El presidente ruso, Vladímir Putin, y el mandatario estadounidense, Donald Trump, acordaron hoy organizar una reunión personal en el marco de la cumbre de líderes del G20 que se celebrará entre los próximos días 7 y 8 de julio en la ciudad alemana de Hamburgo, anunció el Kremlin.
En una conversación telefónica, "Vladímir Putin y Donald Trump se pronunciaron por seguir sus contactos por teléfono y también por organizar un encuentro personal en el marco de la cumbre del G20 del 7-8 de julio en Hamburgo", informó a las agencias rusas el servicio de prensa del Kremlin.
Los dos mandatarios, agregó en una nota el Kremlin, "hablaron de toda una serie de temas para la cooperación de los dos países en la arena internacional" y "pusieron el acento en la perspectiva de coordinar las acciones de Rusia y EEUU en la lucha contra el terrorismo internacional en el contexto de la crisis siria".
"Se ha acordado activar el diálogo entre los jefes de Exteriores de los dos países para buscar opciones que permitan reforzar el cese de las hostilidades" en Siria y "otorgarle estabilidad con el objetivo de impulsar un proceso real de solución del conflicto", apuntó Moscú.
Putin, según la nota de Presidencia, "llamó a la contención y a rebajar la tensión" al presidente estadounidense en relación a la situación en la península de Corea.
"Se ha acordado poner en marcha un trabajo conjunto orientado a buscar soluciones diplomáticas integrales al problema", concluyó el Kremlin en alusión a la peligrosa escalada de tensión entre Washington y Pyongyang, y a las provocaciones nucleares del régimen norcoreano.
El de este martes fue el primer contacto entre los dos líderes desde el pasado 3 de abril, cuando Trump llamó a Putin para expresarle sus condolencias tras el atentado terrorista del metro de San Petersburgo (Rusia), en el que murieron 14 personas.
Esa llamada se produjo antes de que, el pasado día 7, Estados Unidos bombardeara en Siria una base aérea controlada por el Gobierno de Bachar al Asad cercana a la ciudad de Homs, en lo que supuso el primer ataque directo estadounidense contra el régimen de Damasco en seis años de conflicto.