Las protestas se amplían en Israel. Desde que Benjamin Netanyahu se alzó de nuevo como Primer Ministro, el pasado mes de diciembre, miles de ciudadanos han salido repetidamente a la calle. Las quejas se iniciaron por la coalición con grupos de ultraderecha y la última iba dirigida hacia la reforma judicial llevada a cabo por el Ejecutivo. Según las medidas anunciadas por el ministro de Justicia, Yariv Levin, se reducirá la capacidad del Tribunal Superior para derogar leyes y permitirá que el parlamento anule tales fallos.
De esta forma, el Gobierno tomaría el control sobre el nombramiento de jueces y eliminaría el cargo de fiscal general. Esto permitiría a Netanyahu nombrar a su propio fiscal estatal, ayudándolo a evitar su propio enjuiciamiento por cargos de corrupción. Además, se facilitarían los planes para aumentar la construcción de asentamientos en Cisjordania.
Acusando al Gobierno de una deriva "dictatorial" y mirando con preocupación la integración de ultras religiosos, más de 100.000 personas han tomado las calles de Tel Aviv, la capital, y otras poblaciones como Haifa. Sus consignas se encaminaban a "salvar la democracia" y evitar el "derrocamiento del régimen" actual. El exprimer ministro y líder de la oposición, el centrista Yair Lapid, ha llegado a calificar el pacto gubernamental de "golpe de estado".
"Estamos deteniendo la locura y luchando por el país en Haifa, en Jerusalén, en Tel Aviv. Ven y protege a nuestro amado país de la ruina democrática. Sí, yo también estaré allí", anunció Lapid en un video colgado en sus redes sociales días antes de la protesta. La cita se produce después de la descalificación para ejercer como ministro del líder ultraortodoxo Aryeh Deri. Esta anulación se tomó por parte del Tribunal Supremo por haber sido anteriormente inhabilitado y condenado por fraude fiscal.
Plazas como la de Habima, símbolo de las protestas, y avenidas de los alrededores se llenaron de asistentes. El Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel (MGCI), organización de la sociedad civil con 32 años de historia en defensa de la democracia, y el grupo Banderas Negras, que lideró las protestas contra el anterior gobierno de Netanyahu cuando este fue imputado por tres cargos de corrupción, convocaron la manifestación.
"Frente a la amenaza del colapso de la democracia israelí, debemos estar decididos y mostrarle al gobierno que no nos quedaremos sentados en silencio", señalaba el MGCI en un comunicado. Benny Gantz, exministro de Defensa israelí, expuso en una entrevista con la emisora pública Kan 11 que no estaban listos para "comprometer la democracia israelí en su sentido más profundo". "El hecho de que estemos listos para llegar a acuerdos no significa que estemos listos para darnos por vencido", añadía.
Tras el "ataque al sistema judicial" por "la inhabilitación de Deri" y "los llamados desde dentro de la coalición para desobedecer el fallo", los organizadores pedían a los líderes de los partidos de oposición que asistieran a una "manifestación masiva" y que encabezaran la marcha. Netanyahu, por su parte, restó importancia a las críticas y afirmó que las reformas planteadas son "cambios que fortalecerán la democracia en lugar de acelerar su fin" y que "están cumpliendo la voluntad del pueblo".