La tensión ha sobrevolado el plenario de la Asamblea General de Naciones Unidas prácticamente desde que el martes arrancó la 78.ª sesión de la organización. El miércoles, por primera vez desde que empezó la guerra hace ya 19 meses, se esperaba que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se enfrentase cara a cara con el jefe de la diplomacia rusa, el ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov, que se desplazó a inicios de semana hasta Nueva York para acudir a la cumbre.
El encuentro finalmente no se produjo. Lavrov esquivó la reunión de alto nivel del Consejo de Seguridad de la ONU y envió en su lugar al representante permanente ruso, Vasili Nebenzi. Zelenski, por su parte, presentó un plan de paz para acabar con la guerra en Ucrania que incluye las exigencias irrenunciables tantas veces repetidas por Kiev. Es decir, que todas las tropas rusas se retiren del territorio y la "restauración total" de la soberanía ucraniana.
No obstante, el líder ucraniano aprovechó su discurso, de unos 15 minutos, para justificar que Kiev se haya armado para "autodefenderse" y se le hayan impuesto sanciones a Moscú. Pero eso no es todo. Zelenski también propuso "medidas específicas" para reformar la estructura de la institución y limitar el poder de Rusia en la organización como miembro permanente del Consejo con derecho de veto. Un privilegio que ha utilizado en numerosas ocasiones para frenar las medidas de la ONU relacionadas con la guerra y que comparte con otros cuatro países: China, Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
Entre otras cosas, propuso que cada vez que un Estado aplique el derecho de veto, la Asamblea General lo anule con una mayoría cualificada. Además, pidió que se suspenda temporalmente del Consejo de Seguridad a cualquier país que "recurra a la agresión contra otra nación en violación de la carta fundacional de la ONU".
Para el líder ucraniano, estas reformas podrían hacer que la ONU salga del "callejón sin salida" en el que se encuentra en relación con la invasión rusa. "Es imposible detener la guerra porque todos los esfuerzos son vetados por el agresor", denunció en su alocución.
"Confiar en el diablo"
El cara a cara entre Lavrov y Zelenski no es el único encuentro que no se ha efectuado. También se ha cancelado una reunión bilateral al margen de la Asamblea que estaba prevista entre Zelenski y su homólogo polaco, Andrej Duda. El motivo oficial es "por falta de tiempo", pero lo cierto es que las relaciones entre Kiev y Varsovia no se encuentran en su mejor momento.
El martes, el líder ucraniano intervino ante los líderes mundiales de la Asamblea General de la ONU y acusó a Rusia de tratar de ganarse el apoyo de ciertos países con "tratos bajo la mesa". Aunque no especificó de qué países se trataba, les advirtió de que "no se puede confiar en el diablo".
Acto seguido, se refirió al veto que tres países de la Unión Europea -Polonia, Eslovaquia y Hungría- que han impuesto al grano ucraniano para proteger sus economías. "Algunos de nuestros amigos en Europa juegan con la solidaridad en el teatro político añadiendo tensiones sobre el grano, pero en realidad están allanando el camino a Moscú", criticó Zelenski. Esta semana, Kiev ha denunciado a estos aliados ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
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Al parecer, estas palabras no han sentado bien a Polonia, uno de los países de la UE que mayor apoyo militar ha ofrecido a Ucrania. Para mostrar su enfado, este miércoles Varsovia convocó al embajador de Ucrania en el país, Vasil Zvarich. Asimismo, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, amenazó con "añadir más productos" a la lista de importaciones ucranianas bloqueadas si Kiev "intensifica el conflicto" por esta cuestión.
El jefe del Ejecutivo polaco también publicó un vídeo en sus redes sociales en el que recordó que su país "fue el primero en hacer mucho por Ucrania y por eso esperamos que se comprendan nuestros intereses y los defenderemos con toda determinación".