La guerra civil en Siria vuelve a colarse en la debate doméstico de Estados Unidos y a complicar los planes de Donald Trump, que hace unos días había anunciado su intención de sacar en unos seis meses a las tropas norteamericanas de aquel conflicto. Ahora, un ataque con armas químicas registrado este sábado en un suburbio de Damasco, presuntamente cometido por el régimen de Bashar al-Assad, puede cambiar el curso de los acontecimientos en muchos sentidos, incluso ayudando colateralmente a mejorar la imagen pública del presidente, como ya ocurrió justo hace un año con una situación parecida.
La supuesta ofensiva con gas tóxico, cuyas duras imágenes circulan por las televisiones y webs estadounidenses, se habría producido el sábado en una zona controlada por rebeldes cerca de Damasco, en medio del asedio de las fuerzas del gobierno sirio. Según relatan medios como la CNN, con un corresponsal sobre el terreno, activistas de la oposición siria y personal médico calculan que habría al menos 40 personas muertas, mujeres y niños incluidos, aunque tanto las cifras como los hechos relatados aún no han sido confirmados independientemente.
De momento y a tenor de la reacción, Washington ha otorgado veracidad a las imágenes y se ha dado entre 24 y 48 horas para definir su respuesta a lo ocurrido en Siria este fin de semana, aunque ya se sabe que su intención es contar con el respaldo de sus aliados internacionales para cualquier movimiento. “Todas las opciones están sobre la mesa”, ha declarado este lunes ante la prensa el presidente.
Aunque Trump ya reaccionó este fin de semana a través de Twitter prometiendo que los culpables pagarían “un gran precio”, y acusando a Rusia e Irán de apoyar al régimen sirio y al “animal” de Assad, ha sido este lunes cuando la Casa Blanca ha tomado posiciones más claras. Para empezar, el magnate compareció ante los periodistas antes de reunirse con su gabinete para explicar que tomará una decisión en las próximas 24-48 horas sobre si habrá represalias como el año pasado, cuando ordenó el bombardeo de una base siria en respuesta a otro ataque con armas químicas atribuido al régimen.
Trump también ha decidido cancelar su visita en la Cumbre de las Américas este fin de semana. "El presidente permanecerá en EEUU para supervisar la respuesta y vigilar los acontecimientos globales", informaba este martes la Casa Blanca. El vicepresidente Mike Pence acudirá a la cumbre en lugar de Trump
Este lunes ha vuelto a insistir en esta posibilidad en un encuentro con el alto mando militar. Prometió responder "contundentemente" y dijo que tomará una decisión "esta noche o muy poco después" sobre cuál es esa represalia. "¿Cuándo lo haremos?, prefiero no decirlo porque no me gusta hablar sobre eso", subrayó Trump.
"Tenemos muchas opciones, en términos militares, y les haremos saber muy pronto (cuál escogemos), probablemente después de actuar", dijo Trump a los periodistas al reunirse en la Casa Blanca con altos cargos del Pentágono para hablar sobre Siria.
"No podemos dejar que esto ocurra en este mundo, especialmente cuando, gracias al poder de Estados Unidos, tenemos la capacidad de pararlo", recalcó el mandatario.
Trump dijo, además, que cada vez hay más "claridad" sobre quién estuvo detrás del presunto ataque químico. "Tenemos respuestas bastante buenas", agregó.
“Esto es un asunto de humanidad y no se puede permitir que suceda”, afirmó el comandante en jefe, que calificó las imágenes de las víctimas supuestamente gaseadas como “atroces”. Además, y esto es importante, no solo apuntó hacia Assad, sino también hacia sus aliados. “Si son los rusos, si es Siria, si es Irán, si están todos juntos, lo resolveremos”, aseveró.
Aquí el papel de Vladimir Putin es crucial. Las relaciones entre ambas potencias no pasan por su mejor momento después de la crisis diplomática generada por el caso del envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal en Inglaterra. Lo ocurrido en Siria no mejora las cosas. Este domingo Trump citaba con nombres y apellidos al líder ruso en el tuit con el que criticaba al régimen de Assad. Pero este lunes, en la rueda de prensa, ha ido a más y, preguntado sobre si Putin pudiera estar implicado, respondió que “puede ser”, y que en ese caso “pagará un precio, todo el mundo pagará”.
