El dominio de Amazon sobre las ventas online es más que evidente, pero no es algo que haya conseguido fácilmente; por el camino ha tomado muchas decisiones difíciles, algunas de ellas más polémicas que otras, por las que se ha ganado duras críticas.
Desde el algoritmo que siempre ponía el precio más barato hasta las acusaciones de que no paga lo suficiente a sus trabajadores, las prácticas de Amazon han sido discutibles; no así su resultado, teniendo en cuenta que Jeff Bezos es el hombre más rico del mundo.
Nuevo escándalo de Amazon sobre cómo gestiona los productos sin vender
Ahora un reportaje del programa de televisión francés Capital ha revelado otra práctica polémica, que ha vuelto a poner a Amazon en el ojo del huracán. Según los investigadores de la cadena M6, Amazon destruye productos nuevos de manera periódica y continua.
En apenas tres meses, la compañía habría quemado y tirado a la basura nada menos que 300.000 productos nuevos; en la basura se encontrarían productos de primera necesidad, como pañales para bebé nuevos, además de juguetes, libros y electrodomésticos como máquinas de café.
Lo único que tienen en común todos estos productos es que no han conseguido venderse. En algunos casos estamos hablando de productos necesarios para el ciudadano medio, pero que por una razón o por otra (precio, calidad, disponibilidad) no han conseguido venderse. En esos casos, la política de Amazon parece consistir en destruirlos antes de seguir ofreciéndolos.
Una decisión que puede parecer muy drástica ¿por qué está Amazon quemando el dinero de esta manera? El motivo no es otro que en realidad, a Amazon le sale más barato perder el dinero de estos productos que seguir manteniéndolos en el almacén. Estos productos ocupan mucho sitio en los centros de distribución que la compañía tiene en los países en los que opera; un espacio que podría dedicarse a productos que sí se venden.
Por qué Amazon tira productos nuevos a la basura
La compañía ha hecho cálculos, y le sale más a cuenta quemar y tirar a la basura los productos y liberar ese espacio. Algo que tiene sentido, si nos imaginamos destruir un palé de productos para meter un superventas; lo realmente impactante es la enorme cantidad de productos nuevos destruidos de esta manera. Según los sindicatos, unos tres millones de productos al año pueden ser destruidos para hacer sitio.
Amazon ha respondido al reportaje, y aunque no ha negado estas prácticas, sí que ha añadido algo de contexto. Los productos sólo se destruyen una vez que le han dado la oportunidad al vendedor de llevárselos; si la respuesta es negativa (porque el vendedor tampoco quiere costear el transporte hasta su país, por ejemplo), entonces Amazon intenta regalarlos.
La compañía afirma que trabaja con organizaciones como Solidarity Giving y Food Bank para entregar productos nuevos a “personas que lo necesiten”. Sin embargo, donar todos los productos supondría pagar una gran cantidad de impuestos, y de ahí que, según los analistas, Amazon haya decidido quemar los sobrantes.
Ver productos sin abrir siendo quemados no es agradable precisamente, aunque tenga su lógica y su razonamiento. Hace despertar muchas dudas del ecosistema que se ha montado Amazon, en el que semejante sacrificio de producto es aceptable.
Y no ha caído muy bien en Francia, donde algunos legisladores ya han adelantado nuevas leyes que prohíban estas prácticas; y en Alemania, donde ya había una polémica por el destino semejante que sufrieron dispositivos electrónicos como frigoríficos, que fueron tirados a la basura sin ser debidamente reciclados.
Imagen de portada | Capital – M6
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