Andrew Tate, influencer de extrema derecha conocido por su discurso de odio y misoginia -recientemente amnistiado por Elon Musk en Twitter- ha sido detenido en Bucarest, Rumanía, con cargos de tráfico de personas, violación y pertenencia a organización criminal. Un tribunal rumano ha ordenado prorrogar durante 30 días su detención.
Una reciente provocación a la activista climática Greta Thunberg -en la que el exboxeador quedó en ridículo- ha sido una de las claves para el arresto. Los fiscales rumanos necesitaban pruebas de que Tate se encontraba en el país. Su tuit a Thunberg, en el que le pedía un correo electrónico para enviarle un listado con sus carísimos y muy contaminantes vehículos, los puso de nuevo sobre la pista. Tate terminó de 'entregarse' difundiendo una imagen en la que fumaba un puro y tomaba una pizza de una cadena de restautantes rumana. Dar con él era cuestión de horas.
Su hermano Tristan también ha sido llevado por los agentes, ambos investigados desde abril. "Parecen haber creado una organización criminal con el propósito de reclutar, albergar y explotar a mujeres obligándolas a generar contenido pornográfico destinado a ser visto en sitios web especializados y habrían ganado con ello importantes sumas de dinero", según los fiscales.
Quién es Andrew Tate
Tate tuvo una discreta carrera como kickboxer. Su fama se debe primero a participar en el Gran Hermano británico y más tarde y principalmente a ser una factoría de odio en redes sociales y plataformas de streaming, algo que para Musk, pieza clave también en este arresto al haberle devuelto su altavoz en Twitter, entra dentro de los márgenes de la libertad. Esa falta de escrúpulos ha sido su trampolín pero esta vez su peor enemigo.
Expulsado en su día de Twitter y también de Facebook, YouTube o TikTok, ha apoyado al agresor sexual Harvey Weinstein o abrazado las grandes teorías de la conspiración, por supuesto también en plena crisis mundial por la Covid-19, para negar toda evidencia científica u oponerse a las vacunas que han terminado por aplacar la pandemia. Llevaba un tiempo 'apartado' pero con la ayuda de Musk y su propia arrogancia ha vuelto su visibilidad y con ella su detención.
Ahora, sus 33 vehículos de alta gama o sus propiedades deben esperar. Habita en un calabozo en Bucarest a la espera de prestar declaración para defenderse de graves cargos. Los fiscales aseguran tener evidencias sólidas para que no vea la luz en largos años.