¿Saboteadores o falsa bandera? Dudas sobre los ucranianos que han atacado una aldea en Rusia
No hay nada, pues, que haga pensar en un acto terrorista, sino en una protesta contra el gobierno ruso por parte de uno de sus detractores.
3 marzo, 2023 02:52"Hemos sufrido un ataque terrorista. Un grupo ha cruzado la frontera desde Ucrania y ha abierto fuego contra civiles. Sabían que el coche al que estaban disparando estaba lleno de niños… pero siguieron disparando de todos modos". De esta manera relataba Vladímir Putin lo sucedido en Sushany y Liubechane, pueblos de la región rusa de Bryansk, en una reunión telemática con los responsables de la comunidad educativa en la celebración anual del Día del Profesor y el Mentor.
Tanto la imprecisión de los detalles, como la importancia que se les da a los mismos -el propio presidente comentándolos en una audiencia televisada y anunciando una reunión del Consejo de Seguridad- hace que sea difícil darle excesiva veracidad al relato. De hecho, el gobierno de Zelenski reaccionó a las pocas horas calificando el incidente de "provocación rusa" y hablando de "ataque de falsa bandera".
No parece que ni Kiev ni Moscú estén dando en el clavo con sus afirmaciones. Unos por defecto y otros por exceso. Sabemos que un grupo llamado Cuerpo de Voluntarios Rusos cruzó la frontera y como mínimo se paseó por ambas localidades, dejando a su paso varias fotos y al menos un vídeo en el que, precisamente, hacían hincapié en que ellos "no disparaban a civiles". Su identidad está fuera de discusión porque el que aparece en todas las fotos y todos los vídeos es Denis Kapustin, líder del grupo en cuestión y conocido gurú neonazi, expulsado en su momento de Alemania por su fanatismo ideológico.
Otro video del Cuerpo de Voluntarios Rusos de la región rusa de #Bryansk.
— AUSTROHÚNGARO (@AUSTROHNGARO2) March 2, 2023
Los hombres dicen que llegaron a Bryansk “para mostrar a sus compatriotas que hay esperanza, que el pueblo ruso libre con las armas en la mano puede luchar contra el régimen”.🤡🤡🤡 #falseflag #UkraineWar pic.twitter.com/wvD3ZkEpwC
El resto de la información es confusa. ¿Qué hacían los miembros del Cuerpo de Voluntarios Rusos al otro lado de la frontera? El Kremlin habla genéricamente de cuarenta o cincuenta soldados que habrían tomado rehenes en estas ciudades y habrían asesinado al menos a un conductor y herido a un niño de diez años. ¿Cómo consiguieron burlar la defensa de la frontera cuarenta hombres armados con uniformes de camuflaje y cintas amarillas en el brazo? Exactamente, ¿cuál era su propósito en Bryansk más allá de darse publicidad y alimentar el ego de Kapustin?
¿Quiénes son estos tipos?
No hay evidencia alguna de actos "terroristas" en su paso por Rusia. Ni de la supuesta toma de rehenes ni de los disparos a un coche lleno de niños -siempre hay niños en estas historias, es el ABC de la propaganda- ni de intención saboteadora alguna. Tenemos las fotos, el vídeo y poco más. Ni siquiera podría acusarse a Ucrania de nada al respecto. El Cuerpo de Voluntarios Rusos, como su nombre indica, está formado por ciudadanos rusos, empezando por su líder. No tiene relación alguna con las fuerzas armadas ucranianas y su presencia en dicho país se debe, más que nada, a su profundo odio a la figura de Vladimir Putin, a quien consideran un tipo demasiado suave y tolerante con las minorías étnicas.
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El ideario de Kapustin es abyecto. Un hombre convencido de la superioridad aria y de la necesidad de demostrar esa superioridad en la práctica. Está en Ucrania porque en Rusia sería detenido y encarcelado. ¿Muestra algún tipo de actividad militar su Cuerpo de Voluntarios? No, que sepamos. De hecho, en su vídeo de propaganda no se dice nada de que la acción tenga que ver siquiera con la guerra. Las palabras de Kapustin son: "Es hora de que el ciudadano ruso de a pie se dé cuenta de que no es un esclavo". Un mensaje, como se ve, en clave de política interna.
