Evgeny Prigozhin, el líder del Grupo Wagner que encabezó un motín fallido contra el Kremlin en verano, murió cuando una granada de mano explotó dentro del avión privado en el que viajaba. Tanto él como el resto de los pasajeros iban drogados o borrachos. Esta es la versión que el presidente ruso, Vladímir Putin, ofreció el jueves en el foro del Club de Discusión Valdai celebrado en el balneario de Sochi, en el mar Negro, sobre la muerte del que fue su mano derecha.
"Se encontraron fragmentos de granadas de mano en los cuerpos de los muertos en el accidente", señaló el mandatario durante su comparecencia. Asimismo, Putin rechazó la idea inicial de que la caída del avión con el que Prigozhin viajaba a San Petersburgo y que cayó al norte de Moscú, se produjo como consecuencia del impacto de un misil.
"No hubo impacto externo en el avión; esto ya es un hecho establecido", explicó a los asistentes, citando al jefe del comité de investigación de Rusia. En su discurso, el líder ruso, a quien se le atribuyen las numerosas y misteriosas muertes de algunos de sus opositores, contradijo las afirmaciones de los funcionarios estadounidenses no identificados que, poco después del accidente, anunciaron que el aparato había sido derribado.
A bordo del avión viajaban un total de 10 personas, Prigozhin, cuatro de sus guardaespaldas, dos altos cargos del Grupo Wagner y una tripulación de tres. Putin no detalló cómo una o varias granadas pudieron detonar dentro de la nave, pero sugirió que los investigadores se habían equivocado al no haber realizado pruebas de alcohol y drogas en los cuerpos de los muertos.