"Es la estrategia correcta": Zelenski pide más ayuda a la OTAN mientras defiende la incursión en Rusia
El presidente ucraniano y su jefe de las fuerzas armadas justifican la ofensiva de Kursk y la desvinculan de los problemas en el Donbás.
7 septiembre, 2024 02:42El presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, fue el gran invitado a la reunión del Grupo de Contacto de Rammstein, formado por los ministros de defensa de los países de la OTAN. Arropado por el Secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, y por su homólogo alemán, Boris Pistorius, Zelenski pidió un esfuerzo mayor a sus aliados para “acabar la guerra en otoño y reestablecer la legalidad internacional”, algo que parece más la expresión de un deseo que un objetivo realista.
Zelenski fue especialmente insistente en las necesidades de su país en materia de defensa antiaérea. Los últimos bombardeos rusos sobre objetivos civiles en Leópolis, Járkov o Dnipropetrovsk son la expresión más cruel de un problema que Ucrania ha arrastrado desde el principio de la guerra: las baterías antimisiles Patriot llegaron demasiado tarde y en número demasiado escaso. Tanto Zelenski como el exministro de exteriores, Dmitro Zuleba, se pasaron meses suplicando al menos siete baterías más para acabar con la sangría aérea, pero con apenas éxito.
Ucrania también ha pedido a Estados Unidos en numerosas ocasiones poder utilizar sus misiles de larga distancia para atacar objetivos militares dentro del territorio ruso y así poder acabar con el problema desde la raíz. Estados Unidos solo aceptó ataques limitados a unas posiciones muy concretas en la región de Belgorod y se ha mostrado siempre reacio a ampliar ese permiso por miedo a una escalada nuclear. Otros socios como Francia o Reino Unido no ven la situación de la misma manera, pero se ven obligados a seguir la política estadounidense para no romper el bloque de unión.
Zelenski aprovechó también la visita a Rammstein para defender la ofensiva sobre Kursk, que no fue consultada con ningún país aliado precisamente por miedo a que fuera rechazada y filtrada convenientemente a la prensa. El presidente ucraniano cifró en 6.000 los soldados enemigos muertos o heridos hasta ahora en la operación y aseguró controlar ya más de cien localidades y en torno a 1.300 kilómetros cuadrados de territorio ruso.
La estrategia correcta
En términos parecidos se pronunció el general Oleksandr Syrskyi, jefe de las fuerzas armadas ucranianas, en una entrevista a la cadena CNN. Syrskyi también reivindicó la ofensiva sobre la región rusa de Kursk frente a los ataques que asocian dicha ofensiva con las recientes pérdidas en el Donbás y desvinculó ambas situaciones: según su versión de los hechos, los problemas en el frente este eran anteriores y la incursión en territorio ruso no ha hecho sino aliviarlos.
En concreto, según Syrskyi, la operación habría revitalizado la moral de sus soldados, algo venida a menos por las dificultades a la hora de afrontar nuevas movilizaciones masivas y por la evidente falta de preparación de los nuevos alistados, y habría permitido relajar la presión sobre algunos enclaves de la región de Donetsk. Syrskyi reconoce que la idea era obligar a Rusia a movilizar más hombres para recuperar el terreno perdido en Kursk y, aunque no se ha conseguido al cien por cien, no deja de estar satisfecho por el resultado.
“La estrategia fue la correcta —afirmó Syrskyi a la cadena estadounidense—. Aunque Rusia ha mantenido sus tropas más experimentadas en torno a Pokrovsk, al menos ha tenido que desviar unidades de apoyo que apuntalaban otras posiciones y eso se nota mucho”. En otras palabras, la presión en primera línea del frente puede que parezca la misma, pero el hecho de que la retaguardia haya quedado mermada obliga a menos rotaciones, más problemas en las cadenas de suministro y más agotamiento entre los soldados que se han quedado en Ucrania.
Niu York resiste a Putin
Como ejemplo, Syrskyi repitió una frase que Zelenski había pronunciado pocos días antes: “En la última semana, Rusia no ha avanzado ni un kilómetro en dirección a Pokrovsk”. La frase, en sí, es cierta, pero equívoca. Rusia avanzó a una gran velocidad la última semana de agosto desde Ocheretyne por la T0511 hasta la localidad de Hrodivka, a unos diez kilómetros de Pokrovsk. Desde que empezó el mes, el parón es absoluto.
Ahora bien, está por ver si ese parón es una cuestión de necesidad, como parece ser el caso en Chasiv Yar, Toretsk o incluso Niu York, donde la 12ª Brigada del Azov está incluso recuperando terreno a los rusos, o si es una cuestión estratégica. Porque el caso es que el ejército de Gerasimov sí está avanzando en otras direcciones alrededor de Pokrovsk y de manera alarmante. En concreto, Rusia busca tomar las ciudades sureñas de Selydove, Ukrainsk y Kurajove, cuya conquista permitiría un avance más seguro y protegería la retaguardia.
También ha habido avances en la carretera T0509, que lleva hasta la gran ciudad del sudoeste de Donetsk aún en manos ucranianas: Velyka Novosilka. Los rusos ya controlan Prechystivka, a apenas veinte kilómetros del que parece su otro gran objetivo, donde el frente sur y el frente este podrían juntarse. La duda es si preferirán ir avanzando poco a poco y tomando las ciudades a su paso o si se lanzarán por la N15 y la citada T0509 dividiendo la defensa ucraniana en distintas partes… pero abriendo a su vez flancos muy desprotegidos en su retaguardia.
Lo lógico sería intentar hacerse con estos enclaves antes de cerrar los ataques frontales sobre Vuhledar —donde cada intento ruso sigue acabando en una carnicería para sus propias filas— y Pokrovsk. Por otro lado, también sería lo más lento y costoso. En ese dilema se mueve ahora el Kremlin: buscar alternativas más rápidas y peligrosas para dar un golpe de efecto antes de las lluvias de otoño y las posibles negociaciones de paz o seguir palmo por palmo en una guerra de desgaste que no deja de contar cadáveres.