El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, ha acusado este sábado a Pristina de ejercer el "terror" contra la minoría serbia de Kosovo y censuró la reacción de los países occidentales, condenando la violencia usada por las autoridades kosovares.
"La situación en Kosovo es difícil, el régimen albanés de Pristina lleva a cabo un verdadero terror contra nuestro pueblo y algunos se hacen los ingenuos. Me refiero a Occidente", expresó Vucic en un discurso en el congreso de su Partido Progresista de Serbia (SNS) que se celebra en la ciudad de Kragujevac, en el centro del país.
El presidente serbio se refería a las nuevas tensiones creadas por los disturbios surgidos en tres municipios del norte de Kosovo este viernes, cuando manifestantes serbios intentaron impedir el acceso a los ayuntamientos a los alcaldes albanokosovares elegidos en abril.
En una declaración conjunta, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos condenaron el uso de la violencia por parte de las autoridades kosovares para forzar la entrada de los alcaldes, bloqueados por los manifestantes serbokosovares, que no reconocen la autoridad de los ediles.
También dijeron estar "preocupados" por la decisión tomada en respuesta por Serbia de elevar el nivel de alerta de sus fuerzas armadas en la frontera con Kosovo y pidieron a todas las partes "la mayor contención" y que eviten "los discursos incendiarios".
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Vucic dio a entender que esta reacción occidental es hipócrita. Su único objetivo es "darnos una satisfacción para que nosotros nos reconciliemos con algo que sea una 'nueva realidad' aunque va en detrimento de los serbios y contradice los acuerdos logrados y las normas internacionales", dijo. "La resistencia de nuestro pueblo será cada vez mayor y será política", subrayó.
El mayor partido de los serbokosovares, la Lista Serbia (SL), pidió este sábado a Belgrado suspender el diálogo con Pristina hasta que la policía especial kosovar se retire del norte, donde se concentra la minoría serbia, que a su vez es la población mayoritaria en cuatro municipios de la zona.
Desde la norteña ciudad kosovar de Mitrovica, el líder de la SL, Goran Rakic, pidió a las autoridades serbias "suspender de inmediato cualquier participación de Belgrado en el diálogo con Pristina" hasta "la retirada de las unidades de la policía especial del norte y de las instalaciones municipales", según informó el portal Kosovo-online.
Rakic criticó a la misión KFOR de la OTAN por no haber protegido a los serbios de la violencia de la policía kosovar. Los serbios del norte de Kosovo no reconocen la autoridad de los nuevos alcaldes, elegidos en las elecciones de abril pasado en las que la participación fue de apenas el 3% debido al boicot de los políticos serbokosovares.
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Las elecciones fueron organizadas por Pristina después de que los representantes de los serbokosovares se retiraran el pasado noviembre de las instituciones de Kosovo para denunciar la discriminación que, aseguran, sufren por parte del Gobierno central.
Kosovo, antigua provincia serbia poblada por una gran mayoría de albaneses, proclamó en 2008 su independencia, que Serbia no reconoce. Ambos países negocian la normalización de sus relaciones sobre un nuevo plan de la Unión Europea, apoyado por Estados Unidos, en un proceso interrumpido con frecuencia por el estallido de tensiones.
Rusia se suma a las acusaciones
El Kremlin se alineó con el presidente serbio y este sábado ha culpado a Kosovo, Estados Unidos y la Unión Europea por la escalada de tensiones en los Balcanes. Desde Moscú declararon que observaban con preocupación los violentos enfrentamientos entre la policía kosovar y los manifestantes que se oponen a los alcaldes de etnia albanesa.
"Condenamos enérgicamente las medidas provocadoras de Pristina, que amenazan directamente la seguridad de toda la región de los Balcanes", apuntaba en un comunicado la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova.
"La responsabilidad de esto recae totalmente en Estados Unidos y la Unión Europea", anotaba, agregando que las críticas a Kosovo por parte de los "mediadores occidentales" llegaron demasiado tarde.
Serbia y Rusia, aliados tradicionales, no reconocen la independencia de Kosovo, y Moscú ha bloqueado la candidatura del país para convertirse en miembro de las Naciones Unidas. Serbia todavía considera a Kosovo parte de su territorio.