Vladímir Putin continúa con su huida hacia delante. Ni las graves pérdidas en el campo de batalla, ni las críticas en el seno de su Gobierno, ni el distanciamiento de sus socios internacionales -China, India y Turquía- ha conseguido que el presidente ruso renuncie a su objetivo de controlar, al menos, la parte nororiental de Ucrania.
Lejos de reconocer abiertamente que la "operación especial" que inició el 24 de febrero en el país vecino no está yendo como esperaba, Putin ha embestido con todas sus fuerzas. Ha vuelto a mostrar la carta del chantaje nuclear ante Occidente y ha anunciado una escalada bélica.
Su estrategia para contrarrestar a las fuerzas ucranianas sobre el terreno (y al armamento que Occidente no para de enviar) se basa en ejecutar dos movimientos coordinados que la Unión Europea y Estados Unidos ven como claros signos de flaqueza.
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"Encuestas de opinión"
El primero de ellos consiste en celebrar referendos de anexión a Rusia en las regiones del Donbás (Lugansk y Donetsk) y de Zaporiyia y Jersón en los próximos días. Unas consultas que la comunidad internacional ya ha anunciado que "no reconocerá" y que, probablemente, ni siquiera serán representativas.
Y es que los medios de propaganda al servicio del Kremlin ya están publicando los "resultados" de unas "encuestas de opinión" en las áreas de Ucrania ocupadas. Unos datos que, por supuesto, son muy favorables a los deseos de Moscú y que, previsiblemente, se asemejarán a los resultados finales si las consultas tienen lugar.
Estos referendos, que líderes como Emmanuel Macron han calificado de "farsa", sirven a Putin como herramienta para legitimar su poder en los territorios invadidos. Una táctica que el Ministerio de Defensa de Ucrania no ha dudado en comparar en su cuenta de Twitter con el referendo nazi sobre el Anschluss de Austria.
Es decir, la consulta que el dictador alemán Adolf Hitler realizó el 10 de abril de 1938 para justificar su invasión a Austria y convertir al país en una provincia del Tercer Reich. Según los registros, los resultados otorgaron un 99,7% de apoyo a favor de la anexión a Alemania.
No fue, sin embargo, el único referéndum que realizó Hitler. Durante su régimen, celebró un total de cuatro consultas. Exactamente las mismas que ahora Putin quiere llevar a cabo en Ucrania después de la realizada en la península ocupada de Crimea en 2014.
Dos años antes, en 1936, el dictador ya había preguntado a los alemanes si aprobaban la ocupación militar de Renania, que resultó con una clara victoria del "Sí". Previamente, en 1933, se celebró un primer plebiscito sobre la retirada del país de la Sociedad de Naciones. Le siguió otro en agosto de 1934 sobre la fusión de los cargos de canciller y presidente que permitió más tarde a Hitler y al Partido Nazi hacerse con el control de todos los poderes del Estado.
"Movilización parcial"
Una vez anexionados a Rusia los territorios de la zona este de Ucrania, el segundo movimiento del Kremlin es evidente: defender esos territorios. Pero para ello necesita efectivos que suplan las bajas de un ejército hundido moral y físicamente tras la derrota ante la contraofensiva ucraniana.
Y ese ha sido el siguiente paso que ha dado Putin. En un discurso televisado, el mandatario ruso, anunció el miércoles que enviaría al frente a 300.000 reservistas rusos. De los dos millones que hay en el país, irán aquellos con mayor experiencia militar.
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Esta movilización parcial, que ha provocado manifestaciones por todo el país y ha provocado la huida de cientos de ciudadanos, es la primera que convoca Rusia desde la Segunda Guerra Mundial.
En aquella ocasión, en mayo de 1941, Josef Stalin llamó a filas a 800.000 reservistas para completar las distintas unidades del Ejército rojo. Lo hizo a modo preventivo, ya que temía una agresión por parte de Alemania, que llevaba semanas acumulando soldados en las fronteras de la Unión Soviética y que acabaría por lanzar lo que se conoce como Operación Barbarroja, la gran (y fracasada) ofensiva con la que Hitler intentó invadir la URSS.