El nombre de Bob Woodward aparece bien arriba en todos los manuales de periodismo, es obligada referencia para cualquiera que ame el oficio. Más aún, Bob Woodward, junto a su colega Carl Bernstein, tiene guardado un lugar selecto en la historia de los defensores de la democracia: su investigación fue clave para desvelar el escándalo Watergate, que provocó la dimisión del presidente Nixon. Ahora, Woodward aparece en las aperturas de los noticiarios estadounidenses por volvérselas a ver con otro expresidente: Donald Trump le reclama 50 millones de dólares por publicar sin consentimiento los audios de sus entrevistas.
La demanda alega que tanto Woodward como la editorial (Simon & Schuster) y la empresa matriz de la misma, Paramount Global, "usurparon ilegalmente" los derechos de autor de Trump al publicar un audiolibro con horas de grabaciones.
"Este caso se centra en la usurpación, manipulación y explotación sistemáticas por parte del señor Woodward del audio del presidente Trump", según los abogados de Trump.
Los audios de los que hablan los abogados consisten en una veintena de entrevistas que Woodward realizó a Trump entre 2019 y 2020 para escribir un libro sobre sus años en la presidencia y que se tituló Rage (Rabia, Simon & Schuster, 2020).
La supuesta usurpación habría tenido lugar por el hecho de que las grabaciones de estas conversaciones fueron publicadas en octubre del año pasado —tan solo un mes después de la última entrevista y a falta de dos de las elecciones que ganó Biden—, en formato de audiolibro: The Trump Tapes (Las cintas de Trump, Simon & Schuster, 2022). Además, el Washington Post publicó un impactante adelanto con varios extractos.
Los audios son inquietantes y reveladores, tal y como puede comprobarse en el pódcast producido por EL ESPAÑOL que reproduce en castellano partes seleccionadas.
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Interrogado por Woodward, Trump habla de Richard Nixon, de Putin y de Kim Jong-un, pero también de la crisis del coronavirus o del asalto al Capitolio en enero de 2021. "En esas conversaciones está el espíritu del magnate, la magnanimidad del dictador, la megalomanía del pijo neoyorquino, la soberbia del autócrata, el alma de un hombre para quien la democracia es fin y medio, según convenga", describe el periodista Jorge Raya Pons.
50 millones de dólares
La demanda llega en un momento crucial para el futuro de Donald Trump: inmerso en la preparación de la campaña para postularse como candidato republicano a la presidencia del país. Además, justo cuando Meta le ha levantado el veto de sus redes sociales.
Los abogados de Trump han reconocido que este había dado su consentimiento para grabar las conversaciones "con el único propósito de un libro", pero que dicho permiso no se extendía a agruparlos para publicarlos.
Trump se quejó por primera vez en octubre, cuando se lanzó el audiolibro. Woodward, preguntado por este asunto en CNN, dijo que "nunca obtuvo su permiso para publicar estas cintas".
"Bueno, se hicieron voluntariamente, todo quedó registrado. Había usado algo de eso antes. Así que es presidente y... así que está ahí fuera. Y esto está ahí fuera a la décima potencia", añadió.
El equipo legal de Trump, por ello, ha reclamado 50 millones de dólares (más de 46 millones de euros), todo según las estimaciones calculadas, las cuales asumen que el audiolibro venderá dos millones de copias a un precio de descarga de 24,99 dólares (22,57 euros).
Woodward, periodista legendario
Entre 1972 y 1973, Bob Woodward y Carl Bernstein eran un par de jóvenes periodistas del Washington Post que, contra viento y marea, iniciaron una investigación a pesar de que parecía que no los llevaría a ningún lado.
Cuando el asunto se puso turbio por los hallazgos (la vinculación de Nixon con el robo en la sede del Partido Demócrata, la conexión entre este hecho y el comité de reelección del entonces presidente, los desvíos de dinero...), con el peligro que suponía contar principalmente con fuentes anónimas —y el papel destacado de Garganta Profunda—, Ben Bradlee, director del Post, decidió apoyar a sus periodistas.
La cobertura, esencial para destapar lo que estaba ocurriendo en la presidencia estadounidense y llevar el asunto a los tribunales, se convirtió en el escándalo político más famoso de la historia de Estados Unidos. De hecho, Nixon se vio obligado a dimitir en 1974, primer y único presidente del país norteamericano que lo ha hecho. En el libro Todos los hombres del presidente, Woodward y Bernstein detallan cómo fue aquella investigación y las presiones que sufrieron.
En la demanda de Trump se hace referencia al caso Watergate, ya que fue mencionado por el expresidente en una de las entrevistas: según Trump, su acercamiento a Ucrania buscando "ensuciar" a sus rivales por la presidencia fue algo "diminuto" en comparación con el Watergate.
"Pero, nada más atrapar a los ladrones del Watergate, Richard Nixon debería haber ido a la televisión y haber dicho: 'Yo soy el máximo jefe del Partido Republicano. Soy indirectamente responsable de esto. Lo siento. Me disculpo', y haber dimitido", le contestó Woodward, a lo que Tump le replicó: "Sí, Nixon debería haber hecho eso… Pero yo no debería haber hecho eso porque no hice nada malo".