Un jurado federal de Estados Unidos ha declarado culpable de conspiración para cometer sedición al fundador del grupo de extrema derecha Oath Keepers, Steward Rhodes, por su papel en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. El jurado también halló culpable del mismo cargo a Kelly Meggs, otro miembro de la milicia, y absolvió a los otros tres integrantes en el banquillo: Kenneth Harrelson, Jessica Watkins y Thomas Caldwell.
El juicio comenzó el 3 de octubre en Washington con el propósito de determinar el rol de estos cinco radicales a la hora de intentar detener por la fuerza el proceso de ratificación en el Congreso de la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, en las que el demócrata arrebató la Casa Blanca al republicano Donald Trump. La fiscalía les acusó de guardar armas, munición y granadas de mano en un hotel cercano.
Durante el asalto, que dejó cinco muertos y más de 140 agentes heridos, Rhodes se mantuvo fuera del edificio, supervisando la operación, mientras que Meggs dirigió a otras 14 personas al interior, donde se dividieron en dos grupos de siete: uno para irrumpir al Senado y otro para hacerlo en la Cámara de Representantes. Además, en hoteles alrededor de Washington había miembros de Oath Keepers armados. ¿Cuál era su función?
Según la defensa, éstos no tenían intención de boicotear la investidura de Biden, pero estaban atentos para "reaccionar" en caso de que Trump pidiera hacerlo. Se agarra a una norma de 1807 que permite al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas pedir a grupos paramilitares ciudadanos hacer cumplir la ley. La acusación expuso que en cualquier caso la presencia de éstos en Washington tenía un fin claro, que era dar un golpe a la democracia.
Oath Keepers es una organización que se asegura apolítica formada por profesionales en activo y retirados del ejército y la policía y equipos de primera respuesta dispuesta a "defender la Constitución de todos los enemigos, extranjeros y domésticos". Trump tiene en ellos a fieles guardianes, como hasta la propia defensa de los acusados admitió. El expresidente de Estados Unidos, en la carrera por volver a serlo, aún tiene que responder por los graves hechos acontecidos en enero de 2021, de los que ya ha sido señalado como instigador.
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"Donald Trump estaba en el centro de la insurrección", concluyó la comisión especial de la Cámara de Representantes que la investiga, y que quiere que declare el magnate, inmerso en una tormenta legal. Las condenas se van sucediendo pero aún no le alcanzan. Thomas Webster, un exmarine y policía jubilado de Nueva York, lo fue a 10 años de prisión por su participación en el asalto. Se trata de la mayor pena hasta la fecha por aquellos hechos.