El vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Fomento del Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad, el conservador Jyrki Katainen (Siilinjärvi, 47 años), busca empleo. Después de haber sido ministro de Finanzas y primer ministro de Finlandia, el próximo 31 de octubre dejará su actual cargo en el Ejecutivo comunitario para dar paso al nuevo equipo de Ursula von der Leyen. "Todavía no sé qué haré ahora, estoy abierto a cualquier cosa, no tengo ningún trabajo en mente", explica en una entrevista con EL ESPAÑOL en la que hace balance del legado de la Comisión de Jean-Claude Juncker, de las guerras comerciales desatadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o de la ralentización que amenaza a la economía de la eurozona.
Hace cinco años, al inicio de su mandato, Juncker presentó a su equipo como "la Comisión de la última oportunidad". ¿Han estado a la altura de las expectativas creadas?
Puedo decir sinceramente que hemos respondido bien a esta percepción de que éramos la Comisión de la última oportunidad. Hay que tener en cuenta que Rusia nos ha metido presión: ha interferido en muchos procesos democráticos en Europa, ha financiado a movimientos políticos, ha sido agresiva. El presidente Trump ha cambiado la forma de funcionar del mundo: ha destruido o intentado destruir el orden mundial basado en reglas. China nunca ha sido tan fuerte como ahora. Así que ha habido mucha presión exterior y aún así hemos logrado defender nuestros intereses.
Por ejemplo, hemos logrado firmar una gran cantidad de acuerdos comerciales con países terceros, hemos creado nuevas políticas como la economía circular o la de defensa y seguridad. Y hemos profundizado nuestro mercado interior en materia digital o energética. La situación económica general, lo que está en nuestras manos, ha mejorado significativamente. Así que creo que hemos conseguido seguir mejorando Europa y reforzar su posición pese a la presión exterior.
¿Y cuál es el principal problema pendiente?
El mayor problema son nuestras dificultades internas en materia de valores. Hay Gobiernos como los de Hungría o Polonia -y también Rumanía ha sido bastante problemática en este sentido- cuyos líderes políticos han puesto en peligro el Estado de derecho o algunos de nuestros principales valores. Y esta es la mayor amenaza que yo veo para el futuro de Europa. Porque si no nos ponemos de acuerdo sobre nuestros valores fundamentales, entonces no podremos confiar los unos en los otros y eso hará nuestra vida en común más complicada. Espero que la nueva Comisión haga frente a estas tendencias nocivas y tenga para ello el apoyo de los Estados miembros.
¿Cuál es el principal fracaso de la Comisión Juncker?
No sé si hay fracasos en concreto. Algunas cosas no hemos logrado sacarlas adelante, pero se debe a la oposición de los Estados miembros o del Parlamento. Luego hemos tenido cuestiones como la erosión del Estado de derecho que acabo de comentarle, pero no es culpa nuestra: algunos Estados miembros o líderes políticos han creado estos problemas. Y hay desafíos externos o también el brexit, que no podíamos haber evitado. Quizá otra persona esté mejor situada para ver nuestros fracasos. Yo no veo exactamente fracasos, pero hay acontecimientos negativos que no hemos logrado afrontar.
Hablando del brexit, ¿debería dar la Unión Europea otra prórroga a Reino Unido si el Gobierno de Boris Johnson la pide obligado por el Parlamento?
Depende de la voluntad de los Estados miembros. Pero mi opinión personal es que, teniendo en cuenta que un brexit caótico sería devastador para todo el mundo, sería malo para Reino Unido y para los Estados miembros, ¿por qué deberíamos empujar a Londres (fuera de la UE) a propósito? Si hay cualquier oportunidad de encontrar una solución que permita aprobar el Acuerdo de Retirada, deberíamos aprovecharla. En ese sentido, siendo pragmáticos, creo que tiene sentido darles una prórroga si la piden. Por supuesto, no podemos hacer nada en nombre de Reino Unido. Pero desde el punto de vista de los 27, si hay algo que los políticos puedan hacer para limitar los daños, normalmente es útil que lo hagan.
Usted ha sido el principal responsable del plan de inversión Juncker que se puso en marcha para salir de la anterior crisis. ¿Lo ha aprovechado España bastante teniendo en cuenta que fue uno de los países más golpeados y sigue teniendo un paro elevado?
España fue uno de los primeros países que empezó a utilizar este plan Juncker, de forma muy activa desde el principio en 2015. De hecho, el plan Juncker ha movilizado 44.800 millones de euros de inversión en España. 130.000 pequeñas y medianas empresas se han beneficiado de la mejora en el acceso a la financiación. Y España es el tercer país en cifras absolutas donde más inversión ha generado el plan Juncker, lo que significa que ha utilizado esta oportunidad con éxito. Además, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) ha trabajado muy bien a la hora de usar el plan Juncker. El último acuerdo firmado por el ICO con el Banco Europeo de Inversiones fue en enero de este año y pondrá a disposición hasta 1.100 millones para la financiación de midcaps (empresas de mediana capitalización).
