Si queremos tener un dispositivo portátil con energía propia, necesitamos que lleve una batería. El problema de esta ecuación es que dependiendo de la forma, el concepto y el tamaño de este dispositivo es posible que sea imposible que albergue una buena batería. ¿Y si añadiéramos baterías flexibles?
Pensemos por un momento en esta idea. Baterías que se pudieran flexionar podrían entrar perfectamente en las correas de un reloj, en robots con formas especiales y en casos más específicos smartphones plegables como los que estamos empezando a ver, como el Samsung Galaxy Fold.
Parece algo imposible, ¿verdad? Según relata New Sciencist, un equipo de la Universidad de Michigan liderado por Nicholas Kotov han desarrollado un componente conductor para una batería de iones de litio que mantiene su conductividad eléctrica incluso cuando se estira a una tensión de más del 300 por ciento.
Las baterías flexibles que mantienen su conductividad incluso estirándose
El conductor creado por estos investigadores está formado por varias capas de poliuretano y nanopartículas de oro. El primero es un polímero para crear objetos muy comunes como mangueras o esponjas, objetos flexibles y moldeables.
Estas capas de nanopartículas cargadas negativamente se alternan con capas cargadas positivamente del polímero más blando. A medida que el conductor se estira las nanopartículas de oro se autoorganizan en vías alineadas, permitiéndole así seguir conduciendo la electricidad.
El problema de este resultado, según cuenta Nocholas Kotov, es encontrar un equilibrio entre la elasticidad y la conductividad eléctrica. El equipo realizó pruebas de este conductor en una batería con un electrolito de litio.
La batería estirable tiene una menor densidad de potencia que las baterías de iones de litio convencionales, pero tras 1.000 ciclos, retuvo el 96 por ciento de su capacidad. Esto se redujo significativamente en las pruebas en las que la batería estaba totalmente estirada; tras solo 10 ciclos, retuvo el 72 por ciento de su capacidad. Lo interesante es que una vez se libera esa tensión, su capacidad aumenta de nuevo.
Los relojes inteligentes, los grandes beneficiados
Kotov señala que al poder modificar las propiedades de estas baterías flexibles "podemos adaptarnos a la mecánica específica y los requisitos de almacenamiento de carga que los dispositivos implantables u otros dispositivos pueden necesitar".
Existen numerosísimas aplicaciones en las que estas baterías serían esenciales; los dispositivos médicos implantables serían muy beneficiados por esta tecnología ya que les daría autonomía propia con mucho margen de acción.
Pero sin duda y pensándolo bien, los grandes beneficiados son los relojes inteligentes. Su autonomía ha sido un problema desde hace mucho tiempo, ya que se debe meter una batería decente en un cuerpo muy reducido.
Estas baterías podríam implementarse, por ejemplo, dentro de las correas de los relojes, y dependiendo de su flexibilidad, podrían abarcar todo el cuerpo del reloj. ¿Tendremos un futuro en el que nuestros relojes inteligentes tengan baterías de semanas enteras? Esperemos que sea así.