Activistas ecologistas del colectivo 'Ultima Generazione' (Última Generación, en español), protagonistas de algunos actos reivindicativos en las últimas semanas en Italia, arrojaron este domingo pintura contra la famosa escultura 'El Dedo', del artista Maurizio Cattelan. La obra dañada representa el dedo corazón levantado y se ubica frente al edificio de la Bolsa de Valores, en plaza Affari de Milán, ciudad del norte del país mediterráneo.
La acción se ha realizado este domingo por la mañana, según ha informado la Policía italiana. Las fuerzas de seguridad han intervenido y han arrestado a tres jóvenes, que fueron enviados a la comisaría para su identificación y posible denuncia. Los activistas han lanzado pintura amarilla lavable a la escultura conocida como 'El Dedo' y desplegaron una pancarta con el mensaje 'Stop a los combustibles fósiles y contra los bancos italianos que financian el actual sistema de energía'.
'Última Generación' es un colectivo ecologista que ya ha protagonizado varias protestas en Italia. El pasado 7 de diciembre también vertieron pintura a la fachada del teatro de La Scala en Milán y hace unos días contra la sede del Senado, en Roma. Sus actos van en consonancia con otros enfocados en el mismo asunto, como los ataques a cuadros en museos o el corte de carreteras.
En este caso, la obra pintada ha sido un de Maurizio Cattelan, un controvertido autor. El artista montó otra que simulaba a un meteorito cayendo sobre Juan Pablo II. 'El Dedo' se colocó en 2010 frente a la Bolsa de Milán y representaba una mano que intenta hacer el saludo romano, pero con los dedos cortados. Así, queda solo el dedo medio levantado en un gesto contra un palacio construido durante el fascismo, pero también simbolizando el poder económico.
Fue bautizada como L.O.V.E. por el artista y levantó la polémica. Porque no significa 'amor', como podría parecer, sino cuatro palabras según las letras que la componen: libertad, odio, venganza y eternidad. La provocación es obvia : el dedo medio se levanta contra la violencia del capitalismo moderno. La carga comunicativa de la obra es tanto más impresionante cuanto que la escultura se presenta con una monumentalidad triunfal: el mármol es luminoso, las vetas son bien visibles, la intención es inequívoca.
El arquitecto Stefano Boeri, concejal de cultura de Milán en esos momentos, decidió dejarla en este lugar. Algunos representantes políticos han condenado la acción. El líder de la Liga y ministro de Transportes, Matteo Salvini, ha afirmado: "Estos pseudo-ambientalistas vandalizaron otra obra de arte en Milán: estos no son ambientalistas, son vándalos que merecen ir a la cárcel".