Ahora que parece que se avecina otra crisis, ¿se necesita más inversión en la UE? ¿Deberían los Estados miembros aumentar el gasto público?
Todavía no sabemos si es una crisis o una desaceleración. En estos momentos parece más una desaceleración que una crisis. Pero los países que tienen espacio fiscal podrían invertir más en investigación e innovación. Y en algunos casos también en infraestructuras físicas. Hay margen de maniobra. Por ejemplo, Alemania es uno de los países que podría invertir más en infraestructuras y especialmente en I+D. También a España le hemos recomendado que invierta en innovación e investigación y en eficiencia energética. Al mismo tiempo, animamos a España a que continúe por la senda de ajuste presupuestario y se concentre en reformas estructurales.
En algunos de nuestros Estados miembros el problema tiene una doble vertiente. En primer lugar, el crecimiento económico externo está disminuyendo, lo que tiene un impacto. Pero además algunos países no son bastante competitivos. Así que, al mismo tiempo que un país, para estimular la economía, invierte más en I+D o en eficiencia energética, debe seguir haciendo reformas que mejoren la competitividad. Italia es un caso típico en el que no se han hecho reformas en la escala necesaria y por eso la economía italiana se ha quedado de forma crónica un 1% por debajo de la media de crecimiento de la eurozona desde el lanzamiento del euro. Los problemas de Italia no son cíclicos sino estructurales y eso es algo triste. Espero que España se mantenga en la senda que ha seguido hasta ahora de política fiscal responsable, reformas en el país y más atención a la inversión de futuro.
Alemania es uno de los países que podría invertir más en infraestructuras y especialmente en I+D. También a España le hemos recomendado que invierta en innovación e investigación y en eficiencia energética. Al mismo tiempo animamos a España a que continúe por la senda de ajuste presupuestario y se concentre en reformas estructurales
En este contexto, ¿deben relajarse las reglas del Pacto de Estabilidad como pide por ejemplo el Gobierno italiano para invertir más?
No creo que el Pacto de Estabilidad deba flexibilizarse más porque ya ha sido extremadamente flexible, por ejemplo con Italia. Cuando la Comisión dijo que Italia podía invertir más recursos públicos para impulsar el crecimiento, ellos dejaron de hacer reformas. Y eso no ayudó a Italia. El problema no es que el Pacto de Estabilidad sea muy estricto sino la falta de reformas en muchos países. Ya hay bastante margen de flexibilidad disponible en estos momentos.
Pero sí que animo a los países y a la próxima Comisión a que examinen si las reglas pueden simplificarse y hacerlas más comprensibles. Las reglas actuales las creamos en medio de la crisis económica. Yo era ministro de Finanzas en aquel momento. Y es bastante obvio que esas reglas que creamos hace 10 años no son las mejores posibles: son bastante complicadas. En síntesis, no se necesita más flexibilidad sino unas reglas más simples, comprensibles y transparentes.
Volviendo a la situación de España, ¿le preocupa a la Comisión la parálisis política y la incapacidad de formar Gobierno?
No quiero hacer comentarios sobre la situación política en España porque no quiero interferir en el debate político. Nosotros nos limitamos a examinar si España, como el resto de países, está cumpliendo sus compromisos en materia económica de acuerdo con nuestras reglas.
Pero en el actual contexto de desaceleración económica, ¿puede España permitirse repetir las elecciones y estar muchos meses más sin Gobierno ni presupuesto?
No quiero hacer ningún comentario sobre esto. Les deseo lo mejor.
Uno de los principales causantes de este empeoramiento de la economía es la tensión comercial entre Estados Unidos y China, ¿se contagiará a la UE?
El presidente Trump tuiteó hace un tiempo que las guerras comerciales eran buenas y fáciles de ganar. Ahora todo el mundo puede decir que se equivocó. Las guerras comerciales son malas y muy difíciles de resolver. Todos podemos ver a lo que conducen las políticas de Trump, porque él no cree en un orden mundial basado en reglas y quiere usar el poder del más fuerte en lugar de fijar reglas comunes para todo el mundo. La ralentización económica en Europa se debe a las tensiones comerciales, como usted ha dicho, y espero que las inminentes elecciones presidenciales animen a Trump a resolver la situación e intentar encontrar una solución con los chinos.
Dicho esto, nosotros estamos de acuerdo con los americanos en los problemas que China está causando en algunos sectores. Por ejemplo, la sobrecapacidad en algunas áreas industriales o el dumping o prácticas comerciales nocivas. Estos son problemas reales, pero no creemos que imponer aranceles o desencadenar guerras comerciales sea la buena manera de resolverlos.
