La directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, ha dimitido este martes, según informan varios medios estadounidenses, incluidos MSNBC y Fox News. La renuncia al cargo llega diez días después del intento de asesinato al expresidente y candidato republicano Donald Trump durante un acto de campaña en Pensilvania el pasado 13 de julio.
El lunes, Cheatle asistió a la Cámara de Representantes del país norteamericano, y compareció ante un Comité de Supervisión. Allí, reconoció que ella y su agencia fracasaron al no saber evitar el ataque a manos de un joven armado de 20 años. "Asumo toda la responsabilidad por cualquier fallo de seguridad", declaró, y reconoció: "El intento de asesinato del expresidente Donald Trump el pasado 13 de julio es el fallo operativo más significativo del Servicio Secreto en décadas".
Un gran número de legisladores republicanos y demócratas ya habían pedido la destitución de Cheatle. El lunes, la directora del Servicio Secreto se negó a responder a sus preguntas sobre el plan de seguridad para el mitin y sobre cómo respondieron las fuerzas del orden al comportamiento sospechoso del atacante, de nombre Thomas Crooks, que fue asesinado inmediatamente después del atentado por parte el equipo que dirigía Cheatle.
El Servicio Secreto se enfrenta a investigaciones de múltiples comités del Congreso y del organismo de control interno del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, su organización matriz, sobre su actuación. El presidente Joe Biden, que ha puesto fin a su campaña de reelección, también ha pedido una revisión independiente. Gran parte de las críticas se han centrado en el hecho de que no se asegurara el tejado de un edificio industrial en el que se encaramó el atacante, a unos 140 metros del escenario en el que hablaba Trump.
La azotea fue declarada fuera del perímetro de seguridad del Servicio Secreto para el evento, una decisión criticada por exagentes y legisladores. Cheatle ocupaba un alto cargo de seguridad en PepsiCo cuando Biden la nombró directora del Servicio Secreto en 2022. Anteriormente había trabajado 27 años en la agencia. Asumió el cargo tras una serie de escándalos relacionados con el Servicio Secreto que dañaron la reputación de una agencia elitista y hermética.
Diez agentes del Servicio Secreto perdieron su empleo tras revelarse que llevaron a mujeres, algunas de ellas prostitutas, a sus habitaciones de hotel antes de un viaje a Colombia del entonces presidente Barack Obama en 2012, informa Reuters. La agencia también se enfrentó a acusaciones de haber borrado mensajes de texto de la época del atentado del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos. Esos mensajes fueron solicitados posteriormente por un grupo del Congreso que investigaba los disturbios.