Agencias

La Asamblea Nacional francesa aprobó este martes la inclusión en la Constitución de la "libertad garantizada" de las mujeres a abortar, una modificación impulsada por el Gobierno de Emmanuel Macron que deberá ser después debatida en el Senado, de mayoría conservadora.

El cambio constitucional, que de hacerse realidad convertiría a la Carta Magna francesa en la única vigente en todo el mundo que garantiza de manera explícita el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, se aprobó por 493 votos contra 30.

"Esta noche la Asamblea Nacional y el Gobierno no han faltado a su cita con la historia", celebró tras la votación el ministro de Justicia francés, Éric Dupond-Moretti.

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En concreto, los diputados franceses validaron que se añada al artículo 34 la siguiente fórmula: "La ley determina las condiciones en las cuales se ejerce la libertad garantizada de las mujeres de recurrir a una interrupción voluntaria del embarazo".

Durante el debate en el hemiciclo, la mayoría de los partidos políticos hicieron hincapié en que actualmente el derecho al aborto no está en cuestión en Francia, pero sí se ha visto un claro retroceso en otros países, como Estados Unidos, Polonia o Hungría.

Ante la posibilidad de una deriva semejante en Francia, la presencia en la Constitución de esta "libertad garantizada" protegería a las mujeres de este país de la eliminación del derecho al aborto mediante una ley ordinaria impulsada por una potencial mayoría reaccionaria.

"Este voto va más allá de las diferencias políticas, demostrando que la lucha por los derechos de las mujeres no conoce fronteras partidistas", señaló, en declaraciones a Efe, la diputada macronista por la circunscripción de América Latina y el Caribe, Éléonore Caroit.

Además del respaldo de los grupos de la mayoría simple macronista, se habían posicionado a favor del proyecto las formaciones de la izquierda, como los socialistas, los insumisos y los ecologistas.

En la derecha, los conservadores de Los Republicanos hicieron notar más reservas, como la necesidad de poner límites temporales para proteger la vida o la salvaguarda de la objeción de conciencia médica, pero sus diputados tenían libertad para votar a favor.

También la tenían los legisladores de la extrema derecha de Marine Le Pen, que habían criticado esta iniciativa del Gobierno por considerarla innecesaria a la vez que se desatienden problemas actuales como el descontento de los agricultores.

Tras el contundente visto bueno de los diputados, el proyecto de ley proseguirá su tramitación en el Senado, que tendría que adoptar exactamente la misma versión del texto en febrero.

Allí, el panorama es algo más incierto, a pesar de que el Gobierno optó por la elección del concepto de "libertad garantizada", en lugar del de "derecho" al aborto preferido por la izquierda y las organizaciones feministas, para tratar de asegurar el consenso entre las Cámaras.

Si el Senado le diese también luz verde, los legisladores de ambas Cámaras tendrán que reunirse en Congreso en Versalles y adoptarlo por una mayoría de como mínimo tres quintos.

Solo existe un precedente histórico de la inclusión del aborto en una carta Magna, en la Constitución de 1974 de la desaparecida Yugoslavia.

En Francia, el derecho al aborto existe desde 1975 gracias a la ley impulsada por Simone Veil, una figura política clave cuyo legado fue recordado hoy en la Cámara por numerosos legisladores.