El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha presentado este martes, pocos minutos antes de que diesen las 14:00 hora local (las 20:00 hora peninsular española), en el tribunal federal de Miami para escuchar los 37 cargos federales de los que se le acusa por llevarse (y retener) indebidamente documentos relacionados con la seguridad nacional a Mar-a-Lago, su mansión de Palm Beach, en Florida, después de abandonar la Casa Blanca en enero de 2021.
Durante la audiencia, celebrada a puerta cerrada y de casi dos horas de duración, Trump se declaró "no culpable" de todos los delitos que se le imputan y que incluyen desde retención deliberada de información sensible hasta conspiración para obstruir la justicia, tal y como se puede leer en el documento publicado esta semana por el Departamento de Justicia. Todos ellos podrían llegar a sumar hasta 400 años de prisión, aunque es muy poco probable que el político republicano cumpla semejante condena.
"Es uno de los días más tristes en la historia de nuestro país. ¡¡Somos una nación en declive!!", escribió Trump en la plataforma Truth Social minutos antes de abandonar su club de golf en Doral y dirigirse, escoltado por un convoy y varios helicópteros de la policía, a la corte federal. En un principio se barajaba la posibilidad de que el exmandatario entrase al edificio a través de un garaje para no ser visto, pero finalmente accedió y salió por la puerta principal.
Esta es la segunda vez en lo que va de año que el magnate comparece ante la Justicia. La primera fue en abril, en Nueva York, donde se enfrentó a cargos estatales por pagar a través de su abogado a la actriz porno Stormy Daniels para acallar una aventura extramatrimonial. Ese día se convirtió en el primer mandatario, retirado o en activo, de la historia de EEUU en ser imputado penalmente. En esta ocasión, también sentará precedente: será el primer exjefe de Estado y candidato presidencial en ser acusado de delitos federales.
Además, esta vez Trump no estuvo solo en el juzgado. Su leal asistente Walt Nauta, acusado también de cometer seis delitos federales en el caso de los papeles de Mar-a-Lago, también se declaró inocente de todos los cargos. No obstante, el juez Jonathan Goodman prohibió al expresidente hablar sin la presencia de un abogado de los papeles de Mar-a-Lago con Nauta, según informaron los periodistas que estaban dentro de la sala.
La acusación, inédita de por sí, se da además en un momento especialmente delicado para Trump: en pleno arranque de su campaña para las primarias republicanas que podrían volver a impulsarle hasta el Despacho Oval. Cómo no, el empresario y otros miembros del partido conservador (incluido Ron DeSantis, principal rival de Trump) han aprovechado los tempos para denunciar que la investigación penal es en realidad "una cacería de brujas" e incluso "un circo fabricado".
La acusación proviene del fiscal especial Jack Smith, que fue directamente designado por el secretario de Justicia, Merrick Garland. Tras una larga investigación y con el apoyo de un gran jurado, Smith ha imputado al político republicano con delitos tan graves como el de violar la Ley de Espionaje después de que se encontrasen en su residencia de verano un centenar de cajas con más de 13.000 papeles del Gobierno, incluidos unos 300 documentos clasificados. Como era de esperar, Trump no ha tardado en descalificar a Smith en Truth Social llamándole "matón" y acusándole de colocar pruebas falsas en el material incautado por el FBI.
A priori, el sistema judicial federal no permite hacer fotografías en la sala del tribunal y una orden judicial prohibía explícitamente a los periodistas entrar con dispositivos electrónicos, por lo que no se han podido ver imágenes de Trump sentado en el banquillo. Quizá por ello una de las abogadas de Trump, Alina Habba, se dirigió a los periodistas para explicar lo que estaba sucediendo dentro del juzgado.
"Trump está en una posición única en la que no necesita que le hagan una fotografía, obviamente", señaló en relación a la posibilidad de que se le abriese una ficha policial (con foto y huellas dactilares). "No hay riesgo de fuga; él es el principal candidato del Partido Republicano a la presidencia en este momento", explicó, antes denunciar, en un alegato tan feroz como inesperado, que se estaban "destruyendo los principios estadounidenses que han caracterizado a este país durante mucho tiempo".
Antes de coger el avión para dirigirse a Nueva Jersey y dar allí un discurso desde su club de golf en Bedminster, Donald Trump paró en Versailles in Little Havana, un popular restaurante cubano de la ciudad.
Tímidas protestas en Miami
Desde primera hora de la mañana, numerosos partidarios de Donald Trump se reunieron frente a los juzgados de Miami. Les había convocado el propio político republicano a través de Truth Social. "NOS VEMOS EN MIAMI EL MARTES", alentó. Sin embargo, lo que las autoridades temían que fuese un movimiento ingobernable acabó convirtiéndose en una concentración de "decenas" de manifestantes que se mezclaron con los numerosos periodistas que llevan días acampados en la puerta, según Reuters.
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Ya el lunes, las autoridades de Miami y del condado Miami-Dade pusieron en marcha un fuerte dispositivo orientado, primero a garantizar una llegada segura de Trump a la ciudad y después a evitar cualquier disturbio violento. El alcalde de Miami, Francis X. Suárez, anunció previamente que se cerrarían algunas calles circundantes al edificio de tribunales y oficinas federales, de acuerdo con Europa Press.
Asimismo, declaró que no había amenazas de ningún tipo y que la Policía Local tenía en cuenta la convocatoria de protestas de simpatizantes y opositores del expresidente, sobre las que defendió el derecho a la protesta, pero pidió que se desarrollasen de manera pacífica.