electricidad estática.
Esto tiene muchos motivos, pero uno de los más importantes es que los teléfonos cuentan con una potencia demasiado baja como para que puedan convertirse en una fuente de combustión estable. De hecho, es mucho más probable que si se produce esa ignición, se realice con la electricidad estática que nosotros mismos albergamos, que es bastante superior a la que generan los teléfonos.
La Comisión Federal de Telecomunicaciones ha hablado largo y tendido sobre esto. Aunque el organismo no recomienda realizar llamadas o hacer uso del teléfono debido a la (escasa) probabilidad que hay de que se produzca esta ignición, este también llama a la calma y asegura que las probabilidades de que esto ocurra son muy bajas.
El Reglamento General de Circulación, en su artículo 115, estipula que está prohibido el uso de un móvil en una gasolinera. La RACC habla de esto, explicando que no hay casos específicos en los que, bajo circunstancias habituales, se haya producido un accidente en una gasolinera por culpa del móvil.
Las pocas veces que se ha dado, se ha relacionado directamente con problemas de funcionamiento del dispositivo. En este artículo de Naukas, que refleja con exactitud científica los factores sobre el uso del teléfono en la gasolinera, especifica que se han dado casos concretos, pero nunca con dispositivos completamente funcionales.
Y es que la RACC recoge el siguiente dato: solo en caso de que una batería estuviera en mal estado se podría producir una hipotética chispa que provocara la combustión de los vapores que se emiten en el combustible cuando lo proporcionamos. Pero de nuevo, es una situación muy alejada de lo normal. Los casos de incendio más habituales están relacionados con la electricidad estática que los usuarios podemos albergar.
Otro argumento en contra del uso de los teléfonos no tan relacionado con la electricidad estática tiene que ver con la radiación electromagnética, la cual precisamente se menciona en la legislación española. Lo cierto es que las microondas que emiten los teléfonos no pueden producir estas chispas.
La demostración llegó de la mano de los Cazadores de Mitos o Mythbusters, mítico programa que, valga la redundancia, va sobre desenmascarar mitos. Los presentadores, Adam y Jamie (expertos en televisión y cine) comprobaron este hecho y en ningún momento se produjo ningún tipo de problema.
¿Entonces qué ocurre?
Aunque tanto la FCC como otros tantos organismos internacionales hayan rebajado las palabras en torno al supuesto peligro sobre el uso de un smartphone en una gasolinera, eso no ha evitado que se produzca una legislación al respecto, como es la española. Y es que pese a que el riesgo sea prácticamente nulo (insistimos, en condiciones normales), sigue existiendo el factor del mal funcionamiento.
Por ejemplo, según recogen en el blog de la compañía de Qualitas Auto, es recomendable reducir la electricidad estática corporal que se genera en el interior del vehículo, retrocediendo ciertos pasos antes de volver al interior del coche.
Tomando la electricidad estática como factor de riesgo, el hecho de que los materiales del interior del vehículo cargan el cuerpo del conductor mientras conduce, lo más seguro sería que el mismo usuario descargase toda esa carga en otra superficie, como una superficie metálica (alejada evidentemente del surtidor de gasolina).
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Es importante que no se entre en contacto con la boquilla del surtidor, que es la parte que concentra los gases del combustible. Antes de volver a agarrar la manguera, tocar o bien la superficie del coche o una superficie metálica del coche y sin guantes. Pero todo apunta a que esta prohibición tiene más que ver con las distracciones que con los peligros de ignición.
Y no faltan razones para ello. Incluso si la gasolinera tiene un servicio dedicado al repostado de vehículos, se están manejando ciertas sustancias que requieren ciertas precauciones, como es el combustible. Usar el smartphone mientras se está repostando puede suponer un peligro enorme, por lo que la amenaza de multa evita que el usuario se distraiga en la tarea de surtir a su vehículo de gasolina.