El rumor que ha acompañado la visita de los británicos a la sala donde se encuentra el cuerpo de Isabel II ha cesado de repetente cuando ocho de los nietos de Isabel II han entrado solemnemente para custodiar el cuerpo de su abuela.
A la cabeza, el príncipe Guillermo y su hermano Harry, vestidos con uniforme militar, y detrás de ellos las princesas Beatriz y Eugenia, hijas de Andrés; los dos hijos de los condes de Wessex, Louise y James; y cerraban la comitiva los vástagos de la princesa Ana, Zara Tindall y Peter Philips. Este último es el mayor de los nietos (44 años) frente a solo 14 de Jacobo, vizconde de Severn.
Cuando han llegado al lugar donde se encuentra el féretro, Guillermo ha ocupado la cabeza y Harry se ha colocado justo en la parte trasera del ataúd. Manteniendo el luto y con la cabeza agachada, los ocho nietos de Isabel II han querido mostrar así el respeto de toda la familia hacia su abuela. La vigilia ha durado 15 minutos.
En la tarde del viernes, sus padres, los cuatro hijos de Isabel II, participaron en una ceremonia idéntica en torno al féretro de la monarca. Se trata de la primera vez en la historia que los nietos de un soberano llevan a cabo la conocida como Vigilia de los Príncipes.
Una de las mayores interrogantes estaba en saber si Harry llevaría uniforme militar, ya que en las ceremonias por Isabel II no lo ha portado al no ser miembro de la realeza con tareas oficiales, pese a haber pasado diez años en el Ejército y haber participado en operaciones en Afganistán. Finalmente, a petición de su padre, lució en la vigilia el uniforme militar, como su hermano Guillermo.
"Fuiste nuestra matriarca"
Las princesas Beatriz y Eugenia, nietas de la reina Isabel II, honraron este sábado la memoria de su abuela, fallecida a los 96 años, a quien describieron como su "matriarca".
"Nosotras, como mucha gente, pensábamos que ibas a estar aquí para siempre. Te vamos a echar terriblemente de menos. Fuiste nuestra matriarca, nuestra guía, la mano amable sobre nuestras espaldas que nos conducía a través de este mundo", expresaron las princesas en un comunicado conjunto.
Las hijas del príncipe Andrés resaltaron que no habían sido capaces de "expresar en palabras" muchos de sus emociones desde que conocieron el deceso de la reina, el jueves 8 de septiembre.
Desde entonces "ha habido lágrimas y risas, silencios y conversaciones, abrazos y soledad, y una sensación colectiva de pérdida por nuestra querida reina y nuestra querida abuelita", declararon Beatriz, de 34 años, y Eugenia, de 32.
"Todo lo que queremos decirte es gracias. Gracias por hacernos reír, por incluirnos, por recoger brezo y frambuesas, por las marchas militares, por nuestros tés, por la calidez, por la alegría", se agrega en la nota de las princesas.
Ambas subrayan que su "querido tío Carlos, el rey", continuará el "ejemplo" de Isabel II, ya que "también él ha dedicado su vida al servicio".
Baño de masas
Carlos III y su primogénito, el príncipe Guillermo de Gales, acudieron este sábado a dos puntos de Londres para saludar y hablar con miles de personas que aguardaban su turno desde hace horas en la larga cola para dar el último adiós a la reina Isabel II.
Tanto el monarca de 73 años, como el heredero al trono, de 40, conversaron pausadamente y dieron la mano a numerosas personas que guardaban fila en la ribera sur del río Támesis.
"Gracias por aguardar tanto tiempo en la cola. Es increíble", expresó Guillermo a uno de los grupos con los que se paró a charlar. "Ya están más allá de medio camino, casi han llegado, muchísimas gracias", agregó.
Las autoridades advirtieron a primera hora de este sábado que el trayecto desde el parque de Southwark, donde empieza la fila, hasta el palacio de Westminster, donde yacen los restos de Isabel II desde el miércoles, se podía alargar hasta 24 horas, si bien el seguimiento en vivo que hace el Ministerio de Asuntos Digitales y Cultura calculaba al mediodía un tiempo de espera de 14 horas.
Se estima que cuando la capilla ardiente cierre sus puertas el lunes por la mañana, antes del funeral de Estado por la que ha sido soberana británica durante siete décadas, habrán pasado frente al féretro cerca de 400.000 personas.