Guerra fantasma en Crimea: Rusia ni siquiera sabe cómo le ataca Ucrania
Dos misteriosos ataques en la península anexionada por Moscú en 2014 siembran dudas sobre el armamento real con el que cuenta Kiev.
17 agosto, 2022 02:46El pasado 9 de agosto, a primera hora de la tarde, un grupo de turistas rusos que se encontraban veraneando en la costa oeste de la península de Crimea escucharon una fuerte explosión. Le siguieron al menos otras diez detonaciones. Algunos de los bañistas comenzaron a huir despavoridos mientras otros sacaban sus móviles dispuestos a grabar las enormes columnas de humo que se alzaban sobre el camping.
A pocos kilómetros de allí, la base militar rusa de Saky quedaba reducida a polvo y escombros. Una serie de explosiones había destruido ocho cazas del ejército del Kremlin y varios edificios, según se pudo comprobar posteriormente en las imágenes tomadas por satélite. Las cámaras, sin embargo, no captaron el origen de la explosión y, hoy por hoy, nadie sabe con certeza ni cómo ni quién está detrás de ese ataque.
Estos misteriosos accidentes se han vuelto a repetir este mismo martes. Sólo siete días después, al este de la península de Crimea, cerca del pueblo de Maiske, un depósito de armas y municiones del ejército ruso saltaba por los aires. De nuevo, una explosión destruía una infraestructura militar de las tropas de Putin, además de una línea ferroviaria cercana y una central eléctrica de alto voltaje en la región de Dzhankoi. De nuevo, nadie sabe nada.
Como era de esperar, Rusia, que ha hecho de la desinformación un arma más para su guerra, ha tratado de restar importancia a ambos ataques. El primero lo achacó a una negligencia, a "un accidente con municiones" que, por supuesto, no había causado grandes daños y, por supuesto, tampoco había afectado a ningún avión. Sobre el segundo, el Ministerio de Defensa de Rusia sostiene que se trata de un "acto de sabotaje". Y aunque no señala directamente a Ucrania pero que reconoce, por primera vez, una actuación enemiga en la península que desde hace ocho años es un lugar seguro (y militarizado) para el Kremlin.
Ninguna de esas declaraciones va a reducir el fuerte impacto que estos golpes están teniendo sobre el ejército ruso, que si llevaba unos meses en mínimos (al menos en cuanto a efectivos se refiere) ahora está totalmente desconcertado —y quizá con la moral hundida— por estos ataques inesperados en un lugar completamente inesperado.
[Ucrania intensifica su contraofensiva sobre Jersón y se pone como objetivo recuperar Crimea]
Porque aunque Ucrania no ha reconocido oficialmente la autoría, todo apunta a que las explosiones tienen el sello del ejército de Kiev. Y no sólo por las declaraciones que su presidente, Volodimir Zelenski, hizo después del 9 de agosto, cuando dijo que si "la guerra comenzó con Crimea debe terminar con Crimea liberada". También porque, tras este último ataque, el asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak ha publicado un tuit en el que señalaba que "el número de ataques iban a aumentar. Y particularmente, aumentarán en Crimea".
Previamente ironizaba: "Permítanme recordarles una vez más que la Crimea de un país normal se trata del mar Negro, las montañas, la recreación y el turismo. Y Crimea, ocupada por militantes rusos, se trata de explosiones en almacenes y el creciente peligro de muerte para invasores y ladrones. Desmilitarización en acción".
"Sembrar el caos"
La ironía ha sido la tónica que ha seguido el Gobierno Ucrania desde el inicio de la invasión. Sin embargo, al parecer, tanto esto como los ataques a Crimea forman parte de un complejo plan orientado a "crear caos dentro de las fuerzas rusas".
Al menos así lo ha explicado Podolyak al diario The Guardian en una entrevista donde reconoce que su estrategia es destruir la logística, las líneas de suministro y los depósitos de municiones y otros objetos de la infraestructura militar para "sembrar el caos".
"El número de ataques en Crimea va a aumentar próximamente"
Todo ello para acelerar la ambiciosa contraofensiva que el Ejército ucraniano está llevando en el sur del país para reconquistar la ciudad costera de Jersón, la única urbe controlada por el enemigo en la orilla occidental del río Dniéper. Y según las últimas actualizaciones del Institute for the Study of War, las tropas están avanzando en esa dirección, aunque lo hacen discretamente.
En cualquier caso, independientemente de los mensajes que envíe el círculo cercano de Zelenski, o incluso el propio Zelenski, las acciones hablan por sí solas. Y el mensaje que está enviando Kiev es que sus ataques pueden alcanzar con precisión objetivos situados a más de 200 kilómetros de distancia de la línea del frente. La gran pregunta es cómo lo ha conseguido.
A 200 km del frente
El uso de misiles de alta precisión es una de las principales hipótesis que se ha barajado para el ataque del aeródromo militar de Saky. Y tendría todo el sentido del mundo, de no ser porque los únicos misiles de largo alcance que al menos oficialmente se le conocen a Ucrania son los lanzacohetes HIMARS enviados por EEUU y Reino Unido que alcanzan objetivos a 84 km de distancia.
Sin embargo, los blancos atacados en la península anexionada por Rusia están a unos cuantos cientos de kilómetros más lejos. Cabe la posibilidad de que se hayan apropiado de misiles soviéticos escarabajo (los Tochka-U), pero siguen sin ser suficientes, porque tienen un alcance máximo de 150 km. El que sí cuenta con un rango superior, de hasta 300 km, son los ATACMS, compatibles con el lanzamisiles HIMARS. Sin embargo, la Casa Blanca se negó desde el primer momento a proporcionar estos obuses por miedo a que Kiev atacara territorio ruso.
Así que, o Ucrania ha conseguido hacerse con esta arma gracias a una ayuda no reconocida de los aliados, o ha utilizado un "dispositivo exclusivamente de fabricación ucraniana", como aseguró un alto cargo militar anónimo a The New York Times. Una posibilidad que no se ha confirmado oficialmente y que daría a Ucrania, que lleva pidiendo municiones a Occidente desde el inicio de la guerra, una capacidad tecnológica militar tan sorprendente como poderosa.
Descartados los misiles existen otras opciones que explicarían cómo Ucrania ha conseguido atacar Crimea. Una de ellas es que hayan utilizado, desde una zona cercana, drones de ataque kamikaze Switchblade, proporcionados por los aliados y con un radio de acción de 100 km. Aunque para ello tendrían que haber sorteado el control ruso sobre su espacio aéreo.
La última hipótesis se basa en las declaraciones hechas por fuentes del gobierno ucraniano al The Washington Post. En ellas, los funcionarios sostienen que detrás de los ataques están partisanos proucranianos unidos a las fuerzas de operaciones especiales que habrían logrado acercarse lo suficiente a los objetivos ya atacarlos.