Ley marcial en Corea del Sur

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Yoon Suk Yeol y sus seis horas de huida hacia adelante: así ha sacudido la ley marcial la democracia en Corea del Sur

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Eran ya pasadas las diez de la noche del martes en Corea del Sur cuando el presidente del país, Yoon Suk Yeol, aparecía en televisión para decretar, sin previo aviso, "una ley marcial de emergencia". Una medida extraordinaria (no se activaba desde hacía cuatro décadas) que el líder surcoreano justificó como necesaria para "proteger el orden constitucional liberal", amenazado, según él, por las fuerzas de oposición que tienen mayoría en el Parlamento y a las que acusó de conspirar para llevar a cabo "actividades antiestatales" alineadas con el régimen norcoreano. 

Tras la alocución, el Ejército comenzó a desplegarse alrededor del edificio de la Asamblea Nacional, en el centro de Seúl, para garantizar el cumplimento de ese ordenamiento, que prohíbe cualquier tipo de actividad política, incluidas las protestas y concentraciones, y pone bajo el control directo del gobierno a todos los medios de comunicación. En cuestión de minutos, centenares de manifestantes se congregaron frente al Parlamento con proclamas de descontento e indignación. Al cabo de tres horas, los 190 diputados que consiguieron llegar al hemiciclo de los 300 que componen la Cámara votaron, de manera unánime, para levantar la norma. Acatando lo establecido el Artículo 77 de la Constitución del país, el presidente anunció que la retiraba apenas seis horas después de imponerla.  

A estas alturas, es difícil saber el alcance real de este episodio, pero es indudable que ha sacudido el panorama político y ha dejado en estado de shock a una de las democracias más sólidas de Asia. Así, las preguntas emergen de manera natural: ¿Por qué el presidente Yoon ha decretado una ley marcial? ¿Y por qué ahora? ¿Para qué?

Vídeo | Crónica visual de una ley marcial de 6 horas que desató un terremoto político en Corea del Sur Edición de vídeo: Jose Verdugo

"La verdad es que nos ha pillado a todos por sorpresa", confiesa Mario Esteban, investigador principal del Real Instituto Elcano y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, donde dirige el Centro de Estudios de Asia Oriental. No obstante, explica el académico, esta decisión hay que entenderla dentro de "un contexto de extrema polarización política y de bloqueo institucional". 

Yoon, miembro del conservador Partido del Poder Popular (PPP), llegó al poder en 2022 tras ganar unas de las elecciones presidenciales más reñidas de la historia del país. Desde entonces, este exfiscal de 63 años ha tenido dificultades para llevar adelante su agenda, basada en reformar áreas clave como las pensiones, la salud o el empleo en un momento delicado para Corea del Sur, azotado por la alta inflación, una sociedad sumamente envejecida y a unos precios de la vivienda desbocados.

Su mayor revés, sin embargo, llegó en abril, cuando el PPP sufrió una dura derrota en las elecciones legislativas y la oposición, el liberal Partido Democrático (PD), se hizo con la mayoría del Parlamento. A lo largo de estos meses, las fuerzas de la oposición han bloqueado varias leyes y presentado numerosos impeachments (procesos de destitución) contra miembros del Gobierno. 

Más allá de su incapacidad para sus promesas electorales, el presidente surcoreano se ha visto sacudido por la polémica que envuelve a su esposa, Kim Keon Hee, investigada por la justicia por un caso de soborno tras haber aceptado un bolso de Dior valorado en unos tres millones de wones (unos 2.000 euros) en sus primeros meses como primera dama. En los últimos meses, además, las manifestaciones se han hecho constantes, sobre todo en el ámbito de la salud, donde una huelga entre el personal médico llevó a Corea del Sur a un estado de crisis sanitaria. Esto se ha traducido en un descenso de su popularidad, con una aprobación de apenas el 17% y una valoración negativa en niveles históricos (al 74 %), según datos de la agencia de sondeos Gallup Korea de comienzos de noviembre. 