¿Impondrá Trump aranceles a los coches europeos a partir de noviembre o aún estamos a tiempo de evitarlo?
Esperamos que el presidente Trump no imponga nuevos aranceles a nuestra industria. Hemos tenido un ambiente de discusión positiva con la administración estadounidense. El presidente Juncker y Trump acordaron empezar a trabajar sobre un acuerdo comercial limitado sólo a productos industriales. Y mientras tanto ninguna parte iba a imponer recargos dañinos a la otra. Al revés, hemos intentado crear un mejor clima comercial entre la UE y EEUU. Es verdad que no está mejorando rápidamente, pero mantenemos un diálogo constructivo. Espero que Trump no haga nada que empeore las cosas para los americanos y los europeos.
Trump tuiteó que las guerras comerciales eran buenas y fáciles de ganar. Ahora todo el mundo puede ver que se equivocó: las guerras comerciales son malas y muy difíciles de resolver
¿Cuál será la reacción de la UE si al final estos aranceles a los coches se materializan?
Cuando Trump impuso aranceles al acero y al aluminio, nosotros reaccionamos con medidas compensatorias. Y esta es la forma de responder, basada en las reglas, a aumentos de aranceles unilaterales y agresivos. Así que supongo que nuestra reacción será la misma si hay algún otro incremento. Pero queremos mantener una atmósfera constructiva e impulsar las negociaciones comerciales con los americanos porque es una situación en la que ganamos todos, a diferencia de lo que ocurre con las medidas unilaterales.
Pero ha transcurrido más de un año desde el acuerdo entre Trump y Juncker -fue en julio de 2018- y la negociación comercial ni siquiera ha arrancado. ¿Qué sucede?
Hemos dicho claramente a los norteamericanos que estamos dispuestos a ir más rápido. Pero creo que sus negociadores comerciales están concentrados en estos momentos en la cuestión de China. Además, han dado prioridad a un acuerdo con Japón que nosotros ya tenemos, lo que significa que las empresas norteamericanas están en peor situación que las europeas y por eso quieren acelerar. Así que ellos se han concentrado sobre todo en Japón y China y por eso las negociaciones entre la UE y EEUU van más lentas.
¿Es la agricultura todavía un problema?
Se ha pactado claramente que la agricultura no forma parte de estas negociaciones y eso no va a cambiar. Hay gente en el lado americano que todavía dice que quiere abrir el capítulo agrícola, pero eso no es lo acordado así que insistir en ello es una pérdida de tiempo.
El presidente Macron ha amenazado con no ratificar el recién cerrado acuerdo comercial de la UE con Mercosur alegando que el presidente brasileño Jair Bolsonaro no hace lo suficiente para combatir el aumento de incendios en la Amazonia, ¿está de acuerdo?
No estoy de acuerdo. Si los incendios en la Amazonia han aumentado debido al apoyo político del presidente Bolsonaro, eso sería completamente inaceptable. Lo condenamos enérgicamente. Pero los actuales incendios se han producido sin que haya un acuerdo comercial. Si se aplica el acuerdo comercial que hemos negociado, tendríamos una posición más fuerte para influir en Brasil y en el resto de países de Mercosur. Por ejemplo, el acuerdo de París de lucha contra el cambio climático era una aspiración para Brasil, pero ahora se ha convertido en jurídicamente vinculante gracias a nuestro acuerdo comercial.
Nuestro acuerdo comercial incluye un capítulo de temas de sostenibilidad según el cual Brasil se compromete a reducir las emisiones de CO2 o a reforestar la Amazonia. Con este acuerdo en vigor, si hay problemas, nosotros podremos decir que determinada política va contra nuestro acuerdo jurídicamente vinculante y tendremos más poder para negociar y discutir con Brasil. En ese sentido estoy de acuerdo con España en que bloquear la ratificación del pacto con Mercosur no es la respuesta adecuada. Los que quieren que la UE tenga una posición negociadora más fuerte en materia de sostenibilidad deben apoyar este acuerdo.
Estoy de acuerdo con España en que bloquear la ratificación del pacto comercial con Mercosur no es la respuesta adecuada al aumento de incendios en la Amazonia
¿Espera un proceso de ratificación difícil?
Sí, creo que será difícil. En parte por la actual crisis en la Amazonia. Pero también porque hay otros sectores que pueden oponerse. Pero España es uno de los principales beneficiarios del acuerdo comercial porque facilitará a muchos sectores en España vender sus productos a los países del Mercosur. También la cuestión de la lengua es un factor importante. Además, España está bastante bien establecida en estos países: maquinaria, piezas de coches, vino, queso y muchos productos agrícolas lo tendrán mejor para venderse en los países del Mercosur gracias a este acuerdo. Pero aunque hay beneficios significativos para los productores y consumidores europeos, creo que la situación política puede hacer que la ratificación sea más difícil.