La precaria unidad interna que logró construir la UE de forma lenta y minuciosa en su respuesta a la guerra de agresión de Vladímir Putin contra Ucrania ha estallado en mil pedazos con el nuevo conflicto en Oriente Próximo. Tras las fracturas dentro de la Comisión de Ursula von der Leyen a propósito de la ayuda humanitaria a los palestinos o del viaje de la presidenta a Israel, ahora son los Estados miembros los que no se ponen de acuerdo sobre si pedir al Gobierno de Benjamin Netanyahu una tregua humanitaria en Gaza, tal y como ha reclamado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Tras la reunión mensual de ministros de Exteriores de los Veintisiete celebrada este lunes en Luxemburgo, Josep Borrell ha asegurado que ve una convergencia creciente de posiciones. "La idea de una pausa humanitaria, como algo que facilitaría la entrada de la ayuda humanitaria y permitiría a las poblaciones desplazadas ponerse a cubierto, es algo que los Estados miembros han apoyado", sostiene el jefe de la diplomacia de la UE.
En todo caso, Borrell ha dejado claro que son los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 los que tendrán que fijar la posición final europea durante la cumbre que se celebra este jueves y viernes en Bruselas. En el borrador de conclusiones figura que la UE "apoya el llamamiento del secretario general de la ONU (António) Guterres para una pausa humanitaria con el fin de garantizar un acceso humanitario seguro y que la ayuda llegue a los que la necesitan".
[Borrell apoya una tregua humanitaria en Gaza para facilitar la entrada de ayuda y combustible]
Sin embargo, no está nada claro que esta petición vaya a salir adelante porque los Estados miembros están profundamente divididos, tal y como se ha evidenciado en la reunión de Luxemburgo. Mientras que España, Francia, Países Bajos, Eslovenia, Irlanda, Luxemburgo o el Parlamento Europeo apoyan esta fórmula de la pausa humanitaria, otros países como Alemania, Austria, Italia o República Checa ponen el acento en el derecho de Israel a defenderse y la necesidad de combatir el terrorismo de Hamás.
"Yo he sido uno de los miembros del Consejo que ha puesto encima de la mesa la necesidad de una pausa humanitaria. Todos hemos estado de acuerdo en que, en estos momentos, la población civil palestina de Gaza necesita esa ayuda humanitaria", ha explicado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. "Necesitamos claridad con Palestina, claridad con nuestros socios en el mundo árabe. Y esa claridad tiene que venir en torno a la protección de la población civil palestina", ha insistido.
"Irlanda ha pedido un alto el fuego humanitario para permitir la entrada de mercancías, ayuda y suministros a los hospitales. Es un asunto muy urgente. La pérdida de vidas es enorme. El sufrimiento de civiles inocentes, concretamente niños, tiene una escala que necesita una tregua inmediata y el suministro de forma acelerada de agua, alimentos y suministros médicos", coincide el ministro de Exteriores de Irlanda, Michéal Martin.
En contraste, la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, ha eludido respaldar esta tregua humanitaria con el argumento de que Hamás continúa atacando a Israel. "Todos hemos visto que el terrorismo continúa sin detenerse, que se están produciendo ataques masivos de cohetes contra Israel (...) No podemos poner fin a la catástrofe humanitaria mientras el terrorismo desde Gaza continúa", argumenta Baerbock.
"No podemos decirle a Israel que no se defienda mientras Hamás continúa lanzando misiles contra las ciudades, no apuntando a las bases militares sino a las ciudades de forma indiscriminada. Desde este punto de vista, me parece difícil poder pedir a Israel que no se defienda. Debe ser una defensa proporcionada, pero no podemos decirle a Israel que no se defienda mientras Hamás y Hezbolá continúan lanzando misiles contra el país y la población civil", ha dicho el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani.
El ministro checo de Exteriores, Jan Lipavsky, ha cuestionado "cómo podría establecerse este alto el fuego cuando la contraparte dentro de Gaza es la organización terrorista Hamás, que es la que controla la situación ahora". "Por supuesto que todo el mundo desearía que la violencia termine. Pero Israel tiene derecho a la autodefensa", insiste el ministro de Exteriores de Austria, Alexander Schallenberg.
También Borrell ha subrayado el derecho de Israel a defenderse, pero ha destacado que algunas de las medidas adoptadas por el Gobierno de Netanyahu (como cortar el agua, la electricidad y el suministro de alimentos en Gaza y forzar el rápido desplazamiento interno de la población) no se ajustan al derecho humanitario internacional.
"Los palestinos tienen su dignidad humana y la guerra tiene que conducirse de acuerdo con las reglas de la guerra. Es lo que le ha dicho el presidente Biden al presidente Netanyahu y lo mismo que le han dicho varios líderes europeos, entre ellos el presidente del Gobierno de España. Y, francamente, yo creo que es una llamada que hay que hacerla. Porque no va a ser inflingiendo a otros niños el daño que han hecho a los nuestros que vamos a asegurar la paz para el futuro", asegura.
Al jefe de la diplomacia de la UE le preocupa además que el conflicto se extienda a Cisjordania y al Líbano con la intervención de Hezbolá e Irán y reclama concentrar todos los esfuerzos en frenar este efecto contagio. "No es ningún secreto si les digo que la situación es grave y peligrosa, que en cualquier momento puede saltar una chispa que provoque una extensión del conflicto en la que participen otros actores", ha admitido Borrell.