El autor del tiroteo de Hamburgo: un exmiembro de los Testigos de Jehová "movido por la locura"

Philipp F. fue el octavo fallecido en los tiroteos ocurridos poco después de las 21:00h. del jueves en Hamburgo. Después de matar a siete personas -entre ellas, un feto- en una iglesia de Testigos de Jehová, el último disparo se lo tenía reservado para él. El presunto asesino también había formado parte de los Testigos de Jehová y no hay indicios de que perteneciese a ningún tipo de organización extremista. 

La Policía de Hamburgo ha informado en rueda de prensa este viernes que se desconocen los motivos del ataque, aunque se descartan intenciones políticas y se cree que sufría "problemas mentales".

Durante el tiroteo, que ocurrió en mitad de un acto donde "había 50 personas", Philipp vació nueve cargadores con su pistola semiautomática, la cual poseía de forma legal. Por este motivo, su nombre sí que aparece en las bases de datos de la policía, pues recientemente había realizado una solicitud de permiso de armas.

"Registrado el piso del agresor, entre los objetos encontrados había 15 cargadores con munición", dijo el fiscal general de Hamburgo. En la verificación que se realizó para concedérsela, no se tenía constancia de delitos penales.  

Philipp, de 35 años, se presentaba como consultor económico en su página web y curriculum vitae, aunque se desconfía de la veracidad de esto, según informa Der Spiegel. De acuerdo con la información pública, Philipp creció en el seno de una familia evangélica en Kempten, Allgäu.

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Posteriormente ocupó "diversos puestos de gestión con orientación internacional". También ofrecía servicios de consultoría en materias que abarcaban desde "control" hasta "teología", quizá sus dos grandes intereses. Llama la atención que cobraba tarifas astronómicas: "Como suele ser recomendable ver las cosas en un contexto más amplio, mi tarifa mínima es de 250.000 euros más el 19% de IVA", escribió.

Para justificarlo, Philipp alegaba que su trabajo generó a sus clientes "al menos dos millones y medio de euros". "Mis valores fundamentales, los que apoyo y aplico, son la integridad, la confianza y el máximo rendimiento".

Tras varias estancias en el extranjero, Philipp acabó recalando en Hamburgo. Por ese motivo, además de su pasado como Testigo de Jehová, se cree que conocía con detalle la iglesia de culto donde cometió el crimen.

"Oímos disparos"

Las imágenes que la televisión alemana ha emitido muestran a decenas de coches de policía y de bomberos bloqueando las calles y a algunas personas, envueltas en mantas, siendo conducidas por los servicios de emergencia a un autobús.

"Oímos disparos", dijo a la prensa un testigo no identificado. "Hubo 12 disparos continuos", afirmó. "Luego vimos cómo se llevaban a la gente en bolsas negras". "Las actividades policiales en los alrededores se están interrumpiendo sucesivamente. Continúan las investigaciones sobre los motivos del crimen", escribió la policía en Twitter.

Anteriormente, la agencia de noticias alemana DPA, citando a un reportero en el lugar de los hechos, dijo que los residentes en el distrito de Alsterdorf, en el norte de la ciudad, habían recibido advertencias en sus teléfonos móviles de una "situación de riesgo para la vida" y que las calles habían sido acordonadas.

El alcalde de Hamburgo expresó su conmoción por el derramamiento de sangre del jueves. "Expreso mi más sentido pésame a las familias de las víctimas. Las fuerzas trabajan a toda velocidad para perseguir a los autores y esclarecer el trasfondo", dijo Peter Tschentscher en Twitter antes de que se conociesen los detalles.

Este es el tercer tiroteo de alta magnitud vivido por Alemania en los últimos años. En febrero de 2020, un hombre armado con presuntos vínculos con la extrema derecha mató a tiros a nueve personas, entre ellas migrantes de Turquía, en la ciudad occidental de Hanau antes de suicidarse y matar a su madre.

En octubre de 2019, un hombre armado mató a dos personas cuando abrió fuego frente a una sinagoga en la ciudad oriental de Halle en el día sagrado judío de Yom Kippur. "En Hamburgo nunca se había vivido algo así", dijo el ministro de Interior alemán.