Senegal

Conocida como la "anomalía" o la "excepción" del Sahel, la coexistencia pacífica que Al Qaeda y el Estado Islámico (EI) mantenían desde 2015 en esa región de África saltó por los aires en 2019, una disputa reconocida este año.



La "excepción" o "la anomalía del Sahel" se basaba en que el Sahel era el único lugar del mundo donde ambos grupos yihadistas aún no se habían declarado la guerra. Pero mientras el mundo estaba preocupado por la Covid-19, el panorama en esta región cambió.



En el verano de 2019, ya hubo enfrentamientos entre ambas organizaciones en Malí y el norte de Burkina Faso, pero no fue hasta mayo de 2020, en el boletín semanal Al Naba del EI, que se admitió abiertamente la confrontación.



Los últimos datos registrados por el Proyecto de Datos de Ubicación y Eventos de Conflictos Armados (ACLED) indican que desde julio de 2019 se produjeron 113 confrontaciones entre Al Qaeda y el EI con un resultado de 608 muertes.



Según Héni Nsaibia, investigador del ACLED y fundador de la consultora de riesgo Menastream, "la coexistencia pacífica anterior ciertamente ha terminado y es poco probable que la relación vuelva al estado relativamente amistoso en que se encontraba".



Para Wassim Nasr, periodista de France 24 y experto en yihadismo, la confrontación es "total" y "no hay punto de retorno".

Fin de la coexistencia

Entre 2015 y 2019 hubo un cierto grado de coordinación entre los dos grupos, un momento en el que, según explica a Efe Nsar, "el combate aún no era ideológico".

Un miliciano en el Sahel.

EI en el Sahel

En marzo de 2015, Boko Haram emitió un comunicado en el que juró lealtad al Estado Islámico, que en 2016 apartó al líder de ese grupo yihadista nigeriano desde 2009 y nombró a otro, creando la facción de la Provincia del Estado Islámico en África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés).



Mientras tanto, en el Sahel, el EIGS declaró su afiliación al Estado Islámico en mayo de 2015, pero fueron ignorados hasta marzo de 2019, cuando sus fotos y vídeos comenzaron a publicarse a través de los medios oficiales del EI central.

Imagen de archivo de un agricultor en el Sahel.

Diferencias ideológicas

"La presión institucional del Estado Islámico central parece haber amplificado la animosidad y empujado al EIGS a adoptar un enfoque más polémico, como se refleja en la retórica de los mensajes públicos del ISIS en el boletín semanal Al Naba, que califica a los miembros del JNIM de milicias, apóstatas, perros guardianes argelinos y otras expresiones despectivas", cuenta Nsaibia.



En opinión de Nasr, mientras que el JNIM "hace política", como recientemente en el centro de Malí, donde son los mediadores en los conflictos intercomunitarios y "se posicionan como garantes de la paz social, reemplazan al Estado y la policía y hacen la justicia"; el Estado Islámico "quiere eliminar lo que existe y reemplazarlo".



El EIGS "llevó a cabo varios de los ataques más mortíferos contra las fuerzas del Estado jamás registrados en Burkina Faso, Malí y Níger durante el segundo semestre de 2019 y el primer trimestre de 2020, así como numerosas atrocidades masivas contra la población civil", advierte Nsaibia.



Por eso, aunque el JNIM continúa siendo el grupo más grande en número de combatientes, ritmo operativo y alcance geográfico, los militares franceses en la región consideran que el EIGS constituye la mayor amenaza a corto plazo.