"Debe entenderse la decisión en un contexto de extrema polarización política y de bloqueo institucional"

Mario Esteban, del Centro de Estudios de Asia Oriental de la UAM

No obstante, lo que parece haber colmado la paciencia del presidente ha sido que la oposición aprobara, sin contar con el apoyo del Gobierno, unos presupuestos generales para 2025 que contemplan múltiples recortes. Entre ellos, la partida a la oficina presidencial. Además, se incluye una moción para destituir al fiscal general y al responsable de la Junta de Auditoría e Inspección, encargada de las cuentas de los organismos públicos. "Se sabía que el clima político era tenso, que había un bloqueo institucional y manifestaciones, pero hay muchas maneras de mantener un Gobierno y nadie esperaba que el presidente optara por 'matar moscas a cañonazos'", sostiene Esteban. 

Ahora bien, para el experto, lo realmente preocupante son los argumentos esgrimidos por el mandatario: "Es muy grave que, sin aportar ningún tipo de prueba, se acuse a la oposición de ser un títere del Gobierno norcoreano, que supone una de las principales amenazas para el país", detalla. "Es peligroso y preocupante en términos de calidad democrática y de estabilidad", añade durante su conversación con EL ESPAÑOL. 

La carta norcoreana

En esta línea, Inés Arco, investigadora del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) especializada en Asia Oriental, señala al presidente, de tintes populistas, como único responsable de decretar por primera vez en más de cuarenta años la ley marcial. Una medida que, según la Constitución, sólo puede tomarse "en caso de guerra, conflicto armado o situaciones similares de emergencia" y que parece más propia de su vecino del norte.

"Es una decisión unilateral de Yoon", sostiene la experta. Prueba de ello, explica, es que ni siquiera su propio partido le ha respaldado. De hecho, el presidente de la formación, Han Dong-hoon, salió rápidamente al paso en redes sociales, calificó de"equivocada" la medida y dijo que no la apoyaría. 

presidente de Corea del Sur , Yoon Suk Yeol, pronuncia un discurso para declarar la ley marcial en Seúl

presidente de Corea del Sur , Yoon Suk Yeol, pronuncia un discurso para declarar la ley marcial en Seúl Reuters

Cabría pensar que el presidente contaba con el apoyo del Ejército, que rápidamente actuó tras el decreto. Sin embargo, en este sentido, Arco matiza que la ley marcial es un asunto histórico (y muy sensible) en el país. Su última aplicación fue en 1979, a lo que siguieron sucesivos gobiernos autoritarios militares hasta el inicio de la transición democrática en 1987. Además, recuerda, Corea del Sur y Corea del Norte siguen, técnicamente, en guerra, ya que hace 70 años firmaron un armisticio, pero no una paz definitiva. 

Una herida abierta que no ha hecho más que infectarse, con un aumento constante de las tensiones entre los dos territorios. Por eso, sugiere Arco, ha utilizado la mención al régimen de Pyongyang como excusa, porque parece justificar cualquier medida. "El presidente surcoreano ha empleado la narrativa de las fuerzas norcoreanas", porque sabe que es "un tema sensible para los ciudadanos" y porque los mecanismos militares que se activan "están muy claros". 

Con la resaca aún en el cuerpo, Corea del Sur aún se pregunta si lo que vivió durante la madrugada del martes fue un autogolpe de Estado o una maniobra fallida de un presidente que no supo echar el freno ante un escenario desfavorable. Los expertos consultados en este artículo rechazan, una vez vista la reacción de Yoon a la oposición política y ciudadana, de que se trate de un autogolpe. No obstante, ambos coinciden en que va a disparar la tensión institucional y exacerbar la polarización en uno de los países más polarizados del mundo.

El futuro de Yoon es aún incierto, pero su desmedido intento por salvar su Gobierno podría acabar convirtiéndose en su perdición. Por el camino, sin embargo, podría haber sumido al país en una crisis constitucional sin precedentes.