El secretario de Defensa Jim Mattis también ha hecho declaraciones a la prensa este lunes, no descartando ningún escenario, incluido el bombardeo aéreo del gobierno de Assad. “Lo primero que tenemos que ver es por qué las armas químicas todavía se usan en Siria, cuando Rusia era el garante de su eliminación”, añadió Mattis, antes de avanzar que está “trabajando con nuestros aliados y socios, de la OTAN a Qatar y otros lugares, para abordar este problema”. En este sentido, durante este fin de semana varios medios norteamericanos han informado de que EEUU había contactado con Francia para coordinar una posible respuesta.
Esta nueva postura de Washington contrasta con el cambio de rumbo que la pasada semana había anunciado el presidente, anunciando la pronta retirada de los 2.000 soldados estadounidenses desplazados a la zona. “Quiero salir”, proclamó Trump el martes pasado en la Casa Blanca. “Quiero traer a nuestras tropas a casa. (…) Es la hora”, dijo. Aquellas declaraciones, aunque estaban en sintonía con la postura defendida por el magnate desde hace meses, sorprendió a su cúpula militar al dar a entender que se cedería de forma inmediata el terreno al régimen sirio y a los gobiernos que lo sostienen, Moscú y Teherán.
De hecho, las críticas más duras le llegaron desde las filas republicanas. El senador John McCain ha relacionado este anuncio de “salida prematura de Siria” con el presunto ataque químico. “Assad y sus partidarios rusos e iraníes lo han escuchado, y envalentonado por la inacción estadounidense, Assad habría lanzado otro ataque químico. El presidente respondió decisivamente cuando Assad usó armas químicas el año pasado. Debería hacerlo nuevamente y demostrar que Assad pagará un precio por sus crímenes de guerra”, manifestó este político, habitualmente crítico con la Casa Blanca.
Bombardeo hace un año
La respuesta que Trump dio justo hace un año a otro ataque químico del régimen sirio, bombardeando una de sus bases en represalia, puede marcar el camino a Washington para este nuevo episodio en Siria. No obstante, aquella acción de castigo no ha evitado que un año después la situación se repita.
Aquí entra en juego la situación política actual que atraviesa el presidente y el Partido Republicano. Este 2018 es año electoral en EEUU y los conservadores llegarán a la cita legislativa de noviembre arrastrando varias derrotas en estados que se suponían favorables a Trump.
Por eso, la respuesta que dé su administración a esta nueva crisis puede ser vital para los conservadores y para el propio comandante en jefe. Hace un año, el bombardeo al régimen sirio le dio a Trump un impulso en las encuestas de opinión pública. Su nivel de desaprobación cayó hasta cerca del 51%, mientras el de aprobación escaló hasta el 42%, uno de los mejores niveles que ha tenido en este último año, según el barómetro de popularidad de FiveThirtyEight.
El Ejército, listo para atacar
Este desafío en política exterior llega justo el día en que se incorpora el nuevo asesor de seguridad nacional de Trump, John R. Bolton, un halcón que en el pasado instó a la acción militar contra los gobiernos en Irán y Corea del Norte para contrarrestar sus programas de armas nucleares, y que sigue siendo un firme defensor de la invasión de Irak en 2003.
Aunque Bolton no demandó a Obama hace cinco años que interviniera sobre el terreno en Siria, cuando se registró el primer uso de armas químicas por parte de Assad -muchos republicanos responsabilizan al expresidente de la situación actual por no haber actuado entonces-, sí que defendió el uso de la fuerza en 2017, cuando Trump ordenó bombardear una base.
Israel en el punto de mira
En cualquier caso, la primera acción de Occidente tras el ataque del sábado llegó durante la madrugada de este lunes, cuando se registraron bombardeos sobre una base militar siria en la provincia de Homs. Aunque inicialmente se responsabilizó a Washington, el inmediato desmentido del Pentágono ha llevado a Moscú y Damasco a culpar a Israel de estos ataques aéreos que habría costado la vida a 14 personas, entre los que habría soldados iraníes.
Con independencia de la decisión que finalmente tome EEUU, el Ejército cuenta con dos destructores equipados en el área de operaciones de la Sexta Flota, en el Mar Mediterráneo, listos para actuar. El año pasado la respuesta norteamericana consistió en 59 misiles crucero Tomahawk.