No hay nada, pues, que haga pensar en un acto terrorista, sino en una protesta contra el gobierno ruso por parte de uno de sus más enajenados detractores. Tampoco se puede decir que sea un ataque de falsa bandera en sentido estricto, pues no ha sido llevado a cabo por el propio ejército ruso para culpar a un tercero y justificar una reacción. Dicho esto, no parece normal ni la reacción ni la repercusión que ha tenido este incidente de frontera. En otras palabras, da la sensación de que al Kremlin le ha venido muy bien.
Demasiadas casualidades
Llevamos días hablando de posibles "ataques de falsa bandera" en Bielorrusia y Transnistria, pero se nos había pasado una noticia de la agencia TASS, controlada por el gobierno de Moscú, de hace cuarenta y ocho horas, en la que se advertía de un posible intento de invasión en Bryansk. ¿Cómo sabía la agencia TASS que iba a suceder algo en Bryansk y cómo es posible que, sabiéndolo, el Kremlin no reforzara la frontera? ¿Puede ser que se filtraran los planes de Kapustin y a las autoridades no les importara dejarle hacer? Son demasiadas casualidades y demasiadas torpezas como para no intuir algo de premeditación.
La acción, además, tiene material de propaganda para dar y tomar: un grupo neonazi, hospedado en Ucrania, que cruza la frontera para causar el terror entre los niños rusos. Refuerza prácticamente todas las narrativas del gobierno de Putin. Se obvia, por supuesto, que esos neonazis son rusos, que no tienen relación militar alguna con Kiev y se adorna lo sucedido con varias píldoras de heroísmo: uno de los heridos, un niño de diez años, después de recibir varios balazos, habría conseguido salvar a los demás niños del coche, huir a un bosque y volver después para pedir ayuda. No está mal para su edad.
Es la típica acción que, incluso si fuera verdad, no merecería ni un titular en un periódico. Mucho menos que el todopoderoso presidente la comente en directo y reúna a los altos responsables de seguridad para discutir las posibles represalias. Un diputado de la Duma apuntó de inmediato la necesidad de matar cuanto antes a Zelenski como responsable. Proporcionalidad, ante todo.
Exagera, que algo queda
Desde luego, da toda la impresión de que Moscú exagera con todo esto. Una posibilidad es que lo haga porque han quedado en ridículo ante todo el mundo con el cruce de la frontera de un grupo de frikis armados, y otra posibilidad, ya decimos, es que lo hayan consentido y quieran sacar rédito de la situación. Ahora bien, ¿qué gana Rusia con esto? Una acción de falsa bandera en Bielorrusia podría justificar el envío de tropas. Una acción de falsa bandera en Transnistria podría justificar la anexión de la región prorrusa… ¿qué va a hacer Putin en términos prácticos para vengarse de la afrenta de Bryansk? Difícil saberlo.
De hecho, la tarde del jueves, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) informó de que los "saboteadores ucranianos" habían sido expulsados hacia territorio ucraniano, donde, más tarde, habían sido abatidos con un "ataque masivo de artillería"."Con el fin de evitar bajas por parte de la población civil y daños a la infraestructura civil, el enemigo ha sido expulsado al territorio de Ucrania, donde se le ha infligido un ataque masivo de artillería", ha informado el FSB en un comunicado recogido por la agencia rusa de noticias Interfax.
Sea como sea, lo que está claro es que, después de darle tanto bombo de forma tan pública, algo tendrá que inventarse. Es de suponer que incrementará los bombardeos sobre poblaciones civiles, como hemos visto este mismo jueves en Zaporiyia. Aparte de eso, poco más puede hacer. Ya ha invadido Ucrania, no la puede invadir dos veces. Ya tiene a prácticamente todo su ejército desplegado en la zona, a ver si Bakhmut cae de una vez. Parece más una excusa de consumo interno para reforzar su liderazgo y para enfatizar la terrible amenaza existencial ante la que se enfrenta su país. Así, tarde o temprano, podrá movilizar otros doscientos mil o trescientos mil ciudadanos para enviarlos a alguna trituradora de carne. Aparte de eso, poco más: publicidad para un neonazi y excusas para un totalitario.