Los pabellones 7 y 9 del Ifema de Madrid se han convertido en un espacio mucho más diáfano, con pasillos amplios y menos concentración de obras. Son las consecuencias de la pandemia, que ha obligado a posponer la feria de arte contemporánea ARCO 2021 a los primeros compases del verano. Una fecha atípica para una edición menos numerosa en cuanto a nivel de galerías presentes —130 de 26 países por las 209 del año pasado—, con una reducción de aforo al 50% y que celebra de forma discreta su cuarenta aniversario, aguardando a que el próximo año se pueda armar un gran programa.
Pero lo que brilla por su ausencia en ARCO, que ha abierto sus puertas este jueves, son las obras polémicas que marcaron las anteriores ediciones a nivel mediático. Curioso que dé la bienvenida al visitante una creación de Santiago Sierra, bautizado como el efant terrible de la industria y cuyos trabajos centraron todos los focos en los últimos años: en 2018, en plena judicialización del procés, cuando retrató a los líderes independentistas catalanes como "presos políticos"; y en 2019 cuando instaló un ninot de cuatro metros del rey Felipe VI cuyo comprador debía quemar en una hoguera.
La obra de Sierra, expuesta en la galería Helga de Alvear —la misma que colgó el mural de 25 fotografías de los Junqueras y compañía—, consiste en una serie de retratos de veteranos de las guerras de Camboya, Ruanda, Kosovo, Afganistán e Irak que aparecen mirando hacia la pared. El objetivo del artista radica en "impugnar los relatos que legitiman una democracia sustentada sobre la violencia de Estado". Tiene un precio de 22.000 euros —la serie de "presos políticos" se tasó en 80.000 euros—.
El ninot del Rey ya no existe: fue quemado el pasado 12 de octubre, coincidiendo con el Día de la Hispanidad y al no haber encontrado comprador, por los artífices de la propia escultura: Sierra y Eugenio Merino. Este multimd, conocido también por sus obras irreverentes y combativas, como cuando metió a Franco en una nevera con el diseño de Coca-Cola para denunciar el resurgimiento en España de ciertas actitudes franquistas —fue presentada en ARCO 2012—, también hace acto de presencia en la nueva edición de la feria.
El artista expone en la galería ADN varias piezas, como una urna por 4.800 euros y una enmarcación de la declaración de los derechos humanos por un precio similar; o un Monumento a la corrupción en forma de puerta giratoria. "En este país, cualquier paso diferente en el arte es complicado", ha detallado el director de la galería a la agencia Europa Press. La polémica en ARCO 2021, como ha desvelado la directora de la feria, Maribel López, iba a "quedar lejos" respecto a las entregas pasadas.
Algo que ya se sintió en el certamen del año pasado, celebrado escasos días antes del confinamiento. El finlandés Riiko Sakkinen, asentado en Murcia, fue de los pocos artistas en porponer una nítida crítica política con una performance humorística sobre el legado del dictador, encabezada con la sentencia de "Franco no fue tan malo como dicen". Una metáfora de cómo evoluciona la información a lo largo del tiempo, de las fakes news y de cómo un caudillo también termina siendo ridiculizado por su propia sociedad.
Menos visitantes
López ha asegurado durante la inauguración de la feria que esta edición excepcional es una "oportunidad" para las galerías de "generar negocios, encuentros y visibilidad". Ante los recelos de algunos galeristas respecto a la idoneidad de abrir las puertas de ARCO en estas fechas, la directora ha recordado que no se trata de un pensamiento unánime —"no todos piensan así"— y que se trata de una decisión consensuada.
También ha reconocido que desde la dirección de la feria son "conscientes" de que es un "momento particular" debido a la situación sanitaria, pero ha pedido "esperar al domingo" —día en que concluye la feria— para realizar los análisis. "El mundo del arte es muy particular", ha añadido.
La directora de ARCO ha remarcado que para esta edición se han ofrecido "condiciones excepcionales" para las galerías participantes —con descuentos del 30% en el programa general para los stands y del 15% en Opening— y ha remarcado que no se trata de una feria "de transición". "No está hecha a medias", ha insistido.
López sí cree que en estos cinco días de feria habrá menos visitantes de los previstos —contando ya las restricciones sanitarias, que permiten hasta un máximo de 40.000 personas diarias—, tanto por el calor como por las fechas vacacionales.
"Va a haber menos visitantes, aunque soy optimista. Por ejemplo, los estudiantes son un público muy importante y ya muchos no están por estas fechas, por lo que eso se va a notar. También sabíamos que con más días profesionales, reequilibrábamos esto. Pero el año que viene todas esas personas tienen que volver", ha afirmado.
Casi 250 coleccionistas invitados harán su desembarco estos días en ARCO y esto sirve a López para afrontar la cita con el "ánimo muy bueno". "Las galerías hacen muy bien su trabajo y esa complicidad es muy real: este martes ya me dijeron que habían vendido", ha concluido.