Irán todavía no ha culpado directamente a ningún grupo o país en particular de los atentados que este miércoles han dejado al menos 103 muertos y más de 140 heridos en la ciudad de Kerman, al suroeste de Teherán. No obstante, el régimen islamista parece no albergar dudas de que las dos explosiones que se produjeron en el Cementerio de los Mártires donde miles de personas se habían congregado para conmemorar el cuarto aniversario de la muerte del general Qassem Soleimani, asesinado en 2020 por un dron estadounidense en Irak, fueron resultado de "un acto terrorista".
Así lo tildó el presidente Ebrahim Raisi, que prometió "la persecución e identificación de los planificadores y perpetradores". Del mismo modo, se expresó el jefe del Poder Judicial, Gholan Hossein Mohseni Ejei, quien responsabilizó de lo ocurrido a "mercenarios terroristas apoyados por potencias arrogantes", término con el que las autoridades iraníes acostumbran a referirse a sus enemigos. Es decir, habitualmente a Estados Unidos y a Israel.
Por el momento han trascendido pocos detalles sobre lo ocurrido y las versiones sobre el origen de las explosiones todavía difieren. En un primer momento, el alcalde de la localidad, Said Tabrizi, anunció que habían estallado dos "bombonas de gas" que se encontraban a lo largo de la carretera que lleva hasta el mausoleo de quien es considerado un héroe de la revolución islámica iraní.
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Más tarde, una fuente anónima citada por la agencia oficial de noticias estatal IRNA aseguró que las investigaciones iniciales indicaban que las explosiones procedían de dos "maletas cargadas de artefactos explosivos" que fueron detonadas de manera remota. La primera explosión se produjo a primera hora de la tarde a apenas 700 metros de la tumba de Soleimani. Unos 15 minutos después se registró un segundo estallido a 1 kilómetro de distancia, según recogen los medios estatales iraníes.
Tras los ataques, el ministro del Interior iraní, Ahmad Vahidi, aseguró en declaraciones a la televisión pública, que los culpables recibirán "pronto" una "respuesta aplastante" e indicó que estos ataques son "la continuación de varios planes para matar civiles inocentes" en ceremonias públicas en todo el país, "muchos de los cuales los impidieron los servicios de seguridad", recoge Efe.
Los enemigos de Irán
No obstante, ni Vahidi ni Raisi ni ningún otro alto cargo del régimen iraní ha detallado todavía contra quién iría dirigida esa represalia. En otras ocasiones, Irán ha culpado a grupos disidentes como La Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán, los Mujahedin-e Khalq (MEK) o a grupos yihadistas suníes como el Estado Islámico. Este último ha llevado a cabo varios ataques en Irán (mayoritariamente chiíta) en los últimos años, como el doble asalto al Parlamento iraní y al mausoleo del imán Ruholá Jomeini, fundador de la República, en 2017.
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En desde hace más de una década, el régimen islámico también ha culpado a Israel de atacar sus infraestructuras militares y nucleares. Este mismo noviembre, Irán acusó a Israel de la muerte de un coronel del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), fuerza militar de élite del país, asesinado en Siria, cerca de Damasco, por una bomba de fabricación casera.
Por eso, el hecho de que las explosiones en el cementerio de Kerman se produjeran apenas un día después de que un ataque con drones atribuido a Israel acabase en Líbano con la vida del número dos de Hamás auguraban que Irán señalaría a su principal enemigo en la región, inmerso en la guerra contra las milicias palestinas en Gaza. No obstante, Teherán todavía no ha lanzado su acusación, que podría suponer una escalada de las tensiones en un inestable Oriente Próximo.