El hundimiento del centro deja a Francia a merced de los extremos en la segunda vuelta de las legislativas
La extrema derecha ha obtenido más de un tercio de votos, pero el elevado número de triangulares en la segunda vuelta añade incertidumbre.
1 julio, 2024 03:29Júbilo. Vértigo. Incertidumbre. Lío. Júbilo en la extrema derecha. Vértigo en el poder. Incertidumbre ante el elevado número de triangulares para la segunda vuelta y lío en la izquierda y la (hasta ahora) mayoría presidencial. Los franceses votaron este domingo, masivamente, para elegir diputados en la Asamblea en la primera vuelta de unas legislativas anticipadas convocadas por el presidente Emmanuel Macron.
Y como anticiparon las encuestas, la extrema derecha está a las puertas del poder. Su victoria es incontestable: más de un tercio de los votos respaldaron a candidatos de Reunión Nacional (RN). Pero la alta participación (67%) provocó que en la segunda vuelta, a celebrar el próximo domingo, pueda haber cerca de 300 triangulares.
El número preciso no se conocerá hasta este martes cuando termina el plazo para que los candidatos se mantengan o desistan. A segunda vuelta pasan los dos más votados en la primera vuelta y el tercero si sus votos superan el 12,5% de los electores inscritos. Con participaciones tan bajas como en 2017 y 2022, cuando la abstención superó el 50%, fueron raras: una en 2017 y ocho en 2022.
Con una participación nunca vista desde 1997, se ha batido el récord de triangulares. Ese año los comicios también fue consecuencia de una disolución anticipada. Entonces por el gaullista Jacques Chirac. Y fue un fracaso porque la izquierda plural encabezada por el socialista Lionel Jospin ganó.
Fue la última vez que hubo un gobierno de cohabitación entre un presidente y un primer ministro de distinto signo político. Luego de tres años de cohabitación, Chirac volvió a ser reelegido pero una reforma constitucional acortó el mandato presidencial de siete a cinco años. Se acoplaron los ciclos electorales -presidencial y legislativo, también de cinco años- y no volvió a haber cohabitación.
Hasta hoy. Macron parece abocado a cohabitar con Jordan Bardella, el joven presidente del RN designado para el cargo de primer ministro. Este domingo compareció a las 20.30 horas. En París, frente a más de 300 periodistas, sin militancia. Sin preguntas. Una declaración institucional. Muy institucional. Sin estridencias. Ha dicho que no será primer ministro si no obtiene una mayoría absoluta, esto es, 289 diputados. Las proyecciones en la noche del domingo sitúan la cosecha de actas de RN y de sus aliados de la derecha clásica (LR) entre 240 y 270 actas (IFOP para TF1) o entre 230 y 280 (Ipsos para France Info).
Marine Le Pen, compareció desde su circunscipción de Henin, en el norte de Francia, antaño minero y comunista. Apenas pasaban unos minutos de las 20.00 horas, cuando cierran los colegios en París y otras grandes ciudades. Exultante. Ya es diputada porque este domingo volvió a conquistar más del 50% de los sufragios. Rodeada de militantes entusiastas. Pidió a los suyos que sigan movilizados para que no se les escape esa mayoría absoluta.
Para evitarlo, todas las demás fuerzas políticas, deben ponerse de acuerdo para retirar sus candidatos llegados en tercera posición. Y pedir a sus votantes que voten por el candidato que no sea de RN. Y que los electores, sigan sus consignas.
En la noche de este domingo las cosas estaban así. El presidente Macron, siempre tan locuaz, se contentó con una declaración a la Agence France Presse: "Frente a la Reunión Nacional, es el tiempo de un amplia reunión demócrata y republicana para la segunda vuelta”.
Pase lo que pase el próximo domingo, está claro que Macron jugó a la ruleta rusa y apretó el gatillo sobre la sien de su mayoría parlamentaria que disminuirá de 250 escaños a 60-90, según las proyecciones correspondiente a estimaciones de voto de entre el 20% y el 22,5%.
Símbolo del momento, las consignas a sus votantes centristas no están claras. Y sus desistimientos tampoco. Así, Gabriel Attal, primer ministro en funciones, y algún otra figura del macronismo hablaban en la noche del domingo de que ningún voto vaya a los candidatos de RN. Al mismo tiempo, dos pesos pesados de la actual mayoría, François Bayrou y Édouard Philippe hacían distingos y pedían que no se vote ni al RN ni a La Francia Insumisa (LFI).
El líder de este partido de extrema izquierda, Jean Luc Mélenchon, compareció rápido. Confortado por el resultado del Nuevo Frente Popular, (28,5%) pidió a sus candidatos en tercer lugar que se retiren y a sus votantes que no den ni un voto a la extrema derecha. Está por ver que le hagan caso. Porque muchos insumisos odian tanto a Macron que pueden votar antes a la extrema derecha: en las presidenciales de 2022, entre el 13% y el 17% de sus votantes en primera vuelta escogieron la papeleta de Le Pen en segunda, según estudios de IFOP e Ipsos, respectivamente.
Finalmente, Los Republicanos, la derecha homologada con el PPE, que salió mejor parada de la primera vuelta (10%) de lo esperado tras la alianza con la extrema derecha de su presidente destituido, Éric Ciotti, declararon este domingo que no darán consigna de voto para la segunda vuelta.
En resumen, las opciones de que la extrema derecha no llegue al poder el próximo domingo son remotas. Está por ver qué personalidad podría ser capaz de aglutinar el voto de todos los diputados que no sigan a Le Pen. Y que ésta no sume mayoría absoluta. Pasada la medianoche, el euro se revalorizaba en los mercados asiáticos, lo que Bloomberg interpretaba como un respiro de los mercados ante una victoria menor de lo esperada de la extrema derecha.
Aunque Macron siempre ha tenido la suerte de cara, parece que, como todos los presidentes de la V República reelegidos va terminar su segundo mandato despreciado por la opinión pública. Y solo en Elíseo.