Rusia ha informado este domingo, día 200 de la guerra, de que ha detenido el sexto y último reactor que continuaba operativo en la central nuclear de Zaporiyia, que controla prácticamente desde el inicio de la invasión de Ucrania, en febrero. La decisión no descarta una catástrofe mientras no se establezca un área de seguridad en torno a las instalaciones.
El personal de la planta se encuentra en plenos preparativos para enfriar el reactor y cambiarlo al modo de 'parada en frío' por razones de seguridad en medio de una situación crítica.
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Este sábado por la noche, después de que una de las líneas de alto voltaje fuera restaurada, la planta comenzó a recibir electricidad de la red ucraniana, lo que permitió apagar el reactor. El cambio a la modalidad de 'parada en frío' requiere de entre 14 y 15 horas más de suministro para resultar exitoso.
Según Moscú, el motivo de la detención no es otro que los incesantes bombardeos contra las instalaciones. La planta estaba funcionando a una capacidad "críticamente baja" los últimos tres días por los daños en todas las conexiones causados por los ataques.
Una zona de seguridad
El asesor del consorcio ruso Rosenergoatom, Renat Karchaa, ha puntualizado que este paso no es una garantía absoluta contra un accidente nuclear si se mantienen los ataques de la artillería, de los cuales responsabiliza al ejército de Ucrania.
El director general del Organismo Internacional de Energía Nuclear (OIEA), Rafael Grossi, ya alertó el viernes sobre la posibilidad de un accidente después de un bombardeo que cortó la conexión eléctrica exterior con la central, la mayor en Europa.
"Permítanme ser claro: los bombardeos en torno a la central nuclear de Zaporiyia deben cesar y se debe acordar inmediatamente una zona de protección y seguridad nuclear", dijo este sábado Grossi, contundente.
El ejército ruso ocupa desde el 4 de marzo la planta de Zaporiyia, con seis reactores y unos 10.000 empleados, y desde hace un meses Ucrania y Rusia se acusan mutuamente de los ataques en torno